Poder y dinero/Víctor Sánchez Baños
AMLO y Anaya contra la pandilla thundercat
La velocidad a la que el presidente Enrique Peña hubiera deseado el avance de José Meade para progresar en la (pre)campaña existe solamente para los bots y en los memes de diseño.
Habiendo intuido rápidamente y con los resultados de las encuestas privadas en mano, Ricardo Anaya, precandidato del frente PAN-PRD-MC, y Andrés Manuel López Obrador de Morena, PT y PES, golpean en la línea de flotación con la insistencia en la tibia aceptabilidad de Meade.
La coincidencia puede ser táctica y no necesariamente del todo objetiva. Igualmente, para efectos de los adversarios de Meade, sus debilidades aparentes pueden ser presentadas como generales y ya es ese un avance en la estrategia general de campaña de ambos. Ningún analista a modo e independiente puede ignorar ese evento inicial: Meade no pegó en la precampaña.
Anaya y AMLO no desperdician oportunidad de exhibir la fragilidad de Meade. En las redes sociales lo mejor que ha hecho el priísta es posicionarse en los memes como León-O, el thundercat de caricatura. El gato-león líder de la pandilla trueno del grupo Atlacomulco. Los felinos mexiquenses “han hecho” completamente “suyo” a Meade
Ante un enorme grupo de electores, los equivalentes a más del 70 por ciento si pudiéramos sumar preferencias electorales de los principales adversarios aparentes y reales al PRI, Meade es tan débil como la imagen del presidente Peña, como el debilitamiento relativo del control territorial del tricolor, como la magnitud de los negativos del PRI asociado más a la corrupción que ningún otro partido y como pequeña es la satisfacción general con el estado de cosas.
No hay ejército de bots que le baste al PRI. Puede, sin embargo, compensar sus desventajas todavía a partir de mediados de febrero con la televisión abierta y su pauta en radio para llegar a la dispersión rural donde tiene relativa ventaja.
Joaquín López Dóriga publicó sintomática y recientemente dos columnas con el mismo tema: que hay una campaña desde las oposiciones para demostrar que Meade podría ser sustituido como candidato. El periodista asocia esa presunta intención con la que atribuir a Manuel Camacho Solís en 1994 respecto de luis Donaldo Colosio. Lo hace con insistencia curiosa: “¿antes no pudieron cómo podrían hacerlo ahora?”
Hay muchas diferencias respecto de aquella coyuntura.
La más importante es, desde el año 2000 el PRI ha perdido dos elecciones presidenciales.
Otra diferencia significativa es que ahora parece que los periodistas están rezagados frente a la evidencia de los datos registrados por la encuestas y no delante para indicar de qué manera éstas no son ilustrativas de un cambio de humor en la opinión pública.
Este cambio parece constituir una corriente cultural “de época” como definen algunos estudiosos a aquellos fenómenos que diferencian a las campañas de las corrientes de opinión que de ser marginales se convierten en centrales durante un largo tiempo.
En 2000 el PRI comenzó a perder el poder nacional. Ahora, si algo deberían hacer los thundercats heroicos, como aquellos de las caricaturas, sería demostrar, al menos para marzo, que no tienen mejores argumentos políticos y de opinión que los implícitos en sus memes de diseño.
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