
Teléfono rojo
La muerte de Mario Vargas Llosa y la dictadura perfecta mexicana.
“Cuando no quieras que las cosas se publiquen, no las haga en público” le respondió Julio Scherer García a Mario Vargas Llosa, gran escritor peruano premio Nobel de Literatura, recientemente fallecido, después de haberle propinado un puñetazo en la cara al enorme escritor colombiano Gabriel García Márquez, también premio Nobel de Literatura, por un incidente personal ocurrido en Barcelona. Presenció el hecho el reportero Rafael Cardona y a quien Julio Scherer le ordenó escribir una crónica, a lo que Vargas Llosa se oponía.
Ese Mario Vargas Llosa que, durante el sexenio de Carlos Salinas de Gortari, en un encuentro de escritores organizado por Octavio Paz y la revista Vuelta y Televisa, dijo que «México es la dictadura perfecta y el PRI tiene medios sutiles para atraer a los intelectuales”.
En septiembre de 1990 se registró la salida del país de Mario Vargas Llosa después de la polémica generada tras decir que el PRI y México eran «la dictadura perfecta». Ello generó un desencuentro con Octavio Paz. Polémico en sus comentarios políticos, acérrimo rival de las dictaduras y gobiernos de la izquierda latinoamericanos, este enorme escritor peruano, autor entre otros libros: La ciudad y los Perros, Conversación en La Catedral, Pantaleón y las visitadoras, La tía Julia y el escribidor y La guerra del fin del mundo; fue catalogado por muchos como un hombre de “derecha”, cuando en realidad fue un demócrata.
Previo al triunfo electoral de Andrés Manuel López Obrador en 2018 con la coalición Juntos Haremos Historia, el novelista cuestionó si los mexicanos fuesen tan «insensatos» de votar por alguien así «teniendo el ejemplo de Venezuela enfrente».
En una entrevista con Carlos Loret de Mola el Nobel de Literatura refirió que el entonces presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, buscaba reformular la Constitución para perpetuarse en el poder: «Yo creo que se quiere reelegir, como todos los presidentes, que prácticamente quisieran ser reyes. López Obrador se quiere reelegir, sin ninguna duda. Pero espero que los mexicanos no se lo permitan», sostuvo.
Ahora que ya no está, recuerdo su novela Pantaleón y las visitadoras, publicada en mayo de 1973. Por ese trabajo, Vargas Llosa obtuvo el Premio Latinoamericano de Literatura de 1975.
La novela habla de un capitán del Ejército peruano, Pantaleón Pantoja, un militar altamente calificado, modelo, sin vicios y recientemente casado y que no tenía hijos, quien muy a su pesar, es comisionado por sus superiores en una misión para satisfacer las necesidades sexuales de un grupo de soldados destinados en la Amazonía Peruana.
Pantaleón desecha al principio la idea porque atenta contra la base de sus principios, sobre todo morales y religiosos, pero se ve obligado a realizarla. Decide sanear la zona y la base ya que estaban en muy mal estado, y no le dice nada a su esposa Francisca, ya que su misión es totalmente secreta.
El servicio que Pantaleón Pantoja pretende llevar a cabo se llama Servicio de Visitadoras para Guarniciones, Puestos de Frontera y Afines (SVGPFA), y consiste en llevar prostitutas («visitadoras») a los cuarteles, donde deben complacer a los soldados primero para luego extenderse a rangos superiores (servicios denominados «prestaciones»), siendo todo el asunto secreto. Entre dichas meretrices se encuentra una mujer muy seductora, Olga Arellano (apodada «La Brasileña»), con la que tuvo sexo a escondidas de su esposa y su jefe. Es así como con todo su talento para administrar, «Panta», como le llaman las visitadoras, organiza un servicio de prostitución para las bases del ejército que se convierte en la unidad más eficiente de la institución castrense.
Después de que «La Brasileña» es asesinada a manos de un grupo de nativos furibundos, Pantaleón se presenta en su entierro vestido de militar (haciendo público así al carácter del servicio y desvelando el secreto al que estaba obligado encubrir) con el objetivo de levantarle la moral a las trabajadoras. Por ello el SVGPFA recibe una serie de críticas internas y externas del Ejército, de forma que los superiores dan por finalizado el SVGPFA y lo envían a los Andes peruanos, cerca al lago Titicaca a hacer labores simples y sacrificadas como prepararles el desayuno a los militares y trabajar en la alfabetización de los lugareños. Pero, aun así, logra reconciliarse y vivir de nuevo con su esposa Francisca y su pequeña hija.
En su momento, el gobierno peruano pretendió evitar la publicación de la novela, pero Vargas Llosa adujo que él tenía 18 años, cuando ocurrió este hecho y que conoció a varios personajes de esta historia. Muy recomendable.
En otro asunto, las ministras del obradorismo, Yasmín Esquivel Mossa, Loretta Ortiz y Lenia Batres Guadarrama, andan desatadas y las tres dicen que quieren presidir la Corte, a pesar del repudio social. Loretta Ortiz Ahfl, candidata a ministra, afirmó que el próximo 1 de junio será quien más votos reciba durante la elección judicial, por lo que se convertirá en la presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).
A pesar de la recomendación del Instituto Nacional Electoral (INE) de que las tres soliciten licencia mientras dure el periodo de campañas, entre la toga y mítines, estas tres personas no han considerado viable apartarse temporalmente de sus funciones, lo que ha generado críticas sobre la imparcialidad que debe regir su actuar como integrantes del máximo tribunal del país, pero va a ser necesario que se vayan. O Morena, nuevamente las va a volver a apoyar, a pesar de que no obtengan los votos suficientes para ocupar dicho cargo. Veremos.