Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
Ineptitud gubernamental para afrontar la tragedia en Acapulco y sus alrededores. Y las burdas justificaciones de López Obrador.
En este sexenio nuestro país ha vivido verdaderas tragedias, pasando por la pandemia, ecocidio de bosques y selvas y la destrucción ocasionada por diversos fenómenos naturales y con un gobierno nacional que no ha estado ni estará a la altura de las circunstancias y, como lo hemos visto, está encabezado por un tipo que además de nefasto y necio, es soberbio, insensible, mentiroso, majadero y cobarde.
La destrucción de Acapulco y todo sus alrededores que provocó el huracán “Otis” hace casi una semana, dejó sin hogar a casi dos millones y medio de personas y el caos generado por la misma devastación, más la incomunicación por los derrumbes y deslaves, electricidad y telecomunicaciones, así como la incapacidad de las autoridades municipales, estatales y federales que quedaron totalmente rebasadas por la magnitud de la desgracia, generaron saqueo a comercios, asaltos a mano armada, pillaje en casas y negocios, robo de la ayuda humanitaria, asesinatos, es decir, un caos total, al que se han sumado soldados, marinos y agentes de la guardia nacional, al igual que policías estatales y municipales que con sus armas de fuego intimidan a cualquiera.
En esta desgracia, para la población acapulqueña y de los municipios y pueblos aledaños, la misma alcaldesa del puerto, la morenista Abelina López Rodríguez, justificó los actos de rapiña que ella misma presenció, al igual que lo hizo también el propio Andrés Manuel López Obrador. Y mientras que la gente se queja de que no les llega la ayuda humanitaria, ni alimentos, agua y medicinas, los militares han puesto retenes en las carreteras y estuvieron confiscando toda la ayuda que llevaron los ciudadanos en sus vehículos particulares. Inclusive, les confiscaron sus joyas y dinero, lo que constituye un verdadero robo.
¿En cuánto tiempo se recuperará Acapulco y sus alrededores?… Es difícil saberlo con este tipo de gobierno. Vamos por partes. En primera, ya tuvimos la experiencia de la pandemia. Las medidas que adoptó, además de tardías, no impidieron que cerca de 800 mil mexicanos fallecieran. Se puede entender que en las primeras 72 horas, después del paso de huracán y la devastación que dejó, se pudiera vivir el caos absoluto. Un ejemplo, de ello es la presidenta municipal de Acapulco.
La alcaldesa de Acapulco, Abelina López Rodríguez, justificó los saqueos y los actos de rapiña en propiedad privada, comercios y casas, y dijo que no son robos, «sino cohesión social». Si bien muchos damnificados han sustraído alimentos, artículos de higiene y medicamentos de las tiendas y centros comerciales para sobrevivir los siguientes días, los mismos acapulqueños exhibieron a las personas que tomaron electrodomésticos, motocicletas, salas completas y otros objetos que no son de primera necesidad, lo que fue condenado en las redes sociales.
Al respecto, la morenista dijo: «Yo no le llamo robar, yo le llamo cohesión social, yo no le llamo robos. Quizá no es lo mismo cuando se tiene el estómago lleno al que no lo tiene lleno» y a manera de justificación aseguró que se está castigando a las personas que saquean artículos que no son para alimentarse. «Una cosa es tener hambre y otra es robar, y eso no se perdona, debemos mostrar nuestra cultura», detalló.
Sim embargo, dentro del caos imperante porque no se ha visto a la gobernadora actuar diligentemente, aunque la defienda su “padrino” López Obrador, las cifras de personas fallecidas y desaparecidas tras el impacto del huracán “Otis” en Guerrero difieren entre los gobiernos estatal y federal. Evelyn Salgado, gobernadora de Guerrero, informó que se tienen registrados, hasta el momento, 45 decesos y 47 personas sin localizar. El dato contrasta con lo reportado por la Coordinación Nacional de Protección Civil, dependencia que contabilizó 48 muertos: 43 en Acapulco y cinco en Coyuca de Benítez, además de 77 personas sin localizar.
En cuanto a Andrés Manuel López Obrador ha sido burdo y ridículo para afrontar la gravísima tragedia que viven miles de guerrerenses como consecuencia de la devastación que dejó el huracán. Desde haberse ido por carretera al día siguiente del paso del fenómeno meteorológico, donde quedó atascado en su vehículo y puso en un verdadero aprieto y ridículo a los mandos militares y navales, sin disponer de los recursos militares para poder hacer un recorrido y llegar a la zona devastada. Luego, haber dado la orden de detener toda la ayuda humanitaria que en las primeras horas trataron hacer llegar la población civil.
Y mientras que la gobernadora del estado de Guerrero, Evelyn Salgado, aparece en un video rodeada de morenistas con chalecos guindas organizando porras en favor de López Obrador y dándole las gracias por “su generosa ayuda”, los habitantes de ese estado han pedido la presencia de ella, no sólo para la entrega de alimentos, agua potable y medicamentos, sino para resolver los temas de vivienda y servicios básicos. En cuanto a los temas de empleo y reconstrucción ni hablar.
El secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval González, dio a conocer que personal de la Guardia Nacional, Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos atiende la seguridad de la región con 11,500 elementos desplegados en diferentes actividades como patrullajes nocturnos, establecimiento de filtros de seguridad y resguardo de estaciones gasolineras y diez centros comerciales. Adicionalmente acompañan cargamentos de víveres trasladados al centro de acopio Mundo Imperial. Indicó que la seguridad está recuperándose con la participación mayoritaria de la Guardia Nacional. Pero los habitantes de las zonas populares se quejan de la inseguridad y están organizando grupos de autodefensa ante la oleada criminal y los actos de rapiña.
Ese caos que se vive en Acapulco, en los municipios aledaños y en los pueblos y comunidades, va tardar mucho en resolverse pues las lentas acciones de gobierno y que muchas de las que se tratan de implementar tienen fines electorales, pues lamentablemente se ha demostrado que este gobierno es insensible al dolor humano.
Además, nuevamente López Obrador, como ha sido su costumbre, comenzó ya a justificarse y acusar a los “conservadores” de todas sus estupideces. Por ejemplo, López Obrador no dejó pasar la oportunidad de arremeter en contra de un ministro de la Suprema Corte que acudió a las carreras de Fórmula Uno, pero no dijo nada de que también acudió su hijo José Ramón. Es burdo e hipócrita. Ojalá y rinda cuentas, pues debe mucho al pueblo de México. Y más, cuando se ha tratado de tragedias.