Abanico
LA PANDEMIA Y LA ECONOMÍA LXX…AMLO insiste en mantener su discurso de odio y la dualidad respecto a los resultados electorales; Se esperan más cambios en el gabinete.
En el ámbito de la filosofía y la teología, se conoce como la doctrina de la dualidad la que postula la existencia de dos principios independientes, antagónicos e irreductibles, que parten de esa diferenciación entre el bien y el mal. Podemos ver perfectamente esa dualidad a la que me refiero en uno de los personajes literarios más importantes de toda la historia. Al protagonista de la obra “El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde”, que en el año 1886 creó el escritor escocés Robert Louis Stevenson.
Eso le ocurre al presidente Andrés Manuel López Obrador, pues en un solo día, manifiesta que está contento con los resultados electorales e instantes después arremete en contra de los ciudadanos que votaron en contra de la cuarta transformación. Durante seis conferencias de prensa mañaneras consecutivas, ha mantenido su discurso de odio en contra de las clases medias de las principales ciudades del país –Ciudad de México, Guadalajara y Monterrey–, en donde se ubican los principales centros de estudios del país y donde su partido perdió el control de los principales ayuntamientos y congresos locales.
Desde hace tiempo, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) se pronunció en contra de los discursos de odio, el cual “constituye una amenaza para los valores democráticos, la estabilidad social y la paz”. Por ello, plantea poner “coto al discurso de odio también resulta crucial para impulsar el progreso en toda la agenda de las Naciones Unidas, dado que contribuye a prevenir los conflictos armados, los crímenes atroces y el terrorismo, poner fin a la violencia contra la mujer y otras violaciones graves de los derechos humanos, y promover sociedades pacíficas, inclusivas y justas. Hacer frente al discurso de odio no significa limitar la libertad de expresión ni prohibir su ejercicio, sino impedir que este tipo de discurso degenere en algo más peligroso, como la incitación a la discriminación, la hostilidad y la violencia, que están prohibidas por el derecho internacional.
Por ello, las Naciones Unidas deben hacerle frente en todo momento por una cuestión de principios. El silencio puede ser una señal de indiferencia al fanatismo y la intolerancia, incluso en los momentos en que la situación se agrava y las personas vulnerables se convierten en víctimas.
Sin embargo, pese al pronunciamiento de la ONU, López Obrador, insiste al igual que Claudia Sheinbaum, que ellos y sus gobiernos han sido “víctimas” de “campañas negras y guerra sucia” antes de los comicios los que influyeron en el ánimo de los votantes. Y hasta dejó entrever que acudiría ante la CNDH. A ello, habría que añadir la forma en que el Ejecutivo Federal descalifica las críticas de los medios de información internacionales.
Por ejemplo, ayer, cuando le preguntaron sobre un artículo del Nueva York Times sobre el peritaje sobre el accidente de la línea 12 del Metro sostuvo que “como todo lo tenían preparado para celebrar que nos había ido mal, pues se quedaron con ese guion, entonces hay que seguir informando hasta que se aclare y no haya manipulación, porque no sólo en México hay pasquines, hasta los periódicos más famosos actúan con falta de ética y manipulan, me refiero a los periódicos más famosos del mundo, para no estar pensando que sólo es en nuestro país, no, es un problema mundial la falta de ética en los medios informativos, el no actuar con apego a la verdad.
AMLO se equivoca constantemente e interpreta la cobertura como parte de una campaña internacional orquestada por sus supuestos adversarios, conservadores, neoliberales y poderes fácticos, que buscan, según su visión, desprestigiar a su gobierno y, peor aún, manchar la imagen de México en el extranjero. La realidad es mucho más sencilla: se efectuaron las elecciones y los medios internacionales hicieron un corte de caja para informar a sus lectores en el extranjero sobre la situación que guarda el país y lo que estuvo en juego en las elecciones: El país está dividido en dos. Nuevamente la dualidad.
Pero AMLO en vez de reconocer que la mitad de los mexicanos está en contra de su gobierno y de sus políticas públicas, no. Ataca, ofende, insulta. Se equivoca. Dice:
Ahora que enfrentamos la pandemia y que se produjo la crisis económica o se precipitó la crisis económica del modelo neoliberal ¿qué es lo que me pedían?, que se rescatara a los de arriba y optamos por apoyar de abajo hacia arriba, porque así debe ser, por humanismo, por justicia social, por seguridad, es de abajo hacia arriba. Nada de que, si llueve fuerte arriba, gotea abajo, no. Que se vayan muy lejos con ese cuento, ya esa política neoliberal no se aplica, no transita en nuestro país, está en la mente de los conservadores. Bueno, si se quisiera tener mayoría calificada, que son dos terceras partes, se podría lograr un acuerdo con una parte de legisladores del PRI o de cualquier otro partido, pero no se necesitan muchos para la reforma constitucional.
Me recordó mucho el 2006, de cuando hicimos un plantón después del fraude, porque pedíamos voto por voto, casilla por casilla, que nunca se concedió, y para que no hubiese violencia decidimos concentrarnos para que todos protestáramos de esa manera y no nos movilizáramos, porque se podía salir de cauce el movimiento y podía haber violencia, y nuestro movimiento siempre ha sido y seguirá siendo pacífico.
¿Usted le cree?
Cuando una reportera en una de las conferencias mañaneras le preguntó sobre el hecho de que la Fiscalía General de la República inició una investigación en contra de influencers, que justo el día de la elección, el mismo 6 de junio, emitieron mensajes en los que pedían o llamaban a votar por el Partido Verde, evadió el tema con un que ellos resuelvan” y ante la insistencia respondió que no era correcto, pero se salió por la tangente y se refirió a la “guerra sucia en la ciudad, de cómo les hablaban los del partido conservador de que no votaran porque se había originado este lamentable accidente, la desgracia del Metro, cómo utilizaron este lamentable accidente, esta desgracia con propósitos electorales, porque pues siempre han andado zopiloteando. Acuérdense de que no había afortunadamente fallecido nadie por la pandemia y dieron por muerto a un señor, esto Joaquín López-Dóriga, que afortunadamente vivió más tiempo, pero el sensacionalismo, el amarillismo, no, no, no, es lamentable la inmoralidad, la falta de ética de los medios convencionales de información en México, con honrosas excepciones, y lamentable el servilismo, el sometimiento al poder económico de los llamados intelectuales o, mejor dicho, de los intelectuales orgánicos, y todo porque vivían colmados de atenciones y de privilegios. Eran los hijos predilectos del régimen, dueños de medios de información, periodistas famosos, columnistas, intelectuales como Aguilar Camín, como Krauze, por décadas eran los jefes y causaron un daño tremendo porque cooptaron a la inteligencia o a la mayor parte de los escritores intelectuales, como sucedió en el porfiriato, que la intelectualidad y el periodismo estaban al servicio del régimen, en este caso al servicio del régimen y del poder económico. Afortunadamente están surgiendo jóvenes, gente nueva, escritores, pintores, periodistas, liberándose del grillete de la intelectualidad oficiosa y corrupta. Pero es importante y es bueno el debate sobre este asunto, porque ¿cómo dominaban?, con el control absoluto de los medios de comunicación. Ahora no pudieron, no les alcanzó, etc.
Y aunque dice e insiste en que “somos diferentes” y que está en contra de la corrupción, en Chalco y en Xochimilco, las huestes morenistas compraron los votos de los “votantes buenos” en 500 pesos y no condenó las cochinadas de sus socios “verdes”, que de verdes no tienen nada más que el color de los dólares. En fin. Cada día está peor. Y la culpa la tienen los conservadores…y los fifís…
Por cierto, dicen que habrá más cambios en el gabinete en esta misma semana. ¿Será?