El presupuesto es un laberinto
En Tamaulipas, defensa del espacio público y cultura de paz
@guerrerochipres
La violencia obliga a los gobiernos a priorizar la defensa del espacio público, la construcción de la paz y a fomentar la participación de organizaciones, ciudadanos y sectores sociales, que es más necesaria en situaciones de barbarie como la ejercida por grupos criminales en Reynosa, Tamaulipas.
La agresión contra la población civil quitó este fin de semana la vida a 19 personas, atacadas aparentemente al azar en un hecho que no tiene antecedentes en el país, pero que significa el intento de bandas delincuenciales de traficar con la vida para tomar el control territorial, demostrando la vulnerabilidad de otros grupos que se atribuyen el dominio de diferentes zonas.
La violencia trata de imponerse para tener como rehén la integridad física de los habitantes del municipio, lo cual es inaceptable.
El deterioro de la seguridad en Tamaulipas tiene muchos años, situación en la que confluyen múltiples factores: el límite fronterizo con Estados Unidos, la historia reciente de gobernantes detenidos o implicados en actividades penales, la fragmentación y pugna de liderazgo de grupos delictivos del Cartel del Golfo, y la actividad ilegal de tráfico de migrantes, entre otros.
El gobernador de Tamaulipas, Francisco Javier García Cabeza de Vaca, en entredicho en la legalidad de su mandato, por un lado con la Cámara de Diputados que retiró inmunidad procesal y, por otro, la responsabilidad de la Suprema Corte de Justicia de la Nación para resolver de fondo.
Y justo Reynosa es la ciudad del estado con mayor percepción de inseguridad, con el 78%, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Seguridad Pública Urbana (ENSU) del INEGI, seguida por Nuevo Laredo con 58.8 % y Tampico con 37%.
Durante la agresión, la descoordinación de los cuerpos de seguridad agudizó la sensación de vulnerabilidad y reclamo por parte de ciudadanos que de manera frecuente son víctimas.
Como observador internacional y en su labor pastoral, el cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, formuló la necesidad de reconciliación de nuestra nación con el perdón mutuo y unión de la sociedad, tarea, que estoy seguro corresponde a una decisión individual que se puede hacer colectiva.
Bienvenido el llamado a la pacificación sin importar signo o color, pues el país, y espacios específicos como Reynosa, lo demandan.
La construcción de la paz y el fomento de la cultura cívica demanda la participación decidida de todas y todos. Nuestra historia tiene grandes iniciativas para lograr la unidad y es necesario renovar el liderazgo y la participación ciudadana.