Lamenta PAN en San Lázaro que presupuesto 2025 se destine a deuda
Marypaz Monroy Villamares
CIUDAD DE MÉXICO, 14 de noviembre (Quadratín México).- Abuso fiscal, incapacidad para la formulación de proyectos y actos de corrupción, así como “prácticas indeseables que no se han querido erradicar” al interior de Petróleos Mexicanos (Pemex), tienen secuestrada a la industria petrolera en México, afirmó Roberto Ortega Lomelín.
Al presentar su obra “El Petróleo en México, una industria secuestrada”, aseveró que los intereses, la deficiencia, los cotos de poder y las políticas internas en Pemex han limitado su competitividad.
Ortega Lomelín, quien fuera de 2007 a 2009 coordinador ejecutivo de la Dirección General de la paraestatal, refirió que la sobre regulación “monstruosa” de Pemex, tiene más de dos mil normas de operación y administrativas, entre otras, derivan en su inmovilización y corrupción.
Por lo que ante la gran cantidad de normas que rigen a la empresa, urgió a una reforma, toda vez que Petróleos Mexicanos es rehén de múltiples regulaciones, intereses, dogmas, privilegios e ineficiencias.
Aseguró que esos fenómenos no le permiten aprovechar oportunidades para concretar su expansión; por el contrario, dijo, lo sumen en un estado crítico que lo inmoviliza y lo imposibilita para lograr una maximización petrolera en beneficio de los mexicanos.
Mencionó que la interferencia gubernamental, y el uso político que se le da, son otros elementos que merman su funcionalidad.
Respecto a que si el sindicato también tiene secuestrada a la industria petrolera, Ortega Lomelín refirió que algunas condiciones inflexibles de trabajo “si han obstaculizado algunos aspectos, pero no es el factor fundamental”.
“El sindicato tiene mucho que hacer para poder entrar en una relación de Pemex más productiva y revisarse algunas cuestiones del Contrato Colectivo en aras de tener más productividad”.
La agrupación gremial, indicó, tiene un papel fundamental para el fortalecimiento de la industria, ya que participa en el Consejo de Administración, es titular del Contrato Colectivo y su líder está en el Senado, “ya que en la medida que le vaya bien a Pemex, como titulares del Contrato, a ellos también les va a ir bien”.
Roberto Ortega propuso excluir a Pemex del Presupuesto de Egresos para evitar los topes de gasto y las regulaciones que vienen aparejadas con éste, para que se pueda manejar como una empresa.
Esto, dijo no quiere decir que no esté sujeta a rendición de cuentas y a controles, lo que se quiere es que no se le limite en lo que es su gasto.
La privatización no es una opción para el desarrollo de Pemex, por el contrario, dijo que es necesaria una visión uniforme que lleve a una reforma integral entre gobierno, secretarías y todos los actores.
Para fortalecer a la paraestatal se requiere, explicó, de una reforma constitucional para que funcione como una verdadera empresa y tenga capacidad de asociación pública y privada, sin dejar de lado el control estatal.
Pues, de no hacer una nueva arquitectura a Petróleos Mexicanos, esta seguirá sumida en su inmovilización que la llevará a una disminución en la producción.
Sobre el futuro de la paraestatal con el nuevo gobierno, señaló que éste es promisorio, pues se ha visto que el presidente quiere fortalecer a Pemex y una reforma más integral.
“Lo que él ha dicho es que se mantiene la propiedad de los hidrocarburos, pero si se quiere una mayor apertura para la participación del sector privado”.
El también investigador visitante de las universidades de Oxford y Complutense, destacó que en su libro que hay un consenso generalizado sobre el deterioro operativo, financiero, tecnológico y de los recursos humanos de Pemex.
En su obra, que examina el contexto, el proceso y el contenido de la reforma energética del 2008, se precisa que el deterioro de la empresa se traduce en la declinación de la producción y la disminución de las reservas probadas.
Así como en las bajas tasas de restitución de reservas y las crecientes importaciones de gas, gasolinas y productos petroquímicos.
Entre las propuestas que el autor da para transformar a Pemex en una verdadera empresa del Estado, menciona que se debe dar un nuevo tratamiento legal como empresa productiva de control estatal y no como un organismo descentralizado.
Así como la capacidad para asociarse y llevar a cabo proyectos que convengan a lo largo de la cadena de valor, para potenciar su expansión y multiplicar sus capacidades técnicas, de recursos humanos y financieras.
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