Abanico
En México seguimos discriminando
Por: Abigail Angélica Correa Cisneros
Por muchos años las comunidades indígenas y afrodescendientes han sido segregadas en nuestro país. Tienen menos escolaridad, menor ingreso, escaso acceso a puestos directivos y pocas probabilidades de mejorar la posición socioeconómica.
En México seguimos discriminando. Indígenas, mestizos, el color de piel, el estrato social, etcétera, son motivos para no tener acceso a una mejor vida. Es inaceptable que, debido al color de la piel, la forma de las facciones o nuestro poder de adquisición determinen oportunidades para tener un buen empleo o acceso a la educación.
Aquí sigue imperando el “cómo te ven, te tratan” porque la apariencia física sigue siendo la principal causa de discriminación en nuestro país. Son los indígenas y los afrodescendiente quienes más vulnerables son respecto a sus derechos.
Estudios recientes demostraron que estos grupos siguen rezagados. Por ejemplo, ser de piel más oscura implica tener en promedio dos años menos de escolaridad, menor ingreso, menor acceso a puestos directivos y menores probabilidades de mejorar la posición socioeconómica.
Recientemente el gobierno de México impulsó el AfroCenso Mx, para que la población negra se identifique como tal en el censo poblacional de 2020. Se estima que hay en el país alrededor de 1,3 millones de afrodescendientes, lo que equivale a uno de cada 100 habitantes, de acuerdo con un estudio divulgado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) en 2017.
Se pretende que con los resultados del censo los afrodescendientes tengan más acceso a programas gubernamentales y políticas públicas. Porque pareciera que desde la época de la colonia se les quiso borrar del mapa, pero hay al menos 400 comunidades en 15 entidades federativas, concentrándose en Guerrero, Oaxaca y Veracruz.
La encuesta intercensal de 2015 indicó que el porcentaje de analfabetismo en afromexicanos fue de 8.4 por ciento, mayor al resto de la población. Además, la fecundidad en mujeres adolescentes afromexicanas también fue mayor, 67.6 por ciento. Con esto podemos darnos una idea de lo mucho que falta por hacer en México por los pueblos que han permanecido invisibles o son insignificantes para algunos.
El estallido social que hoy se vive en Estados Unidos derivó de un hartazgo de injusticia, de abuso de autoridad y de que por siglos se siga segregando por el color de piel. Pero en México, además de señalar por el tono que tengamos, lo hacemos igual por la clase social.
El abuso de poder que desde hace décadas sufren las minorías, en especial los afroamericanos debe parar, así lo exigen en 140 ciudades estadunidenses. Todo esto en medio de la pandemia de covid-19, que ha dejado más de 100 mil muertos, y casi 1.8 millones de contagiados a la fecha en ese país.
El pasado 25 de mayo, el agente Derek Chauvin, de Minneapolis, asesinó a George Floyd, de 46 años, quien sin motivo aparente fue sometido hasta la asfixia, ocasionándole la muerte. El presidente Donald Trump encendió más las hogueras por sus constantes declaraciones, expresamente en contra de los manifestantes que en algunas zonas se concentran pacíficamente y, desde luego, en otras la furia es incontrolable.
Pero esta escena se ha repetido muchas veces, incluso contra niños y adolescentes que son detenidos con lujo de violencia por policías racistas. Las redes sociales ya no permiten que estos hechos pasen desapercibidos como antes. Las evidencias siempre están a la vista de la sociedad, pero el gobierno ha logrado, sin dificultad, que prevalezca la injusticia.
A pesar de que Donald Trump impuso el toque de queda, las turbas están decididas a hacerle saber que no aceptarán más actos injustos contra los afroamericanos ni contra cualquier persona.
Parece que al presidente estadunidense no le importa que en noviembre próximo son las elecciones, donde busca un segundo mandato y esto le sirve para argumentar que sus contrincantes son los alborotadores. Además, responsabilizó a los demócratas de las acciones que han tomado frente a la pandemia de coronavirus, cuando es claro que son sus políticas las que han llevado a pique a su nación.
Por supuesto que no es Estados Unidos el único país donde las revueltas sociales toman fuerza. Se ha vivido también en otros puntos de Latinoamérica debido a las condiciones de vida en que la sociedad apenas sobrevive debido al modelo neoliberal que acabó haciendo miserables a los pobres.
El Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación en México tiene un nuevo diseño este año, con el cual pretende que se respeten los derechos de todos los mexicanos con un enfoque de igualdad y no discriminación. Sin embargo, los mexicanos todavía no podemos despegarnos del clasismo y racismo que ejercemos, porque hay ocasiones que es incluso mecánico, una situación cultural con la que vivimos hace siglos y hoy hay que cambiar.
DESDE EL CENTRO
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