Alfa omega/Jorge Herrera Valenzuela
Pactos ciudadanos o la derrota
Desde los “pactos de solidaridad” de los años 80 a los pactos políticos igualmente cupulares y a ves cuasi representativos ‘del sistema’, como el ‘Pacto por México’ o la probablemente inverosímil versión de pactos entre priístas y panistas para evitar el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, hay un largo camino andado en que un elemento vital era excluido.
Difícilmente ocurrirá de nuevo.
No me refiero a la falta de veracidad que pudiera atribuirse al último de ellos, estimada seriamente la probabilidad de que el PAN pudiera pactar con el PRI mediante la entrega a los azules del Estado de México a cambio del triunfo aliado de democratacristianos y lo que vaya a quedar del PRI para julio de 2018. Difícil y extravagante.
Quiero dirigir mi atención a la convergencia de elementos nuevos que pesan en la valoración de una opinión pública que tiene una enorme mayoría de ciudadanos que votarán con mayor decisión, número, porcentaje y claridad con respecto de otras elecciones consideradas la presencia de diversas formas de información, sustantiva y superficial si se quiere; maneras diversas de organizarse y tipos divergentes pero activos de intervención en la vida pública que se harán presentes.
Los pactos no pueden funcionar enteramente en una sociedad que ha ganado espacio a través de diversos mecanismos y experiencia acumulada; altamente politizada en muchas regiones del país gracias a la amenaza externa relacionada con la migración, seguridad y comercio que serán alterados por la presencia de Donald Trump; catalizada su visión de las cosas por la caída de indicadores y de percepciones respecto de las autoridades en torno de las cuales debería generar, idealmente sus mejores expectativas.
En 2018 ningún pacto tendrá éxito sin la ciudadanía en su sentido más rico: individuos diversamente politizados, pero igualmente inquietos por su futuro y la calidad del liderazgo que tienen frente a sí y dispuestos crecientemente a hacer valer sus derechos y que encontrarán en el depósito del sufragio una oportunidad excelente para ajustar algunas cuentas de promesas incumplidas, francos agravios o de expectativas fracturadas voluntaria o involuntariamente.
La ciudadanía es la variable central sobre la cual no podrá imponerse ningún pacto.
Por lo pronto, tanto el PRI, como el PAN, están frente a dilemas que deben resolver y que seguramente resolverán para competir mejor para ganar el pacto ciudadano. Sin él es imposible ganar la elección presidencial. Se basa en la construcción de una confianza fundada en respeto y compromisos verificables cuyo incumplimiento debería eventualmente pagarse con la revocación del mandato.
Nuevos tiempos.
confianzafundada.mx