
Escenario político/Daniel Adame Osorio
La disyuntiva que exige toda la atención del equipo del presidente Enrique Peña Nieto es definir el camino que debe seguir el PRI en el futuro: recuperar su estatus de partido “del” gobierno o refundarse y alcanzar la categoría de partido político sin más apellido o clasificación.
La dependencia o sometimiento del PRI a las decisiones del Presidente de la República lo llevaron a su anulación y a la pérdida de simpatizantes y afiliados.
Los gobiernos panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón llevaron al Partido Acción Nacional a su auto aniquilamiento por la concitación de los grupos internos y su pretensión frustrada de control total, con la designación de candidatos, dirigentes y representantes a los distintos cargos de elección popular.
Del PRI se dijo en el pasado se convirtió en agencia de colocaciones y empleo y en una vieja maquinaria electoral que nunca pudo convertirse en una especie de conciencia del mandatario en turno. La crisis y el desfonde priista se alcanzó no nada más con la derrota electoral cuando perdió la Presidencia de la República, sino sobre todo, cuando Roberto Madrazo se hizo primero de la dirigencia del partido y luego de la candidatura presidencial y alcanzó el tercer lugar en las elecciones del 2006 cuando Felipe Calderón, con todo el apoyo y financiamiento de un sistema oligárquico ganó el proceso con menos del uno por ciento de diferencia respecto del perredista Andrés Manuel López Obrador.
Ahora el PRI llega al festejo de su aniversario en condiciones totalmente nuevas de los últimos lustros: tiene un presidente que ganó las elecciones con un amplio, cómodo y ventajoso margen, las encuestas le otorgan una alta calificación en sus primeros tres meses de gobierno y, especialmente, por la detención de la maestra Elba Esther Gordillo, quien abandonó al priismo en el momento de mayor descomposición y siendo causa y efecto de lo mismo.
El actual presidente priista César Camacho Quiroz, tiene en sus manos el timón para determinar el rumbo y llevar al partido a la obediencia ciega o a que se convierta en un motor e impulsor de los urgentes, graves y necesarios cambios que exige México en todos los rubros.
No se trata de una conmemoración de rutina, sino de un momento importante para activar contenido y praxis desde la base de la pirámide partidista o mantener el mandato cupular basado en grupos e intereses que terminarían, como ya ocurrió, por desgastarlo y llevarlo a la derrota, a la que no están dispuestos.
Por eso es de la mayor relevancia la composición y las acciones que se instrumenten en las próximas semanas. El impulso de reformas fiscal, hacendaria y energética, especialmente, colocarán al priismo en el centro del escenario político.
De esta forma, el debate sobre la posibilidad de aplicar el IVA a alimentos y medicinas y permitir la entrada de capital privado a Petróleos Mexicanos era inevitable por las circunstancias del país, consideró Cristina Díaz Salazar, expresidenta del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
“Era un tema que ya estaba en el ambiente, que ya se comentaba ante todos los compromisos que se hicieron en la campaña para la Presidencia de la República, ante todos los compromisos nacionales que se firmaron, ante la plataforma electoral”, dijo.
De cara a la XXI Asamblea Nacional del PRI, donde se prevé que se aprueben modificaciones a sus documentos básicos para permitir el debate en estos dos temas, la senadora del tricolor reconoció que estas medidas son necesarias para que el presidente Enrique Peña Nieto pueda cumplir con sus compromisos de campaña.”
Esto no significa, expuso la senadora, que los cambios sean definitivos. Lo único que se hará es dar la posibilidad de que tanto los priistas en el ejecutivo y el legislativo puedan debatir libremente estos y con ello no estén violentando los principios del tricolor.”
“México no puede seguir viviendo las desigualdades que hoy padece ni las asimetrías de una sociedad que genera odios y rencores sociales.” Con un tejido social roto, que está herido, lastimado tenemos que empezar la reconstrucción y México tiene que crecer económicamente (.) No podemos ya hacernos ni para adelante ni para atrás, tenemos que ir, ya es el momento, a estas reformas, que han sido una demanda por más de una década”, insistió.
La tentación de control de algunos de los cercanos del presidente deberá sopesarse ante el verdadero escenario político en donde el análisis de los indicadores socio-económico-culturales indican que el trabajo partidista debe ser más creativo que sumiso, más comprometido con la base que con la cúpula.
Esta es la propuesta de Camacho Quiroz, regresar al PRI a los orígenes y a la base y dejar de vivir controlado por los intereses políticos y económicos que lo llevaron, en su momento, a la derrota.
Partido de gobierno o en el gobierno y al servicio del Estado, he ahí el dilema.
QMX/am