El concierto del músico/Rodrigo Aridjis
ACTIVISTAS DAN SU VIDA EN LA DEFENSA DE LA TIERRA
Por: Abigail A. Correa Cisneros
En medio de la pandemia de Covid-19, los campesinos de México siguen subsistiendo como pueden. Al igual que desde hace 100 años, cuando México vivió una Revolución que prometió tierra y libertad, por lo que lucharon junto a Emiliano Zapata.
El símbolo de la resistencia campesina cumplió el pasado 10 de abril,101 años de haber sido asesinado con solo 39 años. Actualmente, quienes lo llevan como estandarte en marchas, siguen defendiendo la tierra, que tendría que ser de quien la trabaja, como sostenía el Caudillo del Sur.
Su aniversario luctuoso está enmarcado por el asesinato de defensores de la tierra. El caso más reciente es el de Adán Vez Lira, activista que desde hace dos décadas luchaba contra las mineras a cielo abierto. Fue asesinado la semana pasada mientras viajaba en una carretera de Veracruz.
El mismo destino tuvo la activista Paulina Gómez Palacio-Escudero, guardiana del territorio sagrado de Wirikuta. En Morelos, Isaac Medardo Herrera Avilés, fue atacado a muerte el mes pasado. El activista militaba por la protección de la reserva natural «Los Venados», que estaba amenazada por la construcción de un proyecto habitacional, y era el abogado de los 13 pueblos de Morelos que defienden el manantial Chihuahuita.
Y en el territorio de la Mariposa Monarca, el activista Homero Gómez González, quien combatía la tala ilegal, también fue encontrado muerto. Murieron igual que el general Zapata, defendiendo ideales y su tierra durante años.
Esto demuestra que la opresión a los pueblos originarios persiste en nuestro país. Es una situación grave porque además de afectar de manera directa a estas comunidades, es un problema para quienes estamos alejados e incluso aquellos que desconocen cómo depredan esos territorios. Recientemente, la Organización Mundial de la Salud, destacó que enfermedades como el coronavirus, causada por el virus SARS-Co-V-2, surgen por la destrucción de hábitats que provocan la extinción de especies, también debido a la deforestación acelerada y el comercio globalizado de animales silvestres (muchos para consumo humano).
La lucha campesina sigue vigente. Quienes se dedican a trabajar la tierra no han tenido el reconocimiento debido durante décadas. Cada día son más pobres, tan solo entre 2012 y 2016 el número de mexicanos en pobreza se incrementó en 100 mil, al pasar de 53,3 millones a 53,4 millones, la mayoría son campesinos e indígenas.
Asimismo, la violencia no se ha podido frenar. De 2013 a 2018 se presentaron 144 asesinatos, así como el desplazamiento de comunidades campesinas por este motivo. Peor aun cuando los mismos campesinos son perseguidos por defender su derecho al agua, el respeto a su autonomía, al territorio, al medio ambiente sano y el derecho a la consulta previa, libre e informada.
Apenas, Organizaciones campesinas pertenecientes al movimiento El Campo es de Todos pidieron al gobierno de Andrés Manuel López Obrador, desplegar un programa emergente de protección a los pequeños y medianos productores para enfrentar la caída del PIB y la “reducción de la producción de maíz, trigo y frijol”.
En un comunicado, el organismo expresó que el producto interno bruto (PIB) de México sufrirá una contracción del 2 por ciento, lo que también afectará al campo, golpeado además por una crisis climática que “propiciará severas sequías en áreas de cultivo y reducción de producción”.
Para conmemorar a Emiliano Zapata este año, el presidente López Obrador realizó una ceremonia en Palacio Nacional. colocó una ofrenda floral y montó una guardia de honor ante una imagen del caudillo del sur. Pero debido a la pandemia de Covid-19 se cancelaron otros eventos previstos en su memoria.
El homenaje más importante es el que llevan a cabo campesinos que sacan la cosecha contra viento, sequías e inundaciones. Los programas que impulsó el gobierno federal darán frutos según proyecciones de la Sader. Entre estos, se creó Producción para el bienestar, que este año, dijo el presidente, se extendió a indígenas y productores de caña y de café. Tiene una inversión 11 mil millones de pesos que reciben poco más de dos millones de comuneros, ejidatarios y pequeños propietarios.
Los trabajadores del campo se merecen un reconocimiento porque gracias a ellos la producción de alimentos sigue a pesar de la contingencia y la amenaza a la salud por el coronavirus.
Víctor Villalobos Arámbula, titular de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural, habló de la importancia de los campesinos, pescadores, acuicultores, productores, comercializadores y demás integrantes de las cadenas agroalimentarias y destacó su solidaridad al no bajar los brazos ante la crisis que afecta a México y al mundo.
Mencionó hace unas semanas, que el abasto de alimentos en el país está garantizado, pues se cuenta con inventarios suficientes para satisfacer la demanda de la población, además de que las cadenas productivas primarias y agroindustriales seguirán trabajando, atendiendo, en sus respectivos ámbitos, las disposiciones que la autoridad sanitaria ha establecido ante la situación que se vive por el Covid-19.
Hay que recordar que en México 14 por ciento de la población rural tiene desnutrición y al mismo tiempo se registra una epidemia de sobrepeso y obesidad, con 70 por ciento de adultos y una tercera parte de los niños en esas situaciones. Todo esto se deriva de la falta de información sobre los productos que consumen.
Al recordar el asesinato del ícono revolucionario, organismos campesinos convocaron a un acuerdo nacional para la Producción de Alimentos en el Campo ante la pandemia de Covid-19.
Luis Gómez Garay, Presidente de la Unión General Obrera, Campesina y Popular e integrante del Movimiento el Campo es de Todos, habló sobre el incremento de los precios de los alimentos en el mundo, “nuestro país debería convocar a un gran acuerdo nacional para la producción de alimentos en el campo que convoque a todos los actores de la producción para establecer nuevas estrategias que suplan a aquellas que claramente no están dando resultados en el incremento a la producción agropecuaria mexicana. Y proteger la planta productiva nacional y con ello los empleos, de los cuales viven millones de familias”.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, destaca que la crisis mundial que se vive ya está afectando al sector de la alimentación y la agricultura. Es preciso adoptar medidas inmediatas para garantizar la continuidad de las cadenas de suministro de alimentos –a nivel nacional e internacional- a fin de mitigar el riesgo de perturbaciones importantes que tendrían consecuencias considerables para todos, en especial para la población más pobre y vulnerable.
En su página web, se lee que, para mitigar los efectos de la pandemia en la alimentación y la agricultura, la FAO insta a los países a satisfacer las necesidades alimentarias inmediatas de sus poblaciones vulnerables, impulsar sus programas de protección social, continuar con el comercio mundial de alimentos, mantener la cadena de suministro nacional y contribuir a desarrollar la capacidad de los pequeños agricultores para aumentar la producción alimentaria.
Debemos reconocer la labor importante de quienes trabajan la tierra, estar conscientes de que la defienden para beneficio de la sociedad y en contra del envenenamiento con químicos que utilizan las industrias mineras y energéticas.
Igualmente, saber que defienden el ecosistema porque es donde está la riqueza del país. Se enfrentan con poca ayuda al cambio climático, combatiendo la tala ilegal y el acaparamiento de agua para distintas industrias.
Lo mismo veía hace un siglo nuestro héroe mexicano. Por eso encabezó un ejército formado por indígenas, campesinos, jornaleros y obreros explotados durante el Porfiriato. Su lucha sigue activa, está presente en muchos mexicanos como Samir Flores, Nora López, José Luis Álvarez, Julián Carrillo, Isidro Baldenegro, Estelina López, entre muchos más.
DESDE EL CENTRO
La Ley Federal para el Fomento y Protección del Maíz Nativo, aprobada en la Cámara Alta la última semana de marzo, impulsada por las senadoras Jesusa Rodríguez y Ana Lilia Rivera, declara a la producción, comercialización y consumo del maíz endémico y en diversificación constante, como una manifestación cultural del pueblo mexicano y ordena al Estado, garantizar su protección.