Poder y dinero
Mientras que el personal médico y de enfermería están llegando a un agotamiento físico y mental, ante el cúmulo de trabajo por el incremento del flujo de enfermos contagiosos por la pandemia del Covid 19, y el brutal incremento de precios en frutas y verduras que ya se comienzan a escasear, el gobierno federal mantiene una política de comunicación masiva contradictoria, confusa y el presidente Andrés Manuel López Obrador arremete nuevamente en contra de los medios de la comunicación que denuncian compras a sobreprecios a empresas propiedad de familiares de funcionarios de su gabinete.
López Obrador vuelve a caer en severas contradicciones, luego de que la asociación civil Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) señaló la presunta compra de ventiladores a sobreprecio a una empresa del hijo director general de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), Manuel Bartlett Díaz, Cyber Robotics Solutions, de León Manuel Bartlett Álvarez, y arremetió en contra del diario Reforma que lo publicó.
“Desde el inicio del Gobierno dije que no iba yo a tolerar ningún acto de corrupción, ni siquiera de mi familia, que sólo me hacía cargo de mi hijo Jesús Ernesto porque es menor de edad, de modo que quien sea acusado de actos de corrupción, de cualquier ilegalidad tiene que ser investigado, sancionado y no debe de permitirse la impunidad, no somos iguales a los gobiernos de antes.
A veces calienta, porque nos confunden, por ejemplo, el Reforma y otros medios que nunca denunciaron el saqueo que se llevó a cabo durante el gobierno de Salinas, ahora son paladines de la decencia y la honestidad, no somos iguales. Nosotros llegamos aquí para limpiar de corrupción el Gobierno, para desterrar la corrupción». ¿Será?
Manuel Bartlett Díaz se le involucró, cuando fue secretario de Gobernación en el sexenio de Miguel de la Madrid Hurtado, en el asesinato del periodista Manuel Buendía Téllez Girón, además de que en agosto del año pasado, una investigación periodística lo acusó de poseer una fortuna que ascendería a más de 800 millones de pesos en propiedades que obviamente desmintió, pero que se sepa la Secretaría de la Función Pública, ni la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda investigaron a profundidad.
Convertido en todólogo, López Obrador insiste en dar clases de periodismo y la semana pasada criticó la portada de la revista Proceso, que traía una fotografía de un cadáver en proceso de incineración. No hay día que no se justifique de que los conservadores le dejaron mal el país. No lo escuchado solidarizarse con los familiares de los periodistas asesinados por la delincuencia organizada ni tampoco solidarizarse con los centenares de periodistas que han perdido su empleo antes y durante la pandemia.
López Obrador no sólo ha tenido respuestas más que desafortunadas sobre algunos temas sensibles, sino que, insisto, se ha dedicado a justificar su incapacidad para atender los graves problemas nacionales acusando a los anteriores presidentes y a la corrupción, a insultar y a golpear a los periodistas críticos. No ha dicho cómo va a frenar el incremento en los precios de los alimentos básicos o ¿qué va hacer cuando los médicos, enfermeras y personal de apoyo hagan paros indefinidos porque además de que están agotados física y mentalmente por las agotadoras cargas de trabajo, ya están hartos de que no se les proporcione el material indispensable y básico para hacer su trabajo?
Después de que la secretaria del Trabajo y Previsión Social (STPS), Luisa María Alcalde Luján, informó que las cadenas de tiendas Coppel y Elektra no han cumplido con medidas sanitarias, se preguntó a AMLO si exhortará a Ricardo Salinas Pliego al respecto, y respondió que el objetivo del gobierno federal es convencer y persuadir, mas no imponer nada. Y a manera de justificación dijo que hace una semana el 13 por ciento de las empresas no habían cumplido con las disposiciones sanitarias y que ahora son solamente el seis por ciento las que no cumplen, por lo cual adujo está esperanzado de que la siguiente semana ya no exista ninguna empresa que incumpla con lo establecido en las medidas sanitarias.
«Todo tiene su explicación y no es censura, es nada más aclarar, informar, dar elementos para que nadie sea sorprendido. Los patrocinadores del Reforma eran los dueños del País, se sentían los todopoderosos, eran los que hacían los grandes negocios al amparo del poder público, eran los que no pagaban impuestos y ahora pues están molestos, inconformes», aseguró.
«Y no se detienen ni siquiera ante la tragedia, porque son tiempos en que deberían estar pensando en cómo ayudar para curar a enfermos, para salvar vidas, pero no, ellos andan en otra idea».
“No Somos Héroes”
Varios doctores han difundido en las redes sociales, diversas cartas en las que han expuesto que estamos “en una de las mayores crisis de salud de la humanidad y los médicos hemos sido llamados nuevamente para salvar a personas, vidas y enfermos, algunos hemos sido llamados a regresar de nuestro retiro. Les reitero a mis colegas: No aceptemos este discurso de que somos abnegados héroes. ¡Basta!
“Veo a los medios y al gobierno llamando a los médicos: “héroes”, superhumanos, hombres que no duermen y arriesgan su vida, genios ilustrados y hasta aplausos les brindan por la noche, etc. ¡Héroes pero en un infierno! Muchos profesionales de la salud han muerto en el mundo durante esta epidemia y nadie se pone a pensar que no somos soldados en una guerra, que somos padres y madres, que tenemos hijos, familias, que tenemos cuentas por pagar. No veo al gobierno becando a nuestros hijos ni nadie preocupado por nuestras deudas. Pero eso sí, todos quieren que nuestro trabajo sea gratuito y altruista.
Sufrimos ataques de nuestros derechos y prerrogativas por parte de políticos, directivos, empresas e incluso de otras profesiones que dicen que somos como ellos, aunque ellos nunca se ofrezcan al sacrificio de ningún tipo. No veo ningún homeópata en terapia intensiva luchando por la vida de un paciente o sí?
Entonces, ahora que los médicos estamos en primera línea sin máscaras, sin googles ni equipos de protección personal adecuados, sin gasas o cubrebocas, sin armas terapéuticas, sin ayuda, sin reactivos para detectar enfermedades, y que no se compran por mantener subsidios, becas y apoyos para votantes. Por eso no hay estudios diagnósticos suficientes en esta epidemia.