Poder y dinero
Se volvió anécdota clásica de lo grotesco de la política mexicana cuando a una pregunta incómoda, el folclórico Vicente Fox respondió “¿y yo, por qué?”, lo que sorprendió a la clase política primero y a los ciudadanos después.
El gobernante en turno es responsable, en efecto, de que haya armonía, orden y progreso y cuenta con los instrumentos del Gobierno y del Estado (con mayúsculas) para enfrentar todo aquello que atente contra esos mandatos.
Sin embargo hay gobernantes que olvidan o son omisos. Los ejemplos sobran. Hay quienes ven, por ejemplo, lo monotemático del gobierno de Felipe Calderón que pasó los 6 años de su administración hablando de violencia y diciendo que los muertos eran fruto de la delincuencia organizada y el narcotráfico y no de su administración, lo que es, en efecto, un sofisma.
Ahora, en Morelos, Graco Ramírez, dijo que las 11 muertes ocurridas en el fin de semana anterior en la entidad que gobierna, son “ajustes de cuentas entre grupos del crimen organizado”.
“Son ajustes entre grupos esto que ocurrió. No actos de violencia contra ciudadanos. Aunque son ciudadanos. Pero están vinculados a la actividad delictiva, son más ajustes de cuentas”, dijo el mandatario según refiere la publicación electrónica “sinembargo”.
!Gulp!
Seguramente en el inconsciente del gobernador de la izquierda perredista le quedó grabado el comportamiento del anterior mandatario. El ex Presidente Felipe Calderón Hinojosa fue ampliamente criticado durante su mandato por afirmar que las personas muertas (entre 60 mil y 90 mil) en actos violentos eran individuos ligados al crimen organizado. También se refirió a la muerte de civiles como “daños colaterales” y, hasta llegó a afirmar que, “el 90 por ciento de los muertos se debe a ajustes de cuentas entre narcotraficantes”.
El gobernador morelense incluso, pidió a los medios cambiar su “narrativa” para que se hablen de las cosas buenas que suceden en la entidad que él gobierna.
No vaya a ser que, ahora, esté germinando en su cerebro la idea de que los medios tienen la culpa, cuando que su gobierno, como muchos otros, han carecido de una comunicación política capaz de fomentar gobernabilidad, no solo la promoción de la autoimagen.
Comunicación es determinante de la gobernabilidad a nivel municipal, estatal y federal. Morelos, no es la excepción a menos que el espíritu y el discurso calderonista haya encontrado en Morelos su lugar.
QMX/am