El INE y la complicidad
LA PANDEMIA Y LA ECONOMÍA LXXIII…Lo que faltaba: López Obrador convertido en el gran censurador de la prensa
A finales de los setenta, un periodista mexicano, al que le había costado más de un año hacer gestiones para obtener una entrevista con el gobernante cubano Fidel Castro Ruz, obtuvo la autorización. Y en un lugar de La Habana, el periodista preguntó al líder de la revolución caribeña sobre los disidentes y escritores cubanos que habían sido reprimidos y estaban encarcelados. Furioso, Fidel Castro, contestó: “Yo también tengo derecho a preguntar y le dijo al reportero que por qué mejor no le preguntaba sobre el bloqueo económico de Estados Unidos, sobre la “guerra fría”, sobre por qué México no frenaba el tráfico de drogas hacía su vecino del norte, las acciones de solidaridad con los pueblos que luchan por la independencia y el progreso, y la profundización de la conciencia revolucionaria, internacionalista y comunista del pueblo. Y cuando el periodista mexicano quiso intervenir, Fidel Castro, le gritó autoritariamente: “No me interrumpa”. Entonces, el reportero volvió a la carga y le dijo: “Señor. Creo que no nos estamos entendiendo. El entrevistado es usted, no yo. Y yo no tengo respuestas ni soy el indicado para responder a sus preguntas y veo que tampoco usted, desea responder a mis preguntas. Así que mejor, le doy las gracias por haberme recibido. Y Fidel Castro se levantó y solamente respondió: “Estoy de acuerdo con usted”.
Esta anécdota, viene a cuento, porque el presidente Andrés Manuel López Obrador, como un distractor ante la ineficacia de su gobierno para afrontar los graves problemas nacionales, inauguró en su conferencia mañanera, la sección que ha titulado “Las mentiras de la semana”, un espacio dedicado a mostrar las notas de periodistas y comunicados en las redes sociales que le molestan porque considera que son falsas, poco contrastadas o que están “hechas de mala fe”. El Ejecutivo Federal ha acusado a distintos medios, de estar bajo las presiones de los poderes económicos y políticos y los ha comparado con los tiempos de Hitler, Pinochet y del golpista mexicano Victoriano Huerta. Los ha acusado además de “bajo nivel moral” y según su particular visión el país atraviesa “uno de los peores momentos del periodismo”.
El malestar del presidente con los medios de comunicación es una constante en sus conferencias mañaneras. “No sólo pasa en México, es una crisis mundial”, ha tratado de matizar. Solo se salvan, según él, “honrosas excepciones”. No los menciona, pero obviamente se trata de sus incondicionales. Y esta sección de críticas a los medios se hará una vez a la semana debido a que, asegura, “algunos se tragan todos estos platos de mentiras”. Otros ciudadanos, sin embargo, “han aprendido a leer el periódico, escuchar la radio, ver televisión e interactuar en redes sociales”.
Pero enjuiciar al mal periodismo desde el poder presidencial, evidenciar casi en legítima defensa el papel de las empresas multimedios, editores, jefes de información, escritores, columnistas, analistas, y conductores de programas de radio, televisión y ahora de redes sociales, requiere de una conducción que tenga reconocida autoridad y ausencia comprobada de filiación partidista, para así dar fuerza y legitimidad a lo que ahora se pretende.
Pero no. López Obrador presentó a Ana Elizabeth García Vilchis, quien será la encargada de la sección que se presentará todos los miércoles, la cual luego de ofrecer la semana pasada un discurso retórico similar al de su jefe, durante su exposición cometió muchas imprecisiones y dijo varias mentiras, además de que acusó a los periodistas Javier Tejado, Raymundo Riva Palacios, Héctor de Mauleón, Carlos Loret de Mola, Peniley Ramírez, Emilio Godoy, Salvador García Soto y Joaquín López-Dóriga de difundir información falsa, y aludió a los medios Univisión Noticias, Reforma, El País y El Universal, entre otros, de hacer los mismo.
Ana Elizabeth García Vilchis, que desde la semana pasada es directora de Redes de la Coordinación General de Comunicación Social y Vocería de Presidencia de la República, de acuerdo con el propio López Obrador, se ha desempeñado como coordinadora de contenidos web en La Jornada de Oriente. Es Antropóloga Social de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla. De acuerdo con información del Instituto Electoral del Estado de Puebla, Ana Elizabeth García Vilchis participó en las pasadas elecciones como candidata a diputada suplente en el Congreso de Puebla junto a Daniela Mier Bañuelos, hija del coordinador de Morena en la Cámara de Diputados, Ignacio Mier. Esta última ganó la curul por la vía plurinominal. Ella no es la persona idónea para sentar en el banquillo de los acusados a los medios. Así de simple.
Por ejemplo, la revista Forbes, envió un comunicado a la Presidencia de la República, en específico al área de Comunicación Social, en donde reclama lo siguiente:
“La Presidencia de la República representada por el Lic. Andrés Manuel López Obrador comete una imprecisión al intentar señalar y vincular este artículo informativo con su actual administración y además calificarlo como noticias falsas”.
La nota en cuestión expone que “el gobierno mexicano (de Enrique Peña Nieto) espió a periodistas y activistas disidentes a través de herramientas que fueron compradas a una firma israelí para perseguir a delincuentes, reveló una investigación realizada por diferentes organizaciones civiles”.
“La investigación –realizada por Artículo 19, R3D y Social Tic con asistencia del Citizen Lab de la Universidad de Toronto, Canadá– señala que a través de diversos ataques a dispositivos de los objetivos se instaló un programa maligno, el cual da acceso a todos los contenidos y funciones de los celulares infectados, como activar cámaras y micrófonos, acceder a mensajes, fotos, contactos, agendas y aplicaciones que transfieren la información en tiempo real mediante internet”, señaló.
“Entre los objetivos, destaca la investigación divulgada por el diario New York Times, se encuentran integrantes del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro-Juárez, Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO), Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad, Aristegui Noticias, y el periodista Carlos Loret de Mola”, abundó la nota de 2017.
También, la periodista Carmen Aristegui arremetió contra el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, por presentar la sección «Quién es quién en las mentiras de la semana» en sus conferencias matutinas.
Fue durante su espacio radiofónico que la periodista mencionó: «Este ejercicio del presidente de la República de poner en el banquillo y poner esto del ‘Quién es quién en las mentiras’, me parece un absoluto despropósito, un absoluto despropósito que se erija la presidencia de México en la poseedora de la verdad y que se atreva a hacer un ejercicio de esta naturaleza. Esto no significa para nada que los periodistas no seamos objetivo de críticas y de observación por parte de la sociedad en su conjunto’’, expresó Aristegui.
En cambio, López Obrador, esgrime: “Nada de mentiras, que haya en el periodismo ética, que el periodismo, que el noble oficio del periodismo sea un imperativo ético; además, que se asuma la responsabilidad de que se le debe respeto a la gente, que no se puede mentir impunemente”.
No obstante, que tiene bajo su poder a la agencia de noticias gubernamental Notimex –cuyos trabajadores sostienen una huelga desde hace muchos meses sin que hasta ahora se les haya hecho caso–, así como la red nacional de Radio y Televisión, entre ellos los canales 11, 14 y 22 de televisión, además del diario La Jornada, la empresa Argos de Epigmenio Ibarra, y varios portales particulares en las redes sociales, López Obrador, no hay día que no arremeta en contra de comunicadores, analistas, escritores y medios de la comunicación, en lugar de dedicarse a resolver los graves problemas nacionales como la pandemia, la inseguridad, el abasto de alimentos y medicamentos, generación de empleos y crecimiento económico y bienestar social, entre otros rubros. Lamentablemente ha creado un circo para descalificar a los medios y para ocultar los graves problemas que tiene el país y que su gobierno ha sido incapaz de resolver, creando cortinas de humo.
El periodismo se entiende como un servicio público que está al servicio de los lectores. Coincido con Carlos Ravelo que una de las cosas que tenemos que hacer los reporteros es cuestionar y retar no sólo a los que tienen el poder, sino de los que abusan del mismo. Nosotros, los medios de comunicación, debemos ser siempre contrapoder. Eso es algo que López Obrador no acaba de entender. Así como criticamos a todos los gobernantes, nos toca criticarlo a él. Siempre tenemos que estar al lado de la sociedad. Y a los reporteros nos avalan los hechos, las investigaciones y demostrarlo, con absoluta verdad. Sin inventos ni mentiras.
Los más importantes desafíos del país no están resueltos y diversos analistas nacionales e internacionales coinciden en que la economía vio su peor desplome en ocho décadas, y más de 1.1 millones de personas perdieron sus trabajos. El Banco de México pronosticó que el PIB se contrajo en un 9 por ciento en 2020. Sin embargo, el presidente cauteloso por la devastación financiera de la crisis Tequila de hace casi 25 años se ha negado a impulsar el gasto público. México ha dedicado solamente el 0,7% de su PIB a hacer frente a la crisis; en comparación, el estímulo fiscal en Estados Unidos y Alemania, por ejemplo, representó el 13 por ciento del PIB. Este año la expectativa de crecimiento no supera el 5 por ciento del propio PIB.
Las críticas sobre el manejo de la pandemia del coronavirus por parte de México están creciendo. El país entró al 2021 solamente superado por Estados Unidos, Brasil e India en el número de muertes causadas por el coronavirus, y la Organización Mundial de la Salud ha advertido que el país estaba “en baja forma” después de llegar a un pico en el número de casos y muertes por Covid-19, pero que puede haber u tercer rebrote, mientras que el responsable de la subsecretaría de Salud arremete en contra de los padres de los niños con cáncer que han protestado por el desabasto de medicamentos, problema que ha sido reconocido por el propio López Obrador.
La seguridad también se está deteriorando. Los homicidios en México en los últimos dos años han aumentado a sus niveles más altos en seis décadas. 2021 está en camino de establecer otro récord. Las protestas contra el feminicidio están creciendo en México, donde las mujeres en casi un 80 por ciento no se sienten seguras, de acuerdo con una encuesta. Y hay regiones del país, donde no han parado las matanzas.
El presidente López Obrador, pese a su retórica, ha obtenido pocas victorias tangibles en su empeño contra la corrupción, una parte central de su plataforma de campaña en 2018. Durante sus primeros dos años y medio en el cargo, ha ignorado múltiples denuncias en contra de varios de sus colaboradores en las áreas de Pemex, CFE y el sector Salud. Sostiene que la corrupción ya se acabó, pero eso es una mentira más dentro de su vocabulario.
Ayer, el periodista Jorge Ramos, de la cadena estadounidense Univisión regresó a la llamada “mañanera” de López Obrador y le planteó que sigue habiendo masacres en el país, como en Zacatecas o Aguililla, y recordó la violenta campaña electoral de los comicios de junio, en la que un centenar de políticos fueron asesinados. El presidente respondió que “ya no hay masacres” sino “enfrentamientos entre bandas” en los que no participa el Estado, además de que en la mayoría de los asesinatos de candidatos “se detuvo a los responsables”. También López Obrador rechazó que México sea el cuarto país del mundo con mayor número de muertes por la pandemia de Covid-19. Esgrimió que tenía “otros datos”. Ajá.
Y dice “no somos iguales”. Y sigue con su discurso de odio. Allá él.