Descomplicado
Las mentiras de AMLO
Las continuas y cotidianas mentiras de Andrés Manuel López Obrador en sus soliloquios mañaneros poco a poco se van desvaneciendo. Sostiene que es enemigo de la violencia y al condenar el atentado en contra de Donald Trump, dijo que la violencia “es irracional y no ayuda, no resuelve, no beneficia; al contrario, la violencia enrarece el ambiente político y produce miedo, desconfianza; además, es muy inhumana.
Y se mordió la lengua, cuando afirmó categórico ante los “periodistas” mañaneros que no lo cuestionan, sino que le aplauden: “Lo que pensamos que no debe de haber violencia en las contiendas, que tienen que ser los ciudadanos los que, de manera libre, en paz, decidan quién debe de gobernarlos”… y es que por arte de magia se le olvidaron los 34 candidatos de diversos partidos y coaliciones, muchos de ellos de Morena, que fueron asesinados por el crimen organizado y las madres buscadoras de sus familiares secuestrados, asesinados y sepultados en fosas clandestinas por parte de grupos criminales y que a lo largo de su sexenio, no las recibió ni atendió personalmente.
Sostuvo en su soliloquio que reprobaba el atentado en contra de Trump y que afortunadamente no se le asesinó porque hubiera generado “mucha incertidumbre en Estados Unidos y en el mundo, pues es algo aterrador y de mucho impacto, es una convulsión.
Pero más allá de sus cotidianas mentiras insiste en sostener en su pretendida reforma al poder judicial es “para limpiarlo de la corrupción, para que no dejen en libertad a presuntos delincuentes, tanto de la delincuencia, del crimen organizado, como a la delincuencia de cuello blanco, ese es el fondo.
Expuso además que los ministros, magistrados y jueces en funciones si no quieren someterse “al escrutinio público en un sistema político democrático pues ya desde antes hubiesen abandonado su cargo voluntariamente. Y no hay que tenerle miedo al pueblo, ni hay que tenerles miedo a las reformas, y no hay que aceptar chantajes. No pasa nada. El pueblo de México es muy responsable. ¿Y qué puede suceder si se hace una elección y el pueblo elige a los jueces, a la mitad de las mujeres, a la mitad de los hombres en un proceso democrático?
López Obrador insistió en que el artículo 127 establece que nadie pueda ganar más que el presidente de la República y que un ministro de la Suprema Corte gana 600 mil pesos mensuales, casi tres más que él y agregó con esa sorna que le caracteriza: “¡Cómo voy a ganar 600 mil pesos mensuales en un país con 50 millones de pobres! Y yo soy la justicia, yo encarno la justicia. Eso es una contradicción. ¡Ah!, pero encima de eso, la Constitución establece en el artículo 127 que nadie puede ganar más que el presidente. Y yo —con argucias legaloides—, que soy muy recto y que sostengo que la ley es la ley, gano cuatro veces más que el presidente y no me importa lo que diga la Constitución, eso es una gran deshonestidad, es un mal ejemplo.
Según él los ministros de la Suprema Corte en más de 30 años “no hay una sola acción que hayan tomado en favor del pueblo de México, la mayoría de sus resoluciones han sido para afectar al pueblo de México y para proteger y beneficiar y mantener los privilegios de una minoría rapaz”.
Y remató en su demagogia: “Y que lo decida el pueblo, que la gente decida quién debe de ser juez, quién debe de ser magistrado, quién debe de ser ministro. Y si con argucias y con concertaciones, y con corrupción, logran que no se lleve a cabo la reforma, pues va a ser muy lamentable, va a seguirse dañando a la sociedad; pero nosotros, aquí personalizo, en mi caso, dejo constancia de que no fui cómplice de esa decadencia que se está padeciendo en el Poder Judicial.
En otros temas, diversas organizaciones prestigiosas de egresados del Instituto Politécnico Nacional enviaron una carta a la presidente electa, Claudia Sheinbaum Pardo, solicitando su intervención para que sea destituido de la institución, el secretario de Servicios Administrativos del IPN, Javier Tapia Santoyo, a quien le han encontrado varios actos de corrupción y generado persecución acoso en contra de profesores, directores de escuela y personal administrativo sindicalizado. El Consejo Nacional de Egresados sostiene que el actual director general del IPN, Arturo Sandoval Reyes, ha permitido que el secretario del Servicios Administrativos “esté sepultando con actos de corrupción comprobados” el buen funcionamiento de la institución. Y ahora, dicen, que están apoyados por Mario Delgado, próximo secretario de Educación. ¿Será cierto? O habrá un cambio en toda la estructura institucional. Veremos.