Alfa omega/Jorge Herrera Valenzuela
*El PRI no es oposición en el Congreso
A punto de concluir el primer año de la LXIV, las bancadas minoritarias en el Senado y en la Cámara de Diputados, no atinan a encontrar el rumbo que los lleve de vuelta a contar con una presencia importante en el Congreso de la Unión.
Los legisladores del PAN en ambas cámaras, son los que parecen haber asimilado la derrota, tal vez porque nunca han tenido el control total del gobierno y aunque en dos sexenios uno de los suyos ocupo la silla presidencial, nunca les entrego el electorado la mayoría en ambas cámaras.
Igual le pasa al PRD que a lo más que ha llegado es a detentar el gobierno de la ciudad de México y de algunos Estados, siempre a la sombra del PAN, con el que ha hecho alianzas triunfadoras.
Sin embargo, los que están pasando las de Caín son los priístas, que no sólo tienen que cargar con derrota meko9rable, que los dejo con mini bancadas en las dos cámaras.
Es que ellos, acostumbrados a tener siempre bancadas importantes, incluso cuando perdieron muchos espacios, como ocurrió en 1997 y en el 2000, pero mantuvieron un espacio especial, hasta para servir como “bisagra” para la aprobación de algunas leyes, y sobre todo reformas constitucionales.
Hoy día, el PRI no es nada, no pesa, no tiene vela en el entierro, pues sus votos no cuentan, no mueven nada.
Para colmo de males, los priístas tienen la consigna de su nuevo líder Alejandro Moreno, de no hacer ruido, no vaya a ser que los escuche en Palacio nacional y ordenen revisarles la cola que traen muy sucia.
Hasta que Claudia Ruiz Massieu estuvo al frente del otrora partidote, los legisladores intentaron comportarse como oposición e incluso hicieron algún as intentonas por reclamar el trato que les daban en ambas cámaras.
Pero cuando arribó a la dirigencia Alejandro Moreno, las cosas cambiaron, pues les ordenaron mantenerse en un bajo perfil, hacer como que no están de acuerdo con todo, pero no jalarle las bigotes al tigre.
Incluso los propios colaboradores de los senadores y diputados, manfii4stasn que los jefes y sus secuaces, permanecen escondidos, para que no los vayan a descubrir.
Todos tiene instrucciones de no hacer nada que pueda molestar al presidente Andrés Manuel López Obrador, por el contrario, buscar la forma de demostrarle que están de su lado.
En esas condiciones, hasta los más renuentes, como los diputados Héctor Yunes y Pedro Pablo Treviño, han tenido que tragar camote, igual que los senadores Jorge Carlos Ramírez Marín y Manuel Añorve, rebeldes por naturaleza, pero hoy acallados por órdenes de su jefe máximo.
Habrá que ver cómo le hace Alejandro Moreno para recuperar espacios, aunque ya muchos priístas experimentados, ven cerca la desaparición de su partido y que todos terminarán en Morena.
¿Sera?