
Ráfaga
Impreparación, falta de vocación, de servicio y una laxa moral o ética en muchos funcionarios se añade a esa miopía. El resultado es que los problemas van creciendo más rápido que la capacidad para resolverlos. Los ejemplos sobran y basta sólo señalar a la salud, la educación y la falta de infraestructura suficiente en el país.
Por eso cuando alguien habla con sentido común y realismo, tan ajeno a la política, sorprende. En el marco de la XVIII Reunión Plenaria del Círculo de Montevideo, el empresario Carlos Slim Helú, dijo: “No hay posibilidad de una crisis política en el país tras la elección del pasado primero de julio. Son las instituciones las que resolverán las diferencias y quejas de quienes están inconformes”.
Y explicó que la complicada situación económica que se vive a nivel mundial, es consecuencia de los excesos que cometieron algunos gobiernos y las soluciones que se han dado a la crisis hasta el momento, sólo han sido paliativas.
En México hay instituciones sólidas que, al final del día, son las que acaban resolviendo las diferencias que pueda haber de las quejas de los partidos en general.
Seguirán las inversiones de mis empresas, sin distinción del partido que llegue a los distintos niveles de gobierno. Las inversiones en el país no se realizan con base en la temporalidad de los gobiernos, ya que son de largo plazo, dejó patente el hombre de negocios.
El planteamiento, absolutamente empresarial, coincide con lo que es el Estado y el auténtico país, más allá de considerarse como un botín electoral, con metas inmediatas y cortoplacistas. El gobierno debiera funcionar en bien de la nación y menos en beneficio de la clase gobernante o del partido que obtiene el triunfo en las elecciones.
Es sabido que el empresario más rico del mundo ha hecho importantes desarrollos en la ciudad de México, pero, independientemente de los gobernantes –ha dicho—“seguiremos invirtiendo cualquiera que sea el partido que esté gobernando las entidades donde estamos haciéndolo”.
La crisis global, puntualizó, principalmente en Europa, ocurrió porque ha habido gobiernos que tuvieron grandes gastos y que han tenido grandes gastos, grandes déficits, que han subido su deuda y que ahora han entrado en una etapa de ajustarse a las reglas que habían establecido en Europa. Esos excesos de gastos, excesos de déficits públicos es porque muchos gobiernos gastaban por encima de lo que recibían y tenían déficits de 8, 10%, y cuando la regla era no pasarse más del 3%, y al tener más gasto que el ingreso que reciben, tienen que hacerlo endeudándose y entonces empieza a crecer la deuda, de manera que llega a ser excesiva, y el déficit entonces tiene que llegar a hacer ajustes como los que están haciendo ahora que están provocando una situación difícil económica por los excesos.
Esta crisis es una oportunidad también para hacer los cambios estructurales que requiere esta nueva civilización. Desde el 2000, sólo se han aplicado medidas paliativas, lo que provoca que la crisis sólo se difiera y se haga más aguda.
Gastar menos de lo que ingresa, nunca más, es la regla de oro de cualquier persona o institución. Si a ello se agrega el principio de la aplicación estricta de la ley y visión de largo plazo, el fortalecimiento institucional se obtiene como consecuencia. Ya si además se mira a lo lejos, hacia el largo plazo, el éxito puede alcanzarse con más facilidad.
No se logra nada y los problemas se agravan si se pierde el sentido común, que de tan sencillo se vuelve un lujo o milagro.
QMex/am