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POLÍTICAS ESCASAS PARA EL SECTOR AGRÍCOLA
La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) presentó su informe anual de Seguimiento y Evaluación de las Políticas Agrícolas. Destaca que México y Colombia son los países donde más se invierte en el sector agrícola en América Latina.
Pero el monto que destinan sigue muy por debajo del promedio de los países de la OCDE. Colombia tiene una inversión de 11.5 por ciento, Estados Unidos alcanzó 11 por ciento sobre el monto total de los ingresos agrícolas; seguido de México, con una inversión cercana a 9.4 por ciento, y Costa Rica, que muy por debajo logra invertir 5.8 por ciento.
Según el estudio de la OCDE, entre 2017 y 2020, la inversión en agricultura de los países miembros fue de 319,000 millones de dólares, de los cuales 72 por ciento, que representan cerca de 231,000 millones de dólares, se dieron como apoyo a productores del sector.
Debido a la pandemia de Covid-19 los países crearon políticas públicas para mitigar el impacto en el sector. Por ejemplo, la prestación de apoyo económico a los agricultores y a otros agentes de la cadena alimentaria, la puesta en marcha de iniciativas para mantener la actividad de las cadenas de suministro de alimentos y de productos agrícolas, y la prestación de apoyo a consumidores y poblaciones vulnerables.
Algunos países tuvieron acciones positivas como la creación de políticas que contribuyen a mitigar el cambio climático y a mejorar la sostenibilidad del sector. México es uno de estos, porque recientemente se han impulsado medidas en este tema. Asimismo, nuestro gobierno trabaja en leyes enfocadas en pequeños productores para fortalecer sus ingresos
y acceder a mercados.
Sin embargo, de acuerdo con este informe, en América Latina todavía hace falta implementar medidas que realmente aporten al sector. Menciona que el apoyo a los agricultores es limitado. Tras la pandemia sufrieron las cadenas alimentarias. Comenzaron los problemas en las contrataciones de empleados temporales, ahora hay falta de personal y cerraron empresas y negocios, también abundaron los problemas con el transporte de mercancías.
La pandemia causó también que el consumo fuera de los hogares colapsara y las compras en tiendas de servicio aumentaron.
La OCDE menciona tres principios para responder ante la Covid-19.
1.-Mantener los mercados internos, regionales e internacionales abiertos, transparentes y predecibles.
2.- Asegurar que las necesidades de alimentación y nutrición para las poblaciones vulnerables se satisfagan.
3.-Aprovechar la oportunidad para incrementar la resiliencia, sostenibilidad y productividad del sector agroalimentario.
De acuerdo con datos de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural en México, que encabeza Víctor Villalobos Arámbula, además de los aportes de la OCDE, nuestro gobierno da seguimiento a los puntos mencionados. Uno de los principales es que México cuenta con las herramientas científicas y tecnológicas para desarrollar una agricultura regenerativa y sustentable y esto permitió en los últimos meses la producción continua, incluso, el año pasado, se alcanzaron alrededor de 290 millones de toneladas de alimentos, además del aumento en las exportaciones agroalimentarias.
El titular de Agricultura, Víctor Villalobos Arámbula, dijo recientemente que el 60 por ciento del presupuesto de la Secretaría lo ejercen los programas prioritarios en beneficio de tres millones de productores de pequeña escala que tienen acceso, de manera oportuna, a insumos y equipo agrícola tras la entrega directa de apoyos, porque el objetivo en México es crear las condiciones para impulsar una agricultura que incida en mejorar la calidad de vida de la población en el campo y que reduzca la migración y la
pobreza.
Las recomendaciones más destacadas que da la OCDE tienen que ver con el
fortalecimiento de las inversiones en servicios generales, es decir, en la infraestructura rural e hidráulica, en los servicios de protección y control de la salud vegetal y animal, la investigación y el desarrollo y el acceso a mercado a los pequeños productores.
Recientemente, el director en jefe del Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica), Francisco Javier Trujillo Arriaga, al participar en la sesión anual de la Comisión de Medidas Fitosanitarias (CMF), señaló que la pandemia por COVID-19 ha representado un área de oportunidad para crear conciencia sobre la importancia de aplicar medidas sanitarias y fitosanitarias para prevenir brotes de enfermedades.
Al prevenir la propagación e introducción de plagas y enfermedades de las plantas, los gobiernos, trabajadores de campo, así como otros actores de la cadena de producción primaria contribuyen a mejorar la seguridad alimentaria y abren su ingreso al mercado, dos aspectos fundamentales en este momento. En México se promueve el uso de certificados fitosanitarios electrónicos para continuar garantizando el suministro de alimentos seguros durante la etapa del COVID-19.
Para ilustrar más de lo que hablamos, México y Marruecos acordaron, esta semana, fortalecer su relación comercial e intercambio técnico y científico, con el objetivo de ampliar la variedad de productos agroalimentarios que actualmente se importan y exportan y contribuir al mejoramiento de las técnicas de producción en ambos países.
El titular de la Sader, Villalobos Arámbula subrayó que es prioridad para el Gobierno de México diversificar los mercados agroalimentarios, a fin de que los productores nacionales, especialmente los de pequeña escala, participen en nuevos nichos comerciales. Marruecos representa una gran oportunidad para aumentar la presencia de alimentos mexicanos en el norte de África y es una nación que se distingue por su excelente trato a las empresas y productores de nuestro país. En este rubro México avanza de manera positiva.
DESDE EL CENTRO
El 22 de marzo conmemoramos el Día Internacional del Agua y el recordatorio de que hay que cuidarla debe ser reiterativo. El 83 por ciento de la República Mexicana registra sequía. Al menos 41 millones de mexicanos carecen de agua diariamente y todavía hay 8.5 millones que no tienen conexión a la red de agua potable.