Poder y dinero/Víctor Sánchez Baños
El accidente que sufrieron que se aferran, por mandato de sus medios, a cubrir las actividades del presidente Andrés Manuel López Obrador, han sido la comidilla de la semana.
Es que muchos no alcanzan a entender que los reporteros nunca se han mandado solos y no cubren eventos o actividades de los gobernantes por el placer de hacerlo, sino que lo hacen por mandato de los medios de comunicación que les medio les pagan.
Siempre ha sido así, desde que se tiene memoria, bueno desde cuando se hacían por tren los recorridos presidenciables, en el sexenio de Lázaro Cárdenas del Río.
En ese entonces, contaba una periodista que termino poniendo su propia agencia de información, los reporteros que cubrían la fuente presidencial, no tenían que preocuparse de nada, sólo se le citaba a una hora determinada en el lugar de partida y eran llevados a todos los eventos, recibían alimentación y hospedaje, además de las facilidades para enviar su información.
Fue hasta el sexenio de Ernesto Zedillo, que los medios se vieron obligados a cubrir los gastos de alojamiento y alimentación de sus reporteros que viajaban con la comitiva presidencial, tanto al interior del país, como en el extranjero, pero el e3stado mayor Presidencial se 4ncargaba de la logística para procurarle a la “fuente” las facilidades para desempeñar su trabajo de informar de las actividades del Presidente.
Además, siempre había vehículos para trasladarlos de un lugar a otro, ya fuera avión, helicóptero o autobús.
Era realmente un privilegio cubrir la fuente presidencial, porque además de que siempre tenían nota de primera plana, los reporteros mantenían contacto con la cúpula del poder.
Obviamente los dueños o directivos de los medios de comunicación masiva, estaban felices, pues la presencia de sus reporteros les redituaba muchas planas de publicidad oficial, tanto del gobierno federal, como de los estatales y hasta de algunos municipios y todo sin soltar ni un peso.
Ahora extrañan esos viejos tiempo, pues el presidente Andrés Manuel López Obrador, no solamente eliminó de tajo el estado mayor Presidencial, sino que también canceló las direcciones de comunicación social, dejando en su lugar a un enlace que tiene que acordar todo con el vocero presidencial, Jesús Ramírez Cuevas.
Eso y el hecho de que ahora ya n hay ninguna facilidad para los reporteros que cubren la fuente presidencial, provoco el accidente del pasado viernes en el estado de Sonora.
Los reporteros son tratados con la junta del pie, se les manda en avión de línea, sin ningún apoyo logístico y cuando deben desplazarse por tierra, los trepan a unidades rentadas por los gobiernos estatales y no cuentan con protección, ni mucho menos un seguro contra accidentes.
Lo peor es que el presidente López Obrador ya puso en claro que no van a cambiar las cosas y es más, que no quiere que los reporteros desplacen con él en sus giras de fin de semana, advirtiéndoles que las cosas ya no son como antes y que Presidencia no va a pagar ningún gasto de los reporteros.
Habrá que ver si los dueños o dirigentes de los medios se ponen las pilas y dejan de pensar que las cosas van a volver a ser como antes y enviando reporteros a padecer las de Caín, les van a llover planas de publicidad.