
Del derecho de protestar al derecho de imponer
¿Llegó la hora de los generales?
México es un país pacifista que se mantiene alejado de las asonadas o golpes de Estado, desde la primera parte del siglo pasado.
Por lo mismo, los miembros de las fuerzas armadas son casos raros cuando compiten por una gubernatura o hasta por una alcaldía, aunque si lo hacen por una posición dentro del Poder Legislativo.
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, establece un articulado, en el que hace referencia a las posibilidades que tienen los militares para competir por un cargo de elección popular, en el que fijan términos de tres meses para separarse del servicio activo.
De ninguna forma se impide que los mandos militares o la tropa puedan competir por una posición en las urnas.
Sin embargo, se desató una polémica por una reforma que se pretende aprobar para que los militares puedan saltar de la milicia a un cargo de designación o de elección popular, sin requerir de una licencia anticipada.
México aprobó esas disposiciones luego de un recorrido complicado en las primeras tres décadas del Siglo XX, poco después de la revolución, cuando los generales con mando de tropa decidieron obtener el poder.
Así lo hizo Álvaro Obregón quien con mano firme y sangrienta repelió los levantamientos armados de Gonzalo Escobar, Arnulfo R. Gómez; Francisco R. Serrano y otros más en la década de los veinte.
Fueron varias asonadas las que intentaron los generales que se levantaron en contra de la candidatura de Plutarco Elías Calles y a favor de Adolfo de la Huerta, por lo que muchos de los principales generales revolucionarios fueron asesinados y otros muertos en combate.
El último intento fue el de Saturnino Cedillo quien se levantó en armas en contra de Lázaro Cárdenas, pero no tuvo eco su movimiento.
De ahí que los últimos generales que presidieron la República Mexicana fueron Lázaro Cárdenas y Manuel Ávila Camacho.
El entonces poderoso PRM (antecedente del PRI) decidió anular su sector castrense y marginar a los miembros del ejército y de la marina, confinarlos a los cuarteles y ocasionalmente nominarlos a gobiernos estatales.
Sin embargo, los tres más recientes generales que fueron postulados a gobernador no corrieron con suerte. Hermenegildo Cuenca Díaz murió antes de las elecciones; Graciliano Alpuche Pinzón fue relevado del gobierno de Yucatán y Absalón Castellanos Domínguez terminó su período en Chiapas de un desastroso gobierno y luego fue retenido por el EZLN durante el alzamiento zapatista en Chiapas.
Los marinos tampoco han corrido con mejor suerte y el almirante Alfonso Argudín fue alcalde de Acapulco, sin hacer un buen papel.
En los años recientes del siglo XXI, marinos y soldados han sido relegados a cargos de mando en las distintas policías de los estados, con dos que tres que han llegado al legislativo, pero ya cuando están en situación de retiro y más recientemente se les han encargado obras de gran calado.
Veremos qué deciden los diputados y senadores y si se animan a que ejército y marina cuentan nuevamente con representantes en ambas cámaras y en gobiernos estatales y municipales, o si aspiran a esferas más altas como la Presidencia de la República, sin necesidad de golpes de Estado.
………………………..
La Presidenta Claudia Sheinbaum cumplió 63 años y como regalo para sus seguidores anunció una gran reforma electoral y adujo que el INE se extralimitó en las elección del Poder Judicial.
Email: [email protected]
Email: [email protected]
—
Ramón Zurita Sahagún