
Teléfono rojo
Una elección distinta
Acudir a una casilla a votar en la Elección Extraordinaria del Poder Judicial, es una sensación distinta.
Valía la pena experimentar ese nuevo tipo de elección novedoso en el mundo entero y catalogado por sus creadores como democracia en serio.
Pase por la ubicación un par de veces antes de ingresar, para ver la afluencia de los ciudadanos y el panorama era desolador, nadie hacía fila en esa ocasión, ni dentro ni fuera de la escuela en que se puso el centro de votación.
En la entrada dos jóvenes me piden identificarme y cuando les rebato que solamente al presidente de la casilla se la debo de mostrar, te insisten en que muestres la credencial de elector para dejarte entrar.
Les explicó que es mi sección y cuando lo corroboran paso al patio de dicha escuela. Primero me entregan las boletas federales y después las locales.
Al término de dicha entrega, me entregan mi credencial de elector y me entintan el dedo pulgar y les digo que esa operación se hace al término de votar y me explican que son las nuevas reglas, entregar tu documento antes de votar.
En ese momento veo la urna y les comento ¿Cómo, ya está llena la urna, si no hay gente? y me explican que ahí se concentrarán todas las boletas.
Paso y hay cinco lugares para votar, muy rudimentarios, con sillas de plástico, sumamente endebles, se podía ver por quién votaban tus vecinos.
En las manos de tres de los cuatro vecinos se advierten los acordeones que tan de moda se pusieron en esta elección y los revisan una y otra vez, para confirmar que son los números que les fueron entregados.
Al término de la votación pregunté dónde estaban las urnas y me dijeron que depositara todas las boletas en una sola que había ahí y les hice el comentario que menuda tarea tendrían que realizar para separar las boletas, aunque la realidad es que el escrutinio lo harán las autoridades electorales.
Ellas tendrán 10 días naturales para realizar el conteo de votos que, aparentemente, no serán muchos.
Contra la opinión de millones de detractores, la elección judicial se encuentra consumada y hasta propició la salida de su encierro de Andrés Manuel López Obrador, quien gustosamente salió de su quinta para emitir su sufragio, el Frankenstein diseñado por él mismo y ejecutado por diputados y senadores, bajo la batuta de Claudia Sheinbaum.
Ahora, habrá que esperar que resulta de este engendro que miles de juristas consideran que resulta ser la mortaja del Poder Judicial.
Los favoritos para asumir las nueve vacantes de la Suprema Corte de Justicia son los mismos de siempre, los que contaron con recursos suficientes para desplazarse por todo el país y jamás fueron molestados con una recriminación por los abusos. Son los mismos y mismas que se acogieron en los brazos de los sindicatos y de los grupos poderosos de los partidos que conforman la cuarta transformación.
Supuestamente presidirá la Corte quien resulte con más votos, pero sería una mujer y también deberá elegirse dentro de los varones un abogado indígena, que ya lleva su sitio asegurado, según designios hechos por la propia Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo.
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Jubiloso el expresidente Andrés Manuel López Obrador votó en una casilla de Palenque, Chiapas e hizo énfasis en que Claudia Sheinbaum es la mejor Presidenta del mundo. A su vez Sheinbaum Pardo votó en la CDMX y su grito fue de ¡Viva la democracia! Despertaron mayor interés los comicios locales de Durango y Veracruz, donde se renovaron 39 alcaldías en el primero de los estados y 212 en el segundo.
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