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Congruencia y coherencia política
Desde Jalisco también se hace patria
Nací y crecí en la ciudad de México y estoy acostumbrado a naturalizar la idea de situarme geográfica y simbólicamente en el epicentro nacional. Error común.
Soy consanguíneo de una muy antigua y rural familia de Jalisco en donde nuestra sangre paterna tiene una historia de casi 300 años de duro trabajo y diversa fortuna.
El acercamiento con esa experiencia y el de cualquiera de nosotros con lo que ocurre en cada entidad especialmente en el norte, noroeste, el Bajío y el occidente, puede ser una lección para alejarnos de nuestras casi inevitables visiones simplificadoras.
Además, el partido puntero ya empató prácticamente la elección en casi todas esas entidades. Hecho sin precedente para un instituto político básicamente de izquierdas.
Las clases medias rompieron con el PAN y con la correlación conservadurismo religioso-renuencia a votar por socialdemocrátas o liberales.
Malos gobiernos del PRI y del blanquiazul, presión fiscal, aumento de los energéticos, inseguridad, corrupción, están entre los factores.
Si Morena garantiza la defensa del empate registrado por los estudios demoscópicos en aquellas regiones ya tiene la elección en la bolsa.
El proceso electoral ha demostrado una efervescencia local combinada con la proyección que de ella pueden hacer las redes sociales que le de gran singularidad al momento nacional: un conjunto de movimiento locales y regionales que alimentan a las oposiciones nacionales, especialmente a conglomerados novísimos como Morena, el nombre de un nuevo archipiélago de identidades políticas, con todo y sus cascajos y los desechos tóxicos surgidos de todos lados.
Y las imágenes y datos están al alcance del smartphone.
Ahora tenemos la oportunidad de conjugar nuestras visiones como capitalinos y como parte de procesos regionales donde el crecimiento de la oposición es tan significativo como en Jalisco, la entidad que ocupa el cuarto lugar en número de electores solamente después del Estados de México, la capital nacional y Veracruz. Jalisco tenía 2 puntos porcentuales a favor de morena en 2015, hoy ya alcanza el 29 por ciento.
Por azares del destino estoy muy cerca de procesos que culminarán en victorias y competencias muy estrechas, respectivamente, en la CDMX y en Guadalajara.
En conciencia de que este año será muy relevante porque por primera vez en la historia nacional un partido, un movimiento social, un liderazgo y una docena de causas asociadas a las izquierdas tomará el poder nacional, creo que lo que ocurre en Jalisco y en la capital es curiosamente semejante.
En primero lugar el nivel cultural y de participación política, especialmente a través de redes sociales, es muy superior en ambas entidades al registrado en el resto del país. La disposición para identificar los temas de sustentabilidad, movilidad, seguridad, diversidad sexual y honestidad como valores centrales, también las identifica.
En segundo lugar, el discurso antisistémico no es más relevante en la capital nacional que en Guadalajara y todo Jalisco pueden verificarse vertientes singulares en la retórica de los semejantes a esa generación Kumamoto, la demagogia de Enrique Álfaro y la construcción programática que inició Morena con Carlos Lomelí.
Aunque compiten, el primero y los siguientes en diferentes espacios, aquel por el Senado y los dos últimos por la gubernatura, es posible decir que alrededor de sus formas de construir la política se halla el 75 por ciento del electorado jaliscience.
La simpatía que despiertan el PRI, PAN o el PRD es relativamente menor e históricamente una de las más bajas de los últimos treinta años.
Habiendo seguido el debate de este domingo entre aspirantes al gobierno de Jalisco, también es relevante anotar que todos los candidatos de todos los partidos demostraron un compromiso con su confrontación simultánea más alto que el exhibido hasta ahora en la capital del país donde la mitad de los contendientes parecen no estar conectados ni con el ritmo, tonos o temáticas de los chilangos. Y esto puede cambiar, claro.
Jalisco representa la tercera parte del electorado de la primera circunscripción federal y hay un desafío extraordinario para las fuerzas progresistas porque deben distinguirse entre ellas mismas y respecto del electorado estatal, local, distrital.
En Jalisco existe hoy una clara ventaja de Álfaro, de MC, el partido del cual es dueño Dante Delgado, el mismo que estuvo año y medio en la cárcel por corrupto y por el poder del actual gobernador Miguel Ángel Yunes Linares, quien hoy, contrastantemente, aparece como aliado de MC y del PRD con tal de heredar el poder a su propio hijo.
Jalisco, será en estas semanas, como Veracruz, uno de los territorios donde se probará la profundidad del avance de las oposiciones, de la verificación de la hegemonía de una de ellas y de las contradicciones entre los pasados y presentes de sus contrincantes.
El epicentro de esta elección está en todo (el) norte… de la capital.
confianzafundada.mx