Teléfono rojo
Como lo redacté el domingo, me causó extrañeza que en la sección 5178 –mi casilla para votar- mi esposa fuera convocada como funcionaria electoral y aceptó con mucho agrado, y posteriormente fue “desconvocada” a pesar de que, como nos lo dijo el representante del IFE “nadie quiere”.
El día de la elección transcurrió normalmente, al parecer sin anomalías, aunque sí solicité, como vecino interesado, a un representante de partido (PRD) que –con los antecedentes de otras elecciones en los que Elba Esther Gordillo ha colocado funcionarios de casillas para alterar resultados- pusiera atención en mi casilla.
Incluso le solicité que investigara si el presidente de la casilla era vecino y legalmente elegido por la insaculación que señalaba a los nacidos en diciembre y con apellido comenzado con la letra “S”. No lo hizo y me comentó que les tenían prohibido dudar de la buena voluntad de los funcionarios electorales.
Aclaro que yo tampoco dudo de la buena voluntad de los vecinos que actuaron como representantes ciudadanos en las elecciones, sino que por el contrario les expreso mi gratitud y mi respeto, pero tenía dudas de lo que ocurrió en mi casilla.
En fin, como cualquier ciudadano estuve vigilante de que la votación se realizara de acuerdo con los cánones democráticos. A las seis de la tarde, después de que se cerró la casilla comenzó el conteo y todo parecía llevar un ritmo normal y legal.
Tres más 10 igual a 13
Aproximadamente a las diez de la noche fueron colocadas las mantas con los resultados y les tomé una foto que adjunto. En la sábana se hacía notar que los votos para la alianza PRI-Partido Verde eran “3”.
Al día siguiente fui al local y ya habían desparecido, desde primera hora las mantas, a pesar de que de acuerdo con las normas deben permanecer al menos tres días colocadas en la casilla para que los vecinos conozcan la votación.
Mi sorpresa fue grande: habían desaparecido. El portero del edificio me dijo, palabras más palabras menos que las habían arrancado y que cuando él llegó ya estaban en la basura, por lo que las tiró.
Ni modo, me dije. Lo bueno es que les tomé la foto con los resultados. En el transcurso del lunes estuve pendiente del PREP del IFE para ver si coincidían los resultados de mi casilla con los apuntados en la manta.
Cuando aparecieron los en el PREP los resultados de la sección 5178 mi sorpresa fue mayúscula. A los “3” votos que había en la manta para la coalición PRI-Partido Verde, le habían agregado un “1” y ahora se veía así: “13”.
No fue desde luego, un duende como los que habitan las reacciones de los periódicos el que cambio la cifra, ni fue seguramente un ciudadano honesto, pero el resultado oficial de mi casilla es que a Enrique Peña Nieto le contarán en mi casilla 10 votos más de los que los ciudadanos le otorgaron.
¡No se vale! ¿Por qué? ¿Quién fue el culpable? ¿Cuántas casillas están igual?
Seguí en las redes sociales y resulta que mi casilla no fue la única. Por cierto, la casilla contigua de la sección 5178, no fue contada por el PREP y muchos vecinos consideran que sus derechos humanos fueron violentados de una manera drástica.
El caso es que sí, en mi casilla, se le agregaron al candidato priísta 10 votos que no merecía. ¿Tendrá el autor de ese “1” la conciencia tranquila? Seguramente no, pero quizá tenga los bolsillos llenos. Lamentablemente, como dice el filósofo del metro: triunfaron la delitocracia y la mediocracia, perdió la democracia.
QMex/rfv