Corrupción: un país de cínicos
¿Se acerca el fin del control de Romero Deschamps?
Es imposible no contrastar el tratamiento al control político de los petroleros con respecto al ejercido hasta 1988 y el que podría concluir en unos meses.
Mientras la iniciativa privada y el gobierno federal anuncian nuevos yacimientos petroleros –al menos cinco entre agosto y la fecha– los trabajadores de Petróleos Mexicanos están a punto de iniciar el redescubrimiento de procesos democratizadores en su sindicato.
Junto a la riqueza petrolera anunciada, persiste el inmenso yacimiento antidemocrático, útil al control político, encabezado por Carlos Romero Deschamps y por una treintena de grupos que ejercen el liderazgo de los trabajadores formados en el priismo derrotado en la elección pero completamente vivo y dispuesto a defenderse y adaptarse al nuevo régimen.
Entre las prioridades de Morena en el Senado está la formalización de una renovación democrática al sindicalismo que incluye voto directo y secreto, libertad de afiliación y finalizar los contratos de protección, según anunció Martí Batres, presidente del Senado.
Omisión y aplastamiento de valores democráticos y de transparencia, así como de eficiencia productiva, son asociados al priismo e incluso a segmentos de los nuevos “charros” en que algunos dirigentes sindicales originalmente de izquierda terminaron convirtiéndose.
Este mes es crucial en la conformación del nuevo comité ejecutivo nacional del Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana.
Dirigente desde 1996, Romero Dechamps busca acomodar a sus aliados en las 36 secciones y blindarse ante las acusaciones por diversos delitos, incluyendo delincuencia organizada, fraude, extorsión, enriquecimiento ilícito y tráfico de influencias. Sus adversarios y simples malquerientes aseguran que personas de sus cercanías tienen responsabilidad hasta en la sustracción ilegal de gasolina de los ductos, el huachicoleo.
En el año 2000 Romero Deschamps fue acusado de desviar mil 500 millones de pesos para la campaña de Francisco Labastida, un asunto que el sexenio de Fox conoció como Pemexgate pero que no concluyó en responsabilidades penales.
Ese dirigente fue electo por cuarta vez en diciembre de 2017 para continuar con el cargo de Secretario General del sindicato hasta el 2024. Sin embargo, ahora carece del fuero que le dio su puesto como legislador prácticamente ininterrumpido desde 1979 hasta que terminó su cargo como senador en agosto de 2018. Además, ya no gobernará el PRI.
Las elecciones en el sindicato petrolero se realizan a mano alzada, a manera de intimidar e inducir la voluntad sindical. El sindicato petrolero cuenta con 93 mil 800 afiliados, según datos de su padrón de 2017.
En 2013 la revista Forbes de Estados Unidos calificó a Romero Deschamps como uno de los 10 mexicanos más corruptos en México.
En revancha por una publicación financiada por el entonces dirigente petrolero que recordaba el asesinato de personal doméstico por Carlos Salinas disparando un rifle cuando tenía tres años, el expresidente sembró/encontró armas en el domicilio de La Quina, Joaquín Hernández Galicia, en enero de 1989. Fue el antecesor de Romero Deschamps.
Con ese estratagema y la movilización del ejército, Salinas se deshizo de aquel.
El sexenio de AMLO iniciará con un cerco normativo y de movilización que desplazaría a Romero Deschamps.
@guerrerochipres