Alfa omega/Jorge Herrera Valenzuela
López Obrador está muy irritable por los temas oscuros del financiamiento a sus anteriores campañas políticas.
Quienes lo conocen y lo visitan, no ven a López Obrador tranquilo. Se le nota molesto, irritable y preocupado. También lo perciben sus colaboradores. Cada día su lenguaje es más agresivo hacia quienes ve como adversarios, más crítico hacia los integrantes de su gabinete y más exigente para los dirigentes de su partido. Su continuidad de ninguna manera no está garantizada.
Y es que, en las últimas semanas, las acusaciones infundadas o no, de que durante sus anteriores campañas políticas recibió apoyos económicos de grupos ligados al narcotráfico, así como de supuestos turbios negocios y tráfico de influencia por parte de sus hijos durante esta administración, lo han puesto de muy mal humor.
El propio Andrés Manuel López Obrador recordó que hubo 170 millones de menciones a la frase “presidente narcotraficante”, aunque probablemente se refería al hashtag en X de @NarcoPresidente. Ese impresionante volumen de menciones lo quiso ironizar en su conferencia mañanera al señalar que en las próximas elecciones está en juego dos proyectos de nación: seguir la Cuarta Transformación o que regresen lo que él ha calificado como los “conservadores”, “los Corruptos”:
Y dijo a manera de pregunta:
“¿Quieres que continúe la transformación? …No, no, no quiero, porque pues ya no quiero tener un presidente como Andrés Manuel vinculado al narco… ¿No ven cuántos mensajes se difundieron sobre eso?… Millones.
Y agregó:
“Quiero un presidente obediente, al servicio de la DEA, un servidor afanosito de los potentados de México. Quiero a alguien que sea sensato y que no esté diciendo que no hay clases, cómo no, no somos iguales, el que no tiene nada es porque le ha ido mal, tiene mala suerte, no tiene buena fortuna. Además, ¡cómo vamos a ser todos iguales! ¿Cómo es eso que dice el presidente que no existen las razas, si yo soy de sangre azul, pertenezco a la moronga azul?… Entonces, hay oportunidad. ¡Cómo va a ser eso de que el que no transa no avanza! Y muchas cosas, hay mucha información. Entonces, la gente va a decidir. Por eso es muy importante la elección próxima. Yo le tengo mucha confianza a la gente, al pueblo de México. La verdad, la verdad, es excepcional, y ahora más porque se está empoderando, no sólo por cuestiones de que está sintiendo que se le toma en cuenta y que ellos deciden, y que son muy contentos, muy felices, si no hay algo que los llena de orgullo a los mexicanos: su origen, la dicha enorme que les produce el ser mexicanos, el pertenecer a uno de los países con más cultura en el mundo, formar parte de un país que es una potencia cultural, como pocos en el mundo. Eso es importante.
Al referirse al excanciller y académico Jorge Castañeda, del que dijo que cuando era joven quiso ser guerrillero y que fue uno de los que confabuló en aquella cena con Vicente Fox en contra de Fidel Castro para no encontrarse con el presidente George Bush con aquello de comes y te vas, y que apenas lo acusó de narco presidente:
Dijo López Obrador que Castañeda escribió:
“¿Le queda el monte de #narcopresidente a López Obrador? Por ahora es imposible afirmarlo, pero tampoco resulta factible rechazarlo. Narco presidente.
“Pues decirle a Jorge (Castañeda) que lo que estimo más importante en mi vida es mi honestidad y que tengo tranquila mi consciencia, y no me voy a rendir. Mientras esté como dirigente, como servidor público, voy a mantener mis ideales y mis principios en alto.
Y se auto elogia: “Y una lección importante para los jóvenes, es que para poder enfrentar a las mafias del poder se necesita ser honesto y tener autoridad moral. Cuando se tiene honestidad, cuando se actúa con rectitud, cuando se es consecuente, al mismo tiempo se es libre. Y es un gran placer la libertad, es algo sublime, es un gozo, llega a ser hasta arrogancia, la arrogancia de sentirse libres, pero eso tiene que ser cuando se actúa de manera consecuente, cuando se actúa como uno piensa; la incongruencia no ayuda.
Lo que es un hecho, es que este tipo de asuntos, en donde han salido a responder diversos ex colaboradores del propio López Obrador y han negado las supuestas aportaciones de los narcos, se sigue cuestionando la “honestidad valiente” del propio AMLO, como cuando se les grabó, en otrora, recibiendo “cash” del empresario argentino ligado a Rosario Robles, Carlos Ahumada, a René Bejarano y Carlos Imaz para las campañas del PRD. Bejarano era secretario particular de López Obrador en la jefatura del gobierno capitalino e Imaz dirigente del partido en la capital. Entonces, como ahora, López Obrador, se deslindó del hecho, como lo hizo cuando su también secretario de Finanzas, Gustavo Ponce, fue grabado en Las Vegas, apostando en un casino.
Tal vez por eso es enemigo de la transparencia y se viene confirmando poco a poco lo que la periodista Luz Elena Chávez denunció en su libro “El Rey del Cash”. Seguramente la oposición no quitará el dedo índice sobre los recursos que se estarán utilizando en las campañas políticas, pero, sobre todo, si las autoridades electorales serán capaces de frenar el despilfarro y podrán fiscalizar eficientemente que no sean desviados los recursos públicos para favorecer a los candidatos de Morena, que son una copia fiel del viejo PRI.
Lo que es un hecho, es que el gobierno de Estados Unidos, en voz de la asesora de Seguridad Territorial del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Liz Sherwood-Randall, comentó que la investigación de la DEA sobre presunto financiamiento del Cártel de Sinaloa a la campaña presidencial de AMLO de 2006, era un caso cerrado, no significa que el asunto no pueda ser reabierto en cualquier momento. No se sabe que han dicho los testigos protegidos y que pruebas aportaron. El asunto da para más.