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La llegada de Claudia Sheinbaum y la aparente despedida de AMLO
Desde el primer minuto de hoy — a sus 62 años–, Claudia Sheinbaum Pardo, es la primera presidenta de la República en toda la historia de México. Tiene dos hijos: Mariana y Rodrigo Imaz Sheinbaum. Ambos, fruto de su matrimonio con Carlos Imaz Gispert, con quien estuvo casada hasta el 2016. Ahora, está casada con Jesús María Tarriba Unger, con quien contrajo nupcias en noviembre del año pasado.
Sheinbaum Pardo es hija de Carlos Sheinbaum Yoselevitz y Annie Pardo Cemo. Carlos Sheinbaum fue un ingeniero y científico, mientras que Annie Pardo es una investigadora y académica. Ambos padres de Claudia tienen orígenes judíos; su padre tenía ascendencia judía lituana, mientras que su madre cuenta con ascendencia judía búlgara. Su padre, ingeniero químico, trabajó en una empresa de aceites para curtir pieles y falleció en 2013; su madre, Annie Pardo Cemo, es bioquímica y fue reconocida con el Premio Nacional de Ciencias 2022.
Al haber obtenido en los recientes comicios más de 33 millones de votos a su favor, la presidenta de México es egresada de la UNAM, donde cursó la licenciatura en Física, maestría y doctorado en Ingeniería en Energía por la Facultad de Ingeniería de la UNAM. Cuenta, además, con estudios en el extranjero: realizó una estancia académica en el Lawrence Berkeley National Laboratory, asociado a la Universidad de California en Berkeley. Además, fue alumna del premio Nobel de química en 1995, el mexicano Mario Molina-Pasquel Henríquez.
En la víspera de su toma de posesión, los obispos mexicanos emitieron un mensaje a la presidenta de los Estados Unidos Mexicanos en el que le expresaron sus mejores deseos tanto a ella como a todo su equipo de gobierno, quienes asumirán el control del país a partir del primer minuto de este primero de octubre.
En un comunicado, los obispos de México expresaron los sentimientos de esperanza que tienen al comienzo de este nuevo gobierno: “Creemos que, al llegar por primera vez a la Presidencia de la República una mujer, sabrá tener una gran sensibilidad y respeto impulsando todo aquello que redunde para el bien y el desarrollo social de todos los ciudadanos”.
La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) expresó además que se deben mejorar las condiciones de seguridad, pues los obispos aseguran que “nunca más deberá dominar el crimen organizado ni de la delincuencia en general. Nos parece que la realidad habla por sí misma y exige, de manera inmediata, políticas públicas que garanticen la seguridad ciudadana, superen la pobreza y la desigualdad, y promuevan la unidad nacional y la concordia entre todos”.
Añaden que “estas políticas deben ser impulsadas y garantizadas desde el gobierno de la República por el mandato constitucional que tiene y por las herramientas y los recursos con los que cuenta para lograr el propósito de la paz social”.
Ayer, Andrés Manuel López Obrador, realizó su última conferencia de prensa matutina, la mil 438. No informó que, de acuerdo con el registro de homicidios dolosos de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, del primero de diciembre de 2018 al 29 de septiembre de 2024, tiempo que duró su administración, las fiscalías estatales y federal han registrado 199,530 homicidios dolosos en México, ni mucho menos los miles de desaparecidos, así como el hecho de no haber recibido ni escuchado a las madres de éstos, ni tampoco a los trabajadores del Poder Judicial que tuvieron que romper los cercos de seguridad para gritarle e insultarlo.
Ni tampoco, que en su sexenio se instituyó la mentira, la farsa y la manipulación como ejes centrales de las políticas públicas. Y que los insultos, las agresiones, las amenazas y las descalificaciones a los verdaderos periodistas de los medios de comunicación masiva fueron el tono con el transcurrir del tiempo y que su frase de contar “con otros datos” para desmentir o tergiversar la realidad, quedarán atrás o al menos que Claudia Sheinbaum Pardo, siga los mismos pasos. Eso está por verse.
Deja un país dividido, con muchos simpatizantes dispuestos a atacar medios y periodistas, difamarlos, animar su linchamiento, dañar su reputación y restarles credibilidad. Para ello, él y su vocero crearon un ejército de seudo periodistas y youtuberos inventados por su maquinaria de propaganda, que se dedicaron a ser fundamentalmente gestores, lo ayudaron a evadir los asuntos más delicados del país y le sirvieron de lambiscones y lamebotas, además de que sirvieron para impulsar sus prolongados monólogos lleno de diatribas, insultos y descalificaciones contra empresarios, intelectuales, adversarios políticos y la prensa crítica. Así transcurrió el sexenio.
Ahora, deja el país sumido en la violencia, con una auténtica jauría que lo defiende y alaba en las redes sociales y que son beneficiarios de los llamados programas sociales. Ataques, en su mayor parte, de personajes anónimos y cobijados en el manto de una identidad común: su aparente fervor por la “4T”, y su odio febril por quien pueda sostener un punto de vista diferente al suyo. En fin.
En cuanto a la nueva presidenta, Esta quedó bien atada con una dirigencia nacional de Morena cien por ciento obradorista. Además, como coordinador de los senadores quedó Adán Augusto López Hernández, cercano de López Obrador; en la Cámara de Diputados no permitieron que Sheinbaum pusiera a Alfonso Ramírez Cuéllar y en su lugar quedó Ricardo Monreal Ávila. También, le impusieron medio gabinete, y en los gobiernos estatales quedaron firmes varios exponentes del obradorismo que se codean con el crimen organizado. Será por eso por lo que Claudia Sheinbaum Pardo, en la asamblea de Morena, pidió desterrar el nepotismo y la colusión con el crimen organizado. En la presidencia de Morena está una porrista de López Obrador, Luisa María Alcalde Luján; en la Secretaría General una ayudante de López Obrador, Carolina Rangel, y en la Secretaría de Organización un hijo de López Obrador.
En la Ciudad de México, a Claudia Sheinbaum le bajaron a su candidato, que ganó la encuesta de Morena, para entregársela a Clara Brugada, quien será la jefa de Gobierno gracias a la intervención de López Obrador. Y en Guerrero y Sinaloa, pues estas entidades son gobernadas por personas impresentables. En Guerrero, Evelyn Salgado, hija del exalcalde de Acapulco y ahora senador, Félix Salgado Macedonio, quien entregó el puerto a los narcotraficantes Beltrán Leyva, es la descripción exacta de lo que Sheinbaum llamó a rechazar. En Sinaloa, Rubén Rocha Moya, que además de sus vínculos y deudas con el Cártel de Sinaloa, es prepotente e inepto. En fin. Veremos qué pasa en los próximos días.