Libros de ayer y hoy
La última docena de años, ya sea por razones externas o internas, “por angas o mangas”, el crecimiento económico se mantuvo estático, en el mejor de los casos, si no es que hubo sensibles retrocesos en distintos sectores o rubros de la Economía. Por más maquillaje que se ponga a las cifras, la realidad es que a nivel regional o mundial muchos países menos desarrollados o con un potencial más limitado que el nuestro, registraron estadísticas más positivas que las alcanzadas por los mexicanos.
No pueden negarse las difíciles condiciones del mundo en la última década, como tampoco puede despreciarse que muchos países de Asia o de Latinoamérica avanzaron con mejor ritmo que México. Esta circunstancia es, precisamente, la que el presidente electo, Enrique Peña Nieto, ha registrado durante su viaje por varios países de América Latina, en especial Brasil y Chile, en donde ha advertido que educación, crecimiento económico y combate a la pobreza deben ser los ejes o cimientos estructurales del gobierno en el sexenio entrante.
Solo un ciego o necio podría negar la certeza de ese camino que transita, por supuesto, por la seguridad y la gobernabilidad.
De visita en Chile, el presidente electo enumeró ante empresarios regionales los retos y desafíos de su gobierno, en el que sus prioridades serán mejorar la educación, incrementar el crecimiento económico y reducir la pobreza, objetivos en los que aplicará una política social “de nueva generación”, con programas participativos. México ha tenido en los últimos años bajo crecimiento económico respecto a otros países de América Latina y la expansión monetaria es el motor social que permitirá una distribución del ingreso más equitativa, con mayores empleos y mejor remunerados. Otro de los retos será garantizar la seguridad interior, con un “ajuste de la estrategia”.
Entre las prioridades esta la actualización y adecuación de Pemex, empresa que, sin privatizarse, permitirá la participación particular, tomando en cuenta la experiencia brasileña. También anunció el impulso de la banca, con énfasis en la llamada de desarrollo, así como en la ampliación de la infraestructura en alianzas público-privadas, todo ello con atención especial a la cobertura de la seguridad social.
Casi cualquier gobierno, por improvisado que sea, sabe que educación, salud, ampliación de infraestructura y crecimiento económico, son la clave para rendir buenas cuentas y ubicarse entre los patriotas de la historia. Si exige tener, desde ahora, perfectamente claro el orden de las prioridades y no intentar, imbuido por la ceguera, la soberbia o la sinrazón, inventar el hilo negro.
Concluye Peña Nieto su primer recorrido de muchos por países de América Latina. Sabe que la recuperación del respeto y prestigio internacional pasa por el liderazgo o la destacada participación regional, más que por la entrega o sumisión a las grandes potencias o a las poderosas empresas transnacionales.
El equipo cercano del presidente electo sabe que ya decidió tomar opinión y consejo de quienes tienen amplia experiencia en las distintas especialidades de gobierno y no son suficientes los deslumbrantes grados académicos o las “lealtades” a toda prueba si no están respaldadas por experiencias reales, comprobables, medibles. La sabiduría se construye con dos ingredientes difíciles de encontrar: conocimientos y experiencia. Ya ha visto que quienes se encierran o escudan en murallas de incondicionales y lambiscones, no solo quedan aislados –que no protegidos– sino que dejan de ver a distancia, en perspectiva, que es lo único que no debe perderse, no nada más en el gobierno, en la vida.
QMex/am