Escenario político
La chamba sicaria
@guerrerochipres
En el lenguaje coloquial ir a la chamba significa ir a trabajar. Es un vocablo que surgió en la década de 1940; los braceros mexicanos eran entonces contratados en tareas agrícolas en Estados Unidos.
Cuando concluía su contrato acudían a las Chambers of Commerce por uno nuevo. Ellos decían entonces: “voy a la chamba”. Ahora, el término lo define la Real Academia Española como la forma coloquial de referirse al empleo en México, Centroamérica y Ecuador.
Actualmente para cualquier persona queda claro que, si un grupo de chat es llamado “chamba”, los integrantes son asociados como compañeros laborales.
Hace unos días, el periódico Reforma reveló un dato que llama la atención. Las investigaciones por el asesinato de dos personas en una plaza del sur de la Ciudad de México, en julio de 2019, indican que los sicarios utilizaron un chat para coordinarse.
Al grupo de WhatsApp lo llamaron “chamba”, y participaban al menos nueve personas, involucradas en el ataque armado en un restaurante. Uno más, aunque no figura en el chat, fue relacionado.
En el argot criminal, la distorsión del lenguaje ha sido una constante. Decir los “juguetes” es en realidad “armas”, o “el amigo” es nada más y nada menos que “la víctima”.
Los integrantes de las bandas no utilizan sus nombres. Son identificados por sus apodos (El Barbas, El Canelo, La Güera) o por un diminutivo (El Maury).
Así como buscan disfrazar su identidad u operación, utilizan en su planeación los elementos tecnológicos disponibles. La autoridad lo sabe y existen en las policías de investigación divisiones especializadas en el análisis de dispositivos tecnológicos.
El hallazgo de un teléfono celular en la escena de aquel crimen fue de utilidad fundamental para las indagatorias. Fue lo que se dice “una mina de oro”. El WhatsApp puso al descubierto el chat “chamba” y la charla que en él se desarrolló entre los involucrados.
“Ahí mero, apá”. Esa fue la indicación de uno de los organizadores del ataque. El rastro que dejaron en el celular permitió saber que el crimen fue perpetrado por integrantes del llamado Cártel Jalisco Nueva Generación.
Lo mismo participaron, en diferentes funciones, hombres y mujeres. Incluso, según lo que reveló el diario de circulación nacional, un testigo habría escuchado a una de ellas, que estaba dentro del restaurante, decir: “Estoy bien, ya los mataron”.
Los sicarios daban en ese momento por concluida su “chamba”, comenzaba entonces la “chamba” de los investigadores.
Las nuevas tecnologías ayudan a hacer más fáciles las actividades cotidianas, estar más y mejor comunicados. Son una ventaja que no se debe soslayar. Ser empleadas para actividades ilegales indica que debemos incrementar la alerta ciudadana y de las autoridades frente a las prácticas descritas.