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Juego de ojos
Los dilemas y las mentiras de López Obrador
El Presidente Andrés Manuel López Obrador tiene todo el derecho de remover a los integrantes de su gabinete, independientemente de que en estos ocho meses haya o no tenido un buen desempeño. También, está en su derecho de establecer todos los programas y ajustes que considere pertinentes para que el país siga adelante y le vaya mejor. Por supuesto que cuenta con el apoyo de millones de mexicanos en que hay que acabar con la corrupción y si no acabar totalmente con ese fenómeno, porque es imposible, al menos abatirla a su mínima expresión.
Pero a lo que no tiene derecho es a manejar irresponsablemente las finanzas públicas, a regalar los recursos públicos a extranjeros, a mentir diariamente en sus conferencias de prensa mañaneras, pero sobre todo, a descalificar diariamente a sus críticos y todo lo que se ha hecho a lo largo de los años. Si él piensa que todo el pasado fue perverso y hay que derruirlo y que todo se tiene que empezar de nuevo, bajo la directriz indiscutible e incuestionable de un solo hombre, que a diario anuncia sus ideas, ocurrencias e imposiciones, sin el menos razonamiento y autocrítica, está equivocado.
Este personaje pretende que la nación entera siga sus designios, sin un solo dato técnico y financiero que sustente sus decisiones y la viabilidad de éstas. El retroceso político, económico, legal y democrático visto durante estos meses de gobierno, ya dan cuenta no sólo del daño severo a las finanzas públicas; a los programas que sí funcionaban en beneficio de la sociedad; a instituciones públicas fundamentales que mucho costó construir como es el caso de la Policía Federal.
En estos ocho meses al frente del gobierno de la república, como un topo, ha abierto muchos agujeros para arreglar la tubería o para cambiarla, pero el hecho es que allí está el atascadero y ni se ha reparado ni cambiado y las presiones sociales siguen creciendo y los sectores productivos están prácticamente paralizados. El país se siente torpe, lento, con incertidumbre sobre el futuro. El ánimo en muchos sectores de nuestra sociedad no es optimista, sino lo contrario de mucha preocupación y ante las perspectivas internacionales de que no habrá crecimiento económico y entraremos a una recesión, sale con su frase simplona e irresponsable de que “yo tengo otros datos…”
Un país como México no puede darse el lujo de perder el tiempo. El Presidente López Obrador es muy obstinado y no cede e insiste en que nada servía, todo estaba mal, podrido. Según él, hay que empezar de nuevo todo. Eso es una barbaridad y es muy temerario.
Hoy se ve que su gobierno se derrumba, que no construye. Un gobierno que pierde tiempo y que hace perder el tiempo a una nación. Es claro que México padecía corrupción e impunidad, mucho rezago y desigualdad. Es claro que México padecía mucho sufrimiento por todo, pero principalmente por el crecimiento inaudito de la violencia y las crecientes acciones delictivas.
Pero si tanto le importaran a López Obrador estos rezagos, resulta imperdonable la inmensa pérdida de tiempo que a diario dedica su gobierno a la inútil confrontación, a la diatriba y a la distracción mediática. A un Presidente que dice mentiras diariamente y le falta seriedad en la toma de decisiones.
Vuelvo a insistir. El dilema del gobierno de Andrés Manuel López Obrador es que en los casi ocho meses que lleva al frente de la Presidencia de la República ha llevado muchos cambios que lo confrontan con amplios sectores de la sociedad y no se ven visos de solución al menos en el corto y mediano plazo.
Dichos cambios, muchos de los cuales no han sido debidamente justificados, como son los despidos masivos de burócratas o el cierre de las estancias infantiles, han llevado a confrontar en tribunales y juzgados una intensa lluvia de amparos interpuestos por los miles de afectados, los cuales han sido de antemano descalificados por los personeros del gobierno federal, en lugar de combatirlos por la vía jurídica, justificando y razonando los motivos de las medidas asumidas por la nueva administración. Pero no. La descalificación y el vituperio ha sido la respuesta.
Por otra parte, la Suprema Corte de Justicia de la Nación, los tribunales federales y del fuero común ya salieron de vacaciones y se espera que a partir de agosto próximo, en el Poder Judicial de la Federación se resuelvan los miles de amparos de burócratas que fueron despedidos injustificadamente.
En este primero semestre del año, el pleno de ministros emitió importantes resoluciones como fue que ante la inactividad del Congreso Federal o los Congresos de los Estados para expedir una norma de carácter general que esté ordenada por la Constitución, procede el juicio de amparo con lo cual se amplía de manera muy importante la protección de los derechos humanos de todas las personas de nuestro país.
También, invalidaron diversas disposiciones de la Constitución Política de la Ciudad de México, que afectaban la independencia y autonomía del Poder Judicial local dejando en claro que de conformidad con el principio de separación de poderes el Poder Judicial no puede estar subordinado al Poder Legislativo.
Otro de los asuntos que resolvió el Pleno fueron las impugnaciones que se hicieron valer en contra de la Ley Federal de Remuneraciones de los Servidores Públicos, en las que invalidó algunas fracciones de los artículos 6 y 7 de dicha ley por estimar que permiten el establecimiento discrecional de remuneraciones, motivo por el cual se ordenó al Congreso de la Unión que durante el próximo período ordinario de sesiones legisle sobre las partes invalidadas de estos preceptos.