
René Juárez Cisneros, la ruta de un hombre sin estridencias
¿SERÁ EL TERCERO?
En un país construido a base del mestizaje, la procedencia de una persona exitosa de origen indígena recibe siempre halagos al por mayor.
Se trata de mostrar que México no es una nación discriminatoria, aunque la realidad demuestre lo contrario.
Tanto así que asoma una persona hombre o mujer con raíces indígenas y de inmediato se quema incienso, tal vez por el abandono en que se encuentran las culturas originarias.
Cuando menos 57 pueblos indígenas distribuidos a lo largo y ancho de la República Mexicana, han sido menospreciados por los distintos partidos que han pasado por la Presidencia de la República en los últimos 70 años.
Se les reivindica cada cambio de gobierno, se anuncian millonarias inversiones que no llegan a plasmarse en la realidad.
Eso sí, durante ciertos lapsos se manifiesta el apoyo que se le da, supuestamente, a esas cultura que forman parte del México folklórico, pero que realmente no están integradas a la modernidad y que muestran un atraso terrible comparativamente con el desarrollo del país.
Muchos de esos pueblos originarios no tienen ni siquiera las condiciones necesarias para su desarrollo, carecen de agua potable, de hospitales o clínicas médicas, escuelas, a la que tienen que acudir caminando varios kilómetros, caminos y carreteras, además de que muchas de esas tierras son improductivas.
Los pueblos indígenas son atractivos turísticos, algunos, aunque la derrama económica no los beneficia.
El Tren Maya viene a ser como el tren que recorre la Ruta del Chepe, con escenarios maravillosos, que atraviesan las tierras en las que viven los Mayas y los Tarahumaras, Tepehuanes y hasta los Pimas.
Esos pueblos originarios siguen viviendo en el atraso y todas las campañas presidenciales escuchan de voz de los diversos candidatos promesas para el futuro que no se cumplen.
Proceder de alguna de esas culturas resulta relevante y son muchos los que se cobijan bajo ellas, aun no siendo indígena puro.
En la pasada campaña electoral una de las candidatas manifestó su antecedente indígena, aunque en realidad procede del mestizaje como la mayor parte de la población mexicana.
Sin embargo, eso viste mucho y resulta atractivo para recaudar votos, pero al rato pasa la euforia y las cosas vuelven a su ruta normal.
Pueblos en los que los usos y costumbres forman parte de la tradición para elegir a sus autoridades existen todavía en varias entidades del país, especialmente en Oaxaca y Chiapas.
De uno de esos estados procede Hugo Aguilar Ríos (Oaxaca), quien fue electo como ministro de la Suprema Corte con el mayor número de votos durante el tan cuestionado proceso electoral del pasado primero de junio.
Es originario de uno de los pueblos mixtecos del norte de Oaxaca y es un destacado abogado de las causas indígenas, dicen sus biógrafos, aunque muchos destacan antes que nada su procedencia indígena.
Hasta la propia Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo destacaba que había un candidato a la Corte con origen indígena, dejando de lado sus blasones como jurista.
Ahora, sin haber tomado posesión todavía como ministros de la Corte y presidente de la misma, comienzan a cortejarlo como futuro candidato presidencial y así cerrar el círculo de reconocimiento a la estripe indígena.
En los poco más de 200 años de constituir un país libre y soberano, solamente en tres ocasiones han logrado los pueblos tradicionales que uno de sus integrantes sea Presidente de la República.
Uno de ellos es de los más reconocidos, el otro es simplemente olvidado y considerado como “chacal”.
Benito Juárez y Victoriano Huerta, lo consiguieron con sus métodos, Hugo Aguilar podrá hacerlo, falta mucho y primero se deberá ver su manejo en la Corte.
Email: [email protected]
Email: [email protected]