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Teléfono rojo
Hay una mujer al principio de todas las grandes cosas.
Alphonse de Lamartine.
…….Y al final.
Recientemente se demostró que el sistema inmunológico de los hombres y las mujeres reaccionan de manera diametralmente distinta frente a las infecciones. En una reunión de microbiología en Boston, Massachusetts, se presentaron resultados que sugieren la pertinencia del diseño separado por sexo de programas de vacunación y tratamientos de enfermedades. Desde 1992 se supo de esta situación porque en ese entonces, la Organización Mundial de Salud tuvo que retirar una vacuna contra el sarampión en Senegal y Haití debido a una gran cantidad de muertes entre las niñas vacunadas, no siendo el caso con la morbilidad entre los niños.
Todo parece indicar que las mujeres podrían haber evolucionado hacia una respuesta inmunológica rápida y fuerte para proteger a los fetos en su desarrollo y los recién nacidos después del parto según Marcus Altfeld, un inmunólogo del Instituto Heinrich Pette en Hamburgo, Alemania. Pero como todo en la vida, nada es gratis y el costo de este tipo de respuesta inmunológica para la mujer ha sido que su sistema inmune pueda reaccionar de manera exagerada llegando incluso a dañar su propio cuerpo. De esta forma podríamos explicar la mayor incidencia de enfermedades autoinmunes entre las mujeres, tales como esclerosis múltiple, lupus, artritis y osteoartrosis, entre otras donde las hormonas juegan un papel fundamental. Por ejemplo, el estrógeno puede activar a las células involucradas en respuestas antivirales y la testosterona suprime la inflamación.
Las pruebas clínicas de las empresas farmacéuticas deberían reconocer estas diferencias al conducir sus investigaciones y no lo hacen, en lo general debido a cuestiones como los ciclos menstruales de las mujeres, que son “inconvenientes” que prefieren evadir y debido a ello muchos de los fármacos se diseñan para hombres.
Los términos relativos al sexo, se emplean aquí en lugar de aquéllos más usuales de género, por cuanto éste último difumina la realidad biológica y, con ello, privan de la base sólida sobre la que construir los necesarios cambios sociales. Además de los factores anteriores, uno de carácter social de vital importancia es que el 70% de los pobres del mundo y el 75% de los analfabetas son mujeres.
La breve relación de hechos biológicos y sociales que se describen aquí, a modo de pinceladas, constituyen tan sólo unos cuantos ejemplos de las diferencias sexuales que tienen un claro impacto en todos los niveles de interacción social, desde la educación hasta la actividad profesional que afecta a las mujeres limitando su capacidad de desarrollo. Comenzamos por subrayar que los genes son la base de toda diferencia sexual. Que el desarrollo cerebral es la base de todo aprendizaje y que la sinapsis es la base de todo comportamiento. Que, a cerebros diferentes, sensibilidades distintas, y por lo tanto se requieren soluciones que, más que iguales, sean equitativas y diferenciadas. Que la cantidad, calidad y manejo de la información transferida y procesada es una de las bases de todo éxito para un ser humano.
Adicionalmente, el Instituto Nacional de Salud (NIH por sus siglas en inglés) es el administrador federal de la investigación biomédica en los Estados Unidos. Su deber es garantizar equidad de acceso a becas de investigación para manejar un ecosistema diverso, sólido y sostenible que logre maximizar el retorno de las inversiones de los contribuyentes en Estados Unidos de América, lo cual de hecho no se logra ni en términos de la equidad en la procedencia geográfica de los investigadores, ni a su género o sexo, lo cual empeora la situación en términos de una visión “femenina” en el área. ¿Qué pasa en ese caso con la investigación (incluida la biomédica) en México?
Para variar si en esos países estornudan a nosotros nos da neumonía, en España el banco BBVA ha dado voz a las mujeres que se desarrollan en esta área del conocimiento, entre otras cosas, otorgando financiamiento para la celebración de congresos y la publicación de libros relacionados con el tema “investigación-mujer-biomedicina” que nos permiten corroborar resultados desgraciadamente predecibles; tendencias de mejora de la participación de la mujer en la investigación científica, pero en los puestos bajos y mandos medios, no así en los altos debido al consabido techo de cristal por romper.
No sé ustedes, pero a mí me gustaría vivir el momento en que la sociedad mexicana logre superar el machismo tradicional heredado, cultivado y en oculto en tantos ejemplos cotidianos. Entonces seremos una nación con mayor (aproximadamente el doble) de individuos luchando por nuestro país.
Espero como siempre sus comentarios, serán bienvenidos.