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Escenario político
333 diputados era la cifra mágica, para aprobar la Reforma Eléctrica. Los diputados afines al presidente sólo reunían 275, porque por la mañana se les iba uno, que les robaba desde Nuevo León la bancada de MC; les faltaban 57, matemáticamente imposible. Esta discusión, pausada, empezó el lunes y antes de que comenzara, se le dio una prórroga, los grupos parlamentarios opositores ya estaban listos para un martes largo, incluso con cobijas porque no es cosa nueva pasar una, tres o cinco malas noches en este recinto. Regresaron el sábado, pasaron una velada -que no pijamada- porque esas reuniones son animadas y la de los diputados, silenciosas, incluso introspectivas.
La discusión empezó tarde y con multitudes afuera del recinto, gritos de “traidores”, foro para aplaudidores, en el pleno la mayoría no terminaba por decidirse, quería que Margarita Zavala y Edna Díaz fueran expulsadas por presunto conflicto de interés, pero ningún diputado puede ser retirado de su curul, bajo ninguna acusación, es el fuero. Les exhortaron a que no discutieran la ley, que ellas mismas se excusaran, pero ¿de qué? Por supuesto, dijeron “no”.
Luego de muchas horas inició la discusión. En el llamado “corralito” donde se contiene a la prensa, se amontonaban Youtubers, y medios independientes que están a favor del régimen, convivían con medios convencionales y con la prensa más crítica al gobierno, nadie se pelea, todos vienen a trabajar, pero son muchos, se abre el corralito que tradicionalmente era usado por asesores, pero que por el covid había estado clausurado, da exactamente frente a la bancada de morena, la prensa se separa, tienen más espacio, pero cada quien escoge su corralito.
Continúa la discusión, acusaciones mutuas, gritos, tomas pacíficas de tribuna mientras posicionan los partidos. Noroña pregunta ¿Dónde está el pueblo que respalda a los que votarán en contra de la reforma?, ¿será que es necesario una guerra de acarreos? Propone nacionalizar todo, ¿la discusión se convierte en una guerra de ocurrencias?
La coalición Va por México sube una y otra vez unida, Alejandro Moreno del PRI les grita: “No pasarán”. Lo que si pasa son las horas, los ánimos se calientan, hay diputados que huyen a sus oficinas a buscar algo que comer o que cenar, pero los ánimos no ceden, cada cierto tiempo cada posición toma una esquina del recinto, los adjetivos van desde “traidores” hasta “asesinos”, del “¡No pasarán!” al “¡Quieren llorar, quieren llorar!”
Poco después de las once de la noche, Morena y aliados, ya muy desgastados, se rinden, aceptan que ya se vote, saben que no van a ganar, aunque prolonguen hasta el infinito, la votación no alcanza la cifra mágica. ¿Quién ganó? La polarización, los adjetivos y la bravuconería; ¿Quién perdió? La negociación y la práctica parlamentaria. Nos hace falta una tregua, un gran acuerdo nacional, porque los mexicanos vamos primero. Y no parece.