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CIUDAD DE MÉXICO, 24 de noviembre de 2020. — Con ocasión del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, el 25 de noviembre, sindicatos del mundo entero, afiliados a la Central Sindical Internacional, instan a los Gobiernos a ratificar e implementar el Convenio 19 y la Recomendación 206 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), con vistas a poner fin a la lacra que representa la violencia y el acoso por razón de género en el mundo del trabajo.
La crisis de la Covid 19 ha exacerbado el riesgo de violencia y acoso, tanto en el trabajo como en el hogar, poniendo de relieve la importancia de contar con fuertes medidas preventivas y de protección para asegurar entornos de trabajo seguros, sanos, dignificados y respetuosos.
Se han recibido informes alarmantes de personal sanitario y de cuidados y otras personas que trabajan en primera línea, como en los sectores alimentación, transporte o limpieza, que han sido blanco de actos de violencia y acoso por parte de empleadores, colegas, compradores o clientes exasperados.
Las tasas de violencia doméstica se han disparado desde el inicio de la crisis, un fenómeno calificado por Naciones Unidas como una pandemia en la sombra ya que numerosas personas que tienen que trabajar desde sus casas, particularmente mujeres, terminan encerradas con sus agresores. Al mismo tiempo, el incremento del teletrabajo da lugar a un mayor riesgo de violencia tecnológica, como el ciberacoso.
Las mujeres que trabajan en la economía informal, ya sean vendedoras ambulantes, en los mercados, recolectoras de residuos, que trabajen a domicilio o trabajadoras del hogar, han visto desaparecer sus medios de subsistencia además de intensificarse la violencia por parte de empleadores, miembros del público o autoridades locales. En ocasiones, su actividad ha sido criminalizada.
Los sindicatos han desempeñado un papel esencial para combatir la violencia de género durante la pandemia, mediante: la elaboración de guías para representantes sindicales sobre cómo apoyar a las víctimas de violencia doméstica; reclamando más fondos para los servicios de atención por violencia doméstica; proporcionando albergues a las víctimas de violencia doméstica; desplegando campañas de concienciación; y pidiendo a Gobiernos y empleadores medidas urgentes para hacer frente al incremento de incidentes de violencia y acoso contra quienes trabajan en primera línea.
Los sindicatos se han sumado asimismo a los llamamientos para aportar de inmediato seguridad y alimentos y cobertura de protección social para los trabajadores de la economía informal y migrantes, incluyendo quienes han quedado bloqueados fuera de sus países de origen, y que se ponga fin a la violencia y el acoso y la criminalización de sus actividades. El 25 de noviembre, nos solidarizamos con las mujeres que trabajan en la economía informal y que constituyen la columna vertebral de muchas economías nacionales.
El Convenio 190 y la Recomendación 206 de la OIT sobre violencia y acoso aportan un marco claro para Gobiernos, empleadores y trabajadores y sus representantes sobre cómo prevenir, abordar y remediar de manera efectiva la violencia y el acoso en el mundo de trabajo. Estos instrumentos proporcionan además una valiosa orientación para mitigar el impacto de la violencia doméstica en el mundo del trabajo.
Aunque la pandemia ha centrado necesariamente la atención de los Gobiernos en relación con la salud pública, las repercusiones económicas y sociales, también supone un buen motivo para promover la ratificación, en lugar de retrasarla aún más. La ratificación y efectiva implementación de estos instrumentos constituiría parte integral de una recuperación sostenible, creando resiliencia para afrontar esta y otras crisis en el futuro.