Completará NFL recalentado en Netflix
Bueno, valentía es un decir, porque lo que hizo Padilla a su segundo de la tarde, al cuajarle tandas sonoras de derechazos, las primeras de rodillas, para continuar como pieza de ópera in crescendo, con chicuelinas coloridas y cambios de mano, pero sobre todo con pases y desplantes replegados frente a la testa del astado que embiste, aprieta y avienta, eso cualquier mortal detrás de barreras lo definiría como sobredosis de..blanquillos.
Este jerezano enjuto, tan poco ortodoxo en sus formas que acaba incomodando a las buenas conciencias que creen que sólo aprecian arte cuando viene firmado por apellidos pomposos, de allende el Atlántico, como los Morantes o los Ponces, decíamos que armó la grande y en una señora faena de temple, entrega y valor despachó quizá al astado con más fuerza y embestida de la tarde y, a contrapelo de la actitud regateadora del juez de plaza, salió con dos apéndices, en una tarde redonda.
En su segunda presentación en este serial en el coso de Insurgentes, el pirata de los ruedos, no regatea al mostrarse como un espada completo y renovado. Ya sea en banderillas, con el percal o la muleta, con desdenes que dejan sin aliento al respetable al colocar el codo sobre la testa de su enemigo o porque se desarma y pone de rodillas a metros del animal, al que de paso grita, “eh, ah, aquí estoy”¡ todo eso es Padilla.
La corrida de este domingo, la previa a la del aniversario 67 de la México que se realizará el martes 5 a las 20 horas, tuvo como marco una escasa entrada, que ya lo dije pone en evidencia a esa pésima afición llamada villamelona, a la caza siempre de carteles de relumbrón, así como el cierre de filas de los taurinos de corazón que una vez más, y al inicio de la corrida, le dijeron “Sí”, a la fiesta taurina, amenazada ahora de manera velada por reformas legales que amagan con cárcel a quienes infrinjan castigo a los animales.
Quien sigue mal y de malas es, sin duda, Arturo Macías, El Cejas, quien con ninguno de sus dos del encierro se entendió, y tras sendas faenas en la que se vio empeñoso, tampoco pudo concretar con la espada de matar.
A Brinca cercas, lo despachó tras dos pinchazos y cuatro descabellos — un aviso de por medio–, y con Aniversario, donde quedó mal parado por la decepcionante actuación de su cuadrilla, salió en medio de opiniones divididas.
Quien también estuvo empeñoso, fue Fermín Rivera. Al sobrino de Curro Rivera, que despliega talento y creatividad, le acabaron tocando astados sin trayectoria y embiste. Nada digno para el lucimiento. Vamos, ni el que regaló, el séptimo de la tarde, le ayudó siquiera a arañar la gloria que para esas horas ya gozaba el pirata de la México.
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