Dan el skateboarding y el IMSS un giro a la vida de Emilia Ojeda
CIUDAD DE MÉXICO, 10 de enero de 2019.-La lucha contra el sobrepeso ha sido una constante en su vida. Montserrat recuerda que desde la infancia presentaba problemas por ser “llenita”, lo que implicaba burlas por parte de sus compañeros, depresiones y baja autoestima.
En Oaxaca, durante 2012 la prevalencia de sobrepeso en la infancia fue de 17.2 y de 10.3 por ciento en obesidad, según explica la Agencia Informativa del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt).
“En aquel entonces éramos pocas las niñas y niños que teníamos ese problema, actualmente se ha agudizado en la escuela de mi hijo. A él también lo molestan continuamente por su sobrepeso. Yo trato de alimentarlo lo más sano que puedo y hace unos meses comenzó a tomar clases de futbol, para que haga un poco de deporte”, asegura.
Como Montse y su hijo Darío, el sobrepeso y obesidad afecta a 75 por ciento de la población adulta en México y 27.5 por ciento en la etapa de cinco a 11 años de edad, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut) 2012.
La medición publicada hace seis años y en proceso de actualización en el 2018 refiere que en Oaxaca la prevalencia de sobrepeso en este periodo de la infancia fue de 17.2 y obesidad de 10.3 por ciento —la suma de ambas, 27.5 por ciento—, mientras que a nivel nacional fue de 19.8 y 14.6 por ciento, respectivamente.
Ante la problemática de sobrepeso y obesidad infantil la doctora Aleyda Pérez Herrera realiza un estudio con niños de entre 6 y 12 años.
Ante la problemática, la integrante del Centro Interdisciplinario de Investigación para el Desarrollo Integral Regional (CIIDIR), unidad Oaxaca, Aleyda Pérez Herrera, de manera conjunta con el Centro Médico Nacional Siglo XXI, lleva a cabo el estudio Inclusión de alimentos nativos a la dieta de niños oaxaqueños con obesidad.
En entrevista, la doctora en nutrigenómica por la Universidad de Córdoba, España, explica que la investigación consiste en establecer la relación de los patrones alimenticios en la modificación benéfica de la microbiota intestinal y la expresión de ciertos genes inflamatorios y oxidativos.
“El proyecto, con duración de más de un año, tiempo en que se invitó a participar a 100 niños con obesidad y la misma cantidad con peso normal de entre seis y 12 años en la región de los Valles Centrales de Oaxaca, busca comprobar que la microbiota intestinal se puede modificar con factores ambientales como la alimentación y específicamente la mexicana nativa”.
En la actualidad, los niños han dejado de comer productos que consumían hace unas cinco décadas, como los quintoniles, los hongos, la flor de calabaza, las guías de calabaza, el tomate verde de milpa, entre otros, y paulatinamente han ido sustituyéndolos por comida rápida acompañada por una gran cantidad de bebidas edulcoradas como los refrescos.
Apunta que los niños con obesidad tienen cierto grupo de bacterias que no tienen los niños con peso normal, por lo que buscan regular esto en función con la alimentación nativa.
“Con la investigación se realza el consumo de productos nativos en frutas como la guayaba, la papaya y vegetales como quelites, hongos, calabacitas, chayote, flor de calabaza. Nuestra intención es conocer la aceptación que tienen estos patrones enriquecidos con alimentos nativos en los niños”.
La ingeniera en alimentos por la Universidad Tecnológica de la Mixteca añade que el proyecto Cátedras Conacyt —del cual forma parte— se sumó al efectuado por el Centro Médico Nacional Siglo XXI liderado por el doctor Miguel Cruz López, mediante el cual analizan el número de copias del gen de la enzima amilasa en niños con obesidad y peso normal.
Con la medida, se ofrecen opciones a los niños que tienen sobrepeso u obesidad para que aprendan a comer, a través del otorgamiento de una dieta y una vigilancia cada tres semanas en las que se pesa y cambia de dieta de manera personalizada, agrega.
“Uno de los objetivos de la investigación consiste en estudiar cómo influyen en los niños los alimentos nativos en la modificación de la microbiota intestinal y en la expresión de genes inflamatorios y oxidativos”.
Además, se otorgan talleres para que los niños aprendan a construir el Plato del Bien Comer pero con inclusión de productos que se producen en la entidad, así como incentivar la visita a los mercados locales donde se encuentra mayor diversidad de estos alimentos.
Darío apenas tiene siete años y pesa casi 40 kilos, de acuerdo con la tabla de los patrones de crecimiento infantil de la Organización Mundial de la Salud (OMS), debería tener un peso de 21 kilos.
“Antes no hacía nada y solo estaba en casa después de la escuela. Ahora voy al futbol y eso me hace sentir contento porque corro y juego”, asegura.
Pérez Herrera reconoce que uno de los problemas que han provocado el incremento del sobrepeso y la obesidad también es la inseguridad, factor indirecto que influye decididamente en el encierro que viven los niños de la actualidad.
Por si esto fuera poco, el país es uno de los principales consumidores de refresco en el mundo, lo que contribuye a que cada vez en edades más cortas los niños presenten padecimientos como diabetes e hipertensión.
Consecuencias
Aunque en Oaxaca el sobrepeso y obesidad infantil se encuentra por debajo de la media nacional, en los últimos 20 años se ha registrado un incremento en la zona urbana, afirma la responsable estatal del Componente de Nutrición en la Infancia del Programa de Atención a la Salud de la Infancia y Adolescencia de los Servicios de Salud (SSO), Dolores de Asís Mata Robles.
En entrevista, y acompañada de Alfonso Fuentes Meza, personal del Componente de Nutrición, explica que uno de los motivos por los que se registra el fenómeno está en relación con la desnutrición crónica y aguda.
Lo anterior, aunque pudiese parecer paradójico, está estrechamente relacionado porque los niños de las comunidades que anteriormente padecían desnutrición, ingieren alimentos altamente calóricos.
Fuentes Meza sostiene que el sobrepeso y la obesidad tienen como causa el sedentarismo, “los niños deben realizar entre 45 minutos y una hora diaria de actividad, pero ahora cada vez menos llevan a cabo juegos”.
La responsable estatal del componente de Nutrición en la Infancia del Programa de Atención a la Salud de la Infancia y Adolescencia.
Además, los expertos indican que la prevención para disminuir los riesgos de ambos padecimientos se encuentra desde la alimentación adecuada de la madre durante el embarazo y la lactancia; lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida y su prolongación hasta el primer año de edad, no alimentar a niños con fórmulas infantiles puesto que contribuye al sobrepeso, así como la introducción de la alimentación a los seis meses de vida y no premiar a los niños con alimentos no nutritivos.
Entre los problemas que conllevan el sobrepeso y la obesidad (además de la diabetes e hipertensión), identifican las dificultades para respirar, afectaciones ortopédicas, artrosis de rodilla, columna y cadera.
“Los seres humanos para estar sanos requerimos de una alimentación correcta, hidratación y actividad física adecuada”, resalta Mata Robles.
La científica cátedra Conacyt considera reversible en la edad infantil los hábitos alimenticios que dañan el organismo y el regreso a las raíces alimenticias que podría mejorar no solo el peso de los infantes, sino su autoestima y la economía familiar. “Nos gustaría comprobar que la dieta nativa mexicana podría demostrar una eficacia equiparable a la mediterránea en la influencia benéfica que pueda tener en los niños en la modificación de microbiota intestinal y en expresión de genes inflamatorios y oxidativos”, concluye.