
El predial talón de Aquiles municipal
La oportunidad del momento.
No podría ser más oportuno, el 5 de Junio es el día internacional del medio ambiente y nos toca abordar a la tercera de las personas que dejaron su marca en el “Top Ten” de Nature durante 2016. Se trata de Terry Hughes, el centinela de los arrecifes.
La gran barrera de coral es el sistema de arrecife de coral más grande del mundo, compuesta por más de 2,900 arrecifes individuales que se extienden por más de 2,300 kilómetros sobre una superficie aproximadamente de 344,400 kilómetros cuadrados. El arrecife está situado en el mar de Coral, frente a la costa de Queensland, Australia.
La gran barrera de coral puede verse desde el espacio exterior y es la estructura individual más grande del mundo hecha por organismos vivos. Esta estructura de arrecife está construida por miles de millones de pequeños organismos, conocidos como pólipos de coral y permite una amplia diversidad de formas de vida. Fue seleccionada como patrimonio de la humanidad en 1981 y en la cadena CNN fue electa como una de las siete maravillas naturales del mundo.
Cuando Terry Hughes voló sobre la gran barrera de coral en marzo de 2016, su corazón se hundió a la vista de los parches de claros justo debajo de la superficie, donde los corales estaban muertos o moribundos, lo que se reconoce inmediatamente porque se blanquean. Hughes, director del consejo de investigación australiano para estudios de los arrecifes de Coral dice que él y sus alumnos lloraron después de mirar los censos aéreos de los daños. El blanqueo golpeó casi de todos los arrecifes con encuestas iniciales de 81% en la sección norte, que fue la más dañada. Es el blanqueamiento más devastador jamás documentado en la gran barrera de coral — y parte de un evento más amplio que dañaba los corales del Pacífico- el ascenso de la temperatura del océano que, por supuesto, está relacionado con el calentamiento global, un cambio climático que es un hecho, ni “fake news” ni alternative facts”.
Entonces Terry sonó la alarma mundial, por así decirlo. La humanidad escuchó y con excepción de Siria y Nicaragua, se generó el acuerdo de Paris el día de la tierra, el 22 de abril de 2016. El acuerdo de París es relativo al cambio climático y establece medidas para la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero a través de la mitigación, adaptación y resiliencia de los ecosistemas a efectos del calentamiento global, su aplicabilidad será para el año 2020, cuando finaliza la vigencia del Protocolo de Kioto. El acuerdo fue negociado por 195 países miembros.
Hasta el 3 de noviembre de 2016 este instrumento internacional había sido firmado 96 países y la Unión Europea, la cual ratificó el acuerdo el 5 de octubre de 2016. Con esta firma se cumplió la condición para su entrada en vigor al ser ratificado por más de 55 partes, las cuales suman más del 55 por ciento de las emisiones globales de gases de efecto invernadero.
El 1 de junio de 2017, el presidente Donald Trump anuncia la retirada de Estados Unidos de este acuerdo, dadas sus promesas de campaña en pro de los intereses económicos de la nación, es decir por razones políticas. Sin embargo, varios actores del sector privado, público y social de este país confirmaron su interés de cumplir con los compromisos del acuerdo, independientemente de lo que el presidente de su país decida.
Es triste presenciar el inicio del fin de un imperio, esperemos que solo sea un pequeño descanso. A México y al mundo, les conviene un Estados Unidos líder y global (no medroso y aislado), pero la historia tiene ciclos y si no se recuperan pronto de esta crisis de populismo, no volverán a ser los líderes del mundo en el futuro-posición a la que ellos mismos han renunciado- porque quien solo ve al pasado, no puede adueñarse del futuro.
Otra reflexión que me gustaría compartir con todos es que, si bien el calentamiento global es un hecho, el impacto que el ser humano tiene, puede ser objeto de debate científico. Sin embargo, somos indiscutiblemente los mayores depredadores del ecosistema y dejar de serlo, en la medida de lo posible, solo puede ayudar. Queremos que nuestra casa, el planeta tierra, esté limpia para disfrutarla mejor hoy y heredarla a las futuras generaciones.
Finalizo con una atenta solicitud a los ciudadanos de Estados Unidos; reflexionen sobre la razón de ser de un humano, que en mi opinión es exactamente “ser” plenamente, no “tener” todo lo posible. Se puede ser feliz con carros más pequeños que consuman menos energía, el bien de la comunidad que nos rodea-desde la familia hasta la humanidad- es nuestro propio bien por razones pragmáticas, no espirituales. Resistan, aprendan y actúen, porque lo que les está ocurriendo, es lo mismo que les ha ocurrido a tantos países con gobiernos populistas (recientemente Venezuela es un buen ejemplo) y su primera vez los puede impulsar a un gran futuro, si saben cómo canalizar las enseñanzas del presente.
Los espero en las redes sociales.