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CIUDAD DE MÉXICO, 6 de abril de 2019.- Con una charrasca, pinzas de punta y corte y alambre de cobre, Marco Antonio Reyes, originario del barrio de San José, elabora de manera artesanal la corona de espinas desde hace 6 años para el Cristo de Iztapalapa, y al realizarla le rinde un homenaje a su padre Teodoro Narciso Reyes, quien le trasmitió los conocimientos que por 23 años consecutivos crearon la Corona del Nazareno.
Antes de iniciar la elaboración de la corona para la Pasión de Cristo, Marco Antonio hace una oración al Señor de la Cuevita pidiéndole permiso y sabiduría de hacerla, y a su padre le pide que le ayude y le guié con sus manos para realizarla.
Además, el artesano no cobra su trabajo y obsequia la corona al Cristo de Iztapalapa como parte de la tradición que va de generación en generación en esta alcaldía de la Ciudad de México.
Año con año cada quinto viernes de cuaresma se corta la vara de huizache en el estado de Morelos, la cual se deja secar dos días para que se caiga la hoja que trae, posteriormente se limpia la vara y se deja en agua por dos días.
Después se empieza a tejer la corona y finalmente en 4 horas queda terminada la corona de espinas, la cual, recuerda Marco Reyes, con el transcurso de los años la espina cada vez es más corta, delgada y menos blanca, por lo cual no da la misma impresión como en años anteriores; recuerda que llegó a ver espinas hasta de 12 centímetros de largo y la que portará Tony Reyes en esta 176 representación será de 6 a 8 centímetros de largo con 8 hilos de vara de huizache.
Dentro de las anécdotas que enorgullecen a la familia Reyes, se encuentra que elaboraron una corona de espinas que trascendió fronteras.
Por el año 2012, a través de una invitación de Praga, se envió una corona de espinas a una exposición y “las personas se acercaban creyendo que era la corona que había portado Cristo e incluso la gente cortaba las espinas y se las empezó a llevar hasta que pusieron un letrero de no tocar” y otra por parte del COSSIAC (Comité Organizador de Semana Santa A.C.) fue regalada al Papa Francisco vía el cardenal Norberto Rivera.