
A América le llueve de todo: le empatan, oso de Aguirre y le paran duelo
Diversidad institucional y consenso respecto a la necesidad de transitar hacia esquemas de justicia social ante los efectos negativos de la gentrificación, un problema complejo y global demandante de acuerdos multidisciplinarios y sin prisas.
La atención en la Ciudad de México está centrada en los temas de vivienda, tanto en el acceso como la oferta, y en el aumento en la valorización del suelo que ha llevado al desplazamiento de personas y negocios.
Desde el Palacio del Ayuntamiento, con la presencia de alcaldesas y alcaldes —de las zonas con mayor tensión inmobiliaria y de aquellas receptoras del desplazamiento—, los poderes legislativo y judicial, así como representantes ciudadanos y empresariales, la Jefa de Gobierno, Clara Brugada, presentó el Bando número uno, encaminado a fortalecer la habitabilidad con poder identitario de la capital nacional. Invitación al diálogo de todos los sectores como reflejo de innovación democrática.
Catorce aspectos donde el eje será la estabilización de las rentas y la inversión en la construcción de vivienda en zonas céntricas. Devolver al barrio lo que es del barrio: identidad y comunidad, atributos formados con el tiempo, resultado de relaciones y memorias compartidas.
“Las ciudades son entes vivos, en constante movimiento y transformación; que crecen, cambian cada día, nacen, envejecen, mueren o reciclan sus espacios asociados al capricho humano”, escribe el secretario de de Planeación, Ordenamiento Territorial y Coordinación Metropolitana, Alejandro Encinas, en su libro “Ciudad de México. Memoria de Siete Siglos” —presentado anoche—, quien tendrá la batuta del plan maestro.
La CDMX ha cambiado. Regular y controlar será central a partir de la apertura al diálogo y el consenso interdisciplinario. “Vamos a priorizar el acuerdo por encima de las prisas”, dijo Encinas. El inicio está en las alcaldías Miguel Hidalgo y Cuauhtémoc, en colonias como Condesa, Juárez, Roma, Escandón o San Miguel Chapultepec, donde está la tensión generada por aumento en rentas, concentración de créditos y espacios de vivienda temporal.
En la construcción de un modelo propio para la atención de los efectos negativos de la gentrificación la experiencia internacional cuenta. Aunque los contextos varían, el patrón es similar: especulación inmobiliaria, aumento de rentas, homogenización cultural, pérdida de identidad barrial y fragmentación del tejido social.
Para frenar los daños, Nueva York ha impulsado políticas como el rent stabilization y programas de vivienda asequible; Berlín, en 2020 congeló las rentas por cinco años, aunque la Corte Constitucional revirtió la medida en 2021, año en el cual en referéndum se votó la expropiación de más de 240 mil viviendas en posesión de grandes corporaciones inmobiliarias; París tiene programas de vivienda subsidiada y los municipios están obligados a contar con al menos 25 por ciento de vivienda social.
La justicia habitacional está en el centro.