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CIUDAD DE MÉXICO, 18 de febrero de 2024.- Un grupo de científicos descubrió en Chiapas una nueva especie de lagartija. Se trata del dragoncito de Coapilla (Abronia cunemica), que es endémico de México y del cual se tiene registro de solo cinco ejemplares.
Dos investigadores de la UNAM colaboraron para el hallazgo: Adrián Nieto Montes de Oca e Israel Solano Zavaleta, ambos pertenecientes a la Facultad de Ciencias.
De igual manera, participaron Adam Clause, gerente de la Colección de Herpetología del Museo de Historia Natural de San Diego, California (Estados Unidos); Roberto Luna-Reyes, de la Secretaría de Medio Ambiente e Historia Natural (SEMAHN); y Oscar Miguel Mendoza-Velázquez, de la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas (UNICACH).
De acuerdo con Nieto Montes de Oca, este descubrimiento es, en parte, fruto de un trabajo efectuado desde hace 30 años, el cual ha sido impulsado por la necesidad de conocer a fondo toda la diversidad de anfibios y reptiles que viven en México. Esta labor fue realizada, en gran medida, gracias a la secuenciación de ADN, que permite además descubrir las relaciones filogenéticas entre las especies.
A lo largo de su carrera, Nieto Montes de Oca, solo o con sus colaboradores, ha logrado describir al menos 20 nuevas especies de anfibios y reptiles.
En tanto, Solano Zavaleta, quien ha sido colaborador frecuente en los trabajos de Adrián Nieto, explicó que en este descubrimiento se tuvo algo de fortuna, ya que un contacto les envió un par de fotos de un ejemplar extraño.
Comparando con los registros que tenían de los dragoncitos de Chiapas, Israel Solano se dio cuenta que el ejemplar reportado no correspondía a ninguno conocido en la zona.
“Los dragoncitos (Abronia) son un género de lagartijas muy difícil de trabajar, porque son muy escurridizas, más de lo normal. A veces uno puede coincidir con ellas de manera fácil y puede visibilizar 3 o 4, pero hay días, e incluso semanas, donde no las ves. Entonces este
descubrimiento fue de mucho empeño y de mucha inversión en cuestión de tiempo”, dijo.
El dragoncito de Coapilla habita en los árboles del norte de Chiapas; el único macho adulto encontrado pesó 38 gramos y tuvo una longitud aproximada de 12.7 centímetros de largo (sin considerar la cola).
Asimismo, se han localizado tres hembras adultas que pesaron 23 gramos y tuvieron una longitud de 11 centímetros de largo (sin considerar la cola).
Al igual que numerosos miembros de su género, su cola es prensil lo que les permite afianzarse de las ramas y escalar hasta 40 metros de altura.
Su coloración es en marrón claro, con bandas transversales oscuras, que a veces se reducen a una serie de manchas, y su cabeza es de color amarillo pálido, con marcas oscuras en formas de flechas; asimismo, carece de escamas supra-auriculares protuberantes y de escamas posterolaterales de la cabeza, con formas de casco.
El área donde se encontró la lagartija se caracteriza por tener una gran laguna, y alrededor de esta hay bosques de pino y encinos. Es un lugar donde si bien hay población humana y algunas zonas de cultivo, parece ser un hábitat ideal para esta especie. Aunque se trabajó en
otras zonas cercanas para ver si su distribución era más extensa, no hubo más avistamientos.
Al igual que otras especies, Abronia cunemica probablemente no llega a tener grandes poblaciones, por lo cual es una especie rara y que puede estar en riesgo de extinción. Como anteriormente se mencionó solo se han encontrado cinco ejemplares.
Para Nieto Montes de Oca es necesario preservar esta nueva especie; señaló que las actividades humanas pueden ponerla en riesgo, sobre todo la tala ilegal de árboles.
“El problema de las lagartijas del género Abronia es que la mayoría viven en los árboles, y la tala ilegal se ha vuelto un problema muy importante en nuestro país. Por ejemplo, hay datos que señalan que de los bosques mesófilos de montaña que teníamos originalmente en México, solo queda el 10 por ciento. Entonces, este tipo de destrucción tiene consecuencias muy graves para la biodiversidad”, destacó.
Además, otra cuestión que podría afectar a la Abronia cunemica es el tráfico ilegal de especies. Al ser de colores muy vivos, demasiado llamativas y tener un aspecto similar a los dragones, este tipo de lagartijas están expuestas a que las personas dedicadas a esta actividad de manera ilícita las vean como un buen negocio.
Datos de Vida Silvestre Coatl revelan que los contrabandistas las venden hasta en dos mil dólares.
“Nos han llegado noticias de que algunas especies de lagartijas de este género han sido decomisadas por las autoridades, e incluso hay reportes de otras que llegan a Europa. Eso nos habla de que en el mercado negro son un buen negocio. En los últimos años la comunidad científica ha tenido que ser muy cauta en dar, de manera precisa, las ubicaciones donde encontramos ciertos animales, esto con el fin de protegerlos porque los capturan y los venden”, manifestó Nieto Montes de Oca.
Debido a que son raras, actualmente se trabaja en un plan para cuidar a las lagartijas del género Abronia, incluido el dragoncito de Coapilla.
En este plan de conservación se prevé la participación de entidades académicas y gubernamentales.
Atacamos a las lagartijas por desconocimiento o ignorancia, sin saber que tienen una importancia ecológica y social. En los cultivos ayudan a controlar algunas plagas de insectos. En las zonas urbanas, evitan la proliferación de mosquitos, moscas y arañas, entre otros.
A pesar de que se les acuse de ser venenosas, lo cierto es que, a excepción del monstruo de Gila, no lo son. Además de fungir como depredadores, también tienen un papel de presas y son alimentos de otros animales como serpientes y aves.
A nivel social, junto con otros animales, son parte importante del ecoturismo, que en los últimos años ha tenido un gran apogeo. El ecoturismo ofrece a los viajeros la posibilidad de conocer zonas naturales y las culturas tradicionales que allí habitan. Los destinos más frecuentados suelen ser los que ofrecen flora, fauna o patrimonio cultural como atracciones principales.
En México, de acuerdo con datos federales, existen alrededor de 417 especies de lagartijas, siendo la familia Phrynosomatidae la de mayor diversidad, ya que representan 15.9 por ciento del total de especies en la nación.
Debido a que nuestro país es rico en la diversidad de tipos de lagartijas, ambos científicos invitan a la población a no matarlas y buscar los medios para preservarlas. Asimismo, piden a la gente se abstenga de capturar a estos animales si se encuentran con alguno, y en su lugar informar a las autoridades pertinentes sobre el avistamiento para llevar un registro adecuado.