Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
¿Pero qué culpa tienen los niños?
Desgraciadamente no se trata de la película que está de moda en este momento, se trata de la triste historia de unos científicos, en particular uno, que tuvo la enorme suerte de ser escuchado y en una de esas la fortuna de que sea a tiempo (casi siempre cuando nos escuchan es demasiado tarde) con todo y que ya salimos a las calles a marchar como cualquier mortal. El químico atmosférico que sentó las bases para el mejor acuerdo climático internacional hasta antes de la era Trump, pero llegó éste a la presidencia de la mayor potencia militar del mundo y ahí quedó el sueño, tambaleándose.
“Después de mi el diluvio” frase atribuida a Luis XV en los últimos años de su vida, cuando el descontento popular presagiaba un fuerte estallido social en Francia, como en efecto ocurrió. Después de su reinado la situación hizo crisis con Luis XVI y advino la revolución. La expresión de Luis XV es una condensación del egoísmo político. Cualquier parecido con algún gobernante actual definitivamente no es ninguna coincidencia, la historia nos demuestra que estamos condenados a repetirnos. Para muestra un botón; dicen las malas lenguas que Charles de Gaulle, después de perder el plebiscito promovido por él en 1969, repitió con mucha amargura las mismas palabras del viejo monarca francés.
Trump tiene el problema de catalogar a la ciencia como dogma de fe y combatirla porque no está en su religión, tonto no es, pero ignorante pues baste escucharlo y nuestro mejor acuerdo se cae a pedazos. Pero en diciembre de 2016 no lo sabíamos y este logro fue el tercero en el “top ten” de Nature para el año que acababa.
No es a común que químicos atmosféricos ayudar a salvar el mundo, pero Guus Velders tuvo su oportunidad en octubre. Él asistía a negociaciones internacionales en Kigali, Rwanda para retirar de uso y producción los hidrofluorocarbonos (HFC), gases de efecto invernadero muy potentes utilizados en acondicionadores de aire.
La mayoría de las Naciones habían acordado un calendario agresivo para comenzar eliminando los compuestos, pero la India y un puñado de otros países querían cuatro años adicionales para hacerlo porque impactaba mucho en sus economías. Después de ingresar los números en un modelo en su computadora portátil, Velders informó a los negociadores que esta concesión tendría poco impacto en el planeta. Y el acuerdo global ampliamente aclamado, fue firmado el 15 de octubre. Velders, tímido investigador en el Instituto Nacional de Salud Pública y el Medio Ambiente en Bilthoven, Países Bajos, estuvo orgulloso de su papel. «Nunca he estado involucrado en un proceso que conduce a un acuerdo global sobre el clima antes», dice.
No era ninguna coincidencia, sin embargo. Sus colegas dicen que Velders se ha convertido en el experto mundial en las emisiones de HFC, y que nadie más podría haber proporcionado tal análisis tan rápido en Kigali. El forma parte de una comunidad de científicos que ha ayudado a actualizar el protocolo de Montreal de 1987, un acuerdo internacional diseñado para proteger la capa de ozono estratosférico, como una herramienta en la lucha contra el calentamiento global.
Los refrigerantes que caen dentro del ámbito del protocolo son también gases de potente efecto invernadero, y el equipo de Velders demostró que el acuerdo de Montreal hizo realmente más para controlar las temperaturas globales de lo que hicieron el Tratado de clima del Protocolo de Kyoto de 1997 ayudó a sentar las bases para el acuerdo en HFC, que llegó como una enmienda al Protocolo de Montreal. «El equipo Velders siempre tiene las respuestas correctas a las preguntas correctas y en el momento adecuado,» dice Durwood Zaelke, Presidente del Instituto para la gobernanza y el desarrollo sostenible, un grupo de defensa en Washington DC.
Yo soy de los científicos que piensa que mi generación todavía logró vivir en una bonanza ambiental que no se puede garantizar ni siquiera a la siguiente generación, dada la incertidumbre creada. Es aquí donde se nota que en el occidente jugamos ajedrez y en el oriente GO.
Si no queremos más corales muriendo, más especies en extinción, es tiempo de actuar
¿Qué culpa tienen los niños de que nuestra ética no vaya a la par de nuestras capacidades científicas y tecnológicas? ¿Seremos depredadores altamente nocivos para este planeta como lo dice la afamada película Matrix? ¿Se salvará el mundo de nosotros? O el mundo y la vida (quizá diferente a lo que estamos acostumbrados) se salvara con o sin nosotros.