Masonería y catolicismo, nuevamente en la encrucijada
El primer informe de AMLO y todos los pendientes
No hay plazo que no se cumpla y el próximo fin de semana Andrés Manuel López Obrador enviará un mensaje al país, con motivo de su primer Informe de gobierno que enviará al Congreso de la Unión. La situación económica es muy apremiante, pues en su primer año de gobierno no habrá crecimiento económico.
Si la inflación es baja y la capacidad adquisitiva del salario aumentó, una buena parte de la explicación es que hay mucho menos consumo.
Es inaudito que ahora López Obrador su ufane de que crecieron como nunca las remesas que mandan los paisanos que trabajan en los Estados Unidos y Canadá, cosa que en su lenguaje era, hasta antes de ser presidente de la República, motivo de vergüenza nacional.
El campo está parado, cayó la creación de empleos drásticamente en cerca del 60 por ciento en este semestre, las inversiones en la industria energética se detuvieron, entre otros motivos, porque la actual administración, decidió no respetar y se impugnan los contratos firmados por el Estado mexicano con las empresas y ahora tenemos demandas ante organismos internacionales y varios gasoductos parados –- muchos de ellos ya terminados– porque al Presidente no le gustan unas cláusulas suscritas en la anterior administración y por ello Canadá y Estados Unidos no firman el nuevo Tratado de Libre Comercio.
Los mexicanos esperamos que nos informe por qué razón no hay abasto de medicamentos en los hospitales, por qué hay tanta inconformidad en el magisterio con el “nuevo” plan de estudios implementado, cuáles fueron las razones para quitar la evaluación magisterial que afecta los asensos en la carrera magisterial.
También, nos deben informar cuántos burócratas han sido despedidos o corridos y cuántos empleados de confianza han sido contratados; cómo va al proceso de desintegración de la Policía Federal; cuántos de éstos se han incorporado a la Guardia Nacional y si sigue operando el Centro de Inteligencia que se tiene en la avenida Constituyentes y que le costó a la nación varios cientos de millones de dólares.
El hecho de que se tenga un cero crecimiento en la economía, aunque el presidente López Obrador diga y jure que tiene otros datos, va a la par con el violento clima de inseguridad que se percibe en todo el país y en el cual sus colaboradores han mostrado una absoluta incapacidad para poder frenar las elevadas tasas de robos, homicidios y feminicidios.
AMLO tiene que informar cuántas bandas de huachicoleros han sido desmanteladas, cuántos litros de combustibles han sido recuperados, cuántas tomas clandestinas han sido encontradas y cerradas, cuántos empleados y ex empleados de Pemex han sido detenidos y procesados, cuántas gasolineras han sido confiscadas, cuántos camiones pipas, cuentas bancarias, etc.. También si ya llegó a un arreglo a Estados Unidos para frenar el flujo de armas, balas y granadas de fragmentación que están en manos de grupos delincuenciales.
No hay estrategia para crecer ni para bajar la inseguridad. Puras ocurrencias. El propio Estado de Derecho está siendo vulnerado desde el Ejecutivo federal.
El Presidente debe ser más autocrítico, ser menos necio, tiene que rectificar y dejarse ayudar por personas más capaces, pues de lo contrario va a hundir al país. La debilidad económica va a coincidir con una desaceleración económica mundial, que ya se manifiesta en China, Gran Bretaña, Italia, Alemania. Muy pronto llegará a Estados Unidos y las consecuencias para México serán de pronóstico reservado, de acuerdo a estimaciones de los organismos internacionales.
Además, si ya hará los cambios pertinentes en su gabinete. Y si tratará de imponer alguno de sus incondicionales en la Comisión Nacional de Derechos Humanos, pues como se ha visto Luis Raúl González Pérez, que en unos meses terminará con su gestión, no ha sido de su agrado y lo ha atacado e insultado impunemente como lo ha hecho con varios periodistas críticos.
Considero que los mexicanos debemos saber porque el campo está prácticamente abandonado, cuáles fueron los motivos para no entregarles a tiempo los fertilizantes a los campesinos y agricultores, por qué cada vez consumimos más alimentos importados, por qué todos los cultivos de aguacate y limón de Michoacán están controlados por bandas delincuenciales que a veces pagan a 25 pesos el kilo de aguacate y aquí en la ciudad se vende hasta 90 pesos. Esa ganancia no llega a los productores, se queda en manos de los intermediarios. En el limón igual.
El dilema del gobierno de Andrés Manuel López Obrador es que en su primer año de administración ha llevado muchos cambios que lo confrontan con amplios sectores de la sociedad. Dichos cambios, muchos de los cuales no han sido debidamente justificados, como son los despidos masivos de burócratas o el cierre de las estancias infantiles, han llevado a confrontar en tribunales y juzgados una intensa lluvia de amparos interpuestos por los miles de afectados, los cuales han sido de antemano descalificados por los personeros del gobierno federal, en lugar de combatirlos por la vía jurídica, justificando y razonando los motivos de las medidas asumidas por la nueva administración. Pero no. La descalificación y el vituperio ha sido la respuesta.
Coincido con que el dilema del México lopezobradorista es sencillo de plantear: o construye un nuevo modelo de desarrollo para crecer y repartir o se ahoga en un modelo populista de dinero regalado que no modificará la estructura de la desigualdad, no podrá crecer más de 2.5 por ciento y no cumplirá con sus metas de justicia social.