El presupuesto es un laberinto
Matraca institucional
Emilio Lozoya Austin, ex director general de Pemex, sobrino de Jorge Alberto Lozoya –cercano a Carlos Salinas de Gortari en aquellos y estos años–, integrante del círculo cercano del presidente Enrique Peña Nieto, amigo del titular de la PGR, Raúl Cervantes, fue citado a declarar este jueves al mediodía ante esa procuraduría
Aunque fuese algo más que una estratégica gestión político-mediática, el citatorio merece reconocimiento de la sobrevivencia de algunos reflejos en la estructura de decisiones de la Presidencia de la República.
La orden del presidente Peña y la aceptación del procurador revela una preocupación bienvenida.
Lamentablemente, a reservar de evidencia empírica contundente –por ejemplo las prontas sentencias finales, antes de julio de 2018– la inoperatividad, límites funcionales, inhabilidades directivas, carencias presupuestales, opacidad, todo ello registrado en las instituciones, afectan centralmente la percepción que tenemos de ellas.
El deterioro de percepción y registro de resultados lo registran el INE, el INAI, los tribunales electorales y las instituciones de educación y salud.
Los partidos políticos, todos con severos problemas internos y de calidad de gestión demostrable ante los ciudadanos, son algunas de las instituciones más afectadas.
No todos sin embargo padecen el descrédito social por igual. Es probable que la antigüedad y el tipo de liderazgo de los partidos esté vinculada a los negativos asociados a ellos.
Lo inverso es también probablemente cierto: Morena, por ejemplo, cosecha por el momento la percepción de una novedad vinculada a más percepciones positivas que negativas en la expectativa de encabezar un cambio nacional que al menos arrincone a la corrupción y la enorme incompetencia percibida nacionalmente y en la capital del país.
En nuestra predisposición informada a advertir en el PRI básica y solamente, de un lado, a un segmento de la elite que se impone con cinismo y, del otro, a una base militante y aspirante a candidaturas o empleos servilmente subordinada, es probable que dejemos de reconocer otros elementos.
De entre esos destacan los datos duros asociables a la naturaleza sintomática y orgánica del comportamiento priísta indisociable de la incompetencia, la corrupción y la impunidad, por ejemplo, en el caso de las operaciones mediante las cuales Obedrecht le “propinó” a Lozoya Austin, ex director general de PEMEX -e integrante del círculo cercano del presidente Enrique Peña Nieto incluso antes de la campaña en que fue el responsable de la vinculación internacional- la módica suma de 10 millones de dólares para ganar una licitación en sociedad con una empresa hidalguense recomendada previamente por el propio Lozoya. Los datos en la primera plana de Reforma.
Ojalá que Lozoya Austin detalle este jueves sobre el registro de las cuentas y los montos que los investigadores mexicanos y brasileños han venido publicando sobre el flujo de efectivo a su cuenta personal.
Cervantes Andrade, según la información publicada por la prensa brasileña y mexicana, conoce cuando menos desde febrero los documentos y testimonios que en detalle han sido publicados sobre esas transferencias. Además, el titular de la procuraduría fue parte del equipo de campaña de Peña y sin duda integrante de su equipo, a propósito de las capacidades de ser independiente en una investigación.
El caso de Lozoya Austin, de un golpe, desinfló la algarabía matraquera de la 22 Asamblea Nacional del PRI. El anticlímax coincide con el reavivamiento del nuevo episodio del largo melodrama y la extensa tragicomedia priista y mexicana de la corrupción y la impunidad.
Ojalá que la actividad de la PGR reavive algo de la confianza rescatable en las instituciones.
confianzafundada.mx