Abanico
El equipo cercano y los principales funcionarios del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto saben del valor de la confianza y la credibilidad como elementos para lograr la gobernabilidad.
Por eso preocupa tanto el descuido que se ha tenido en varias instituciones que, supuestamente son fundamentales para dar certeza y confiabilidad al gobierno. Las tres principales son el Banco de México, quizá la única que ha superado este tema; el Instituto Federal Electoral, sumido en una crisis que lleva ya por lo menos un quinquenio, y el Instituto Federal de Acceso a la Información Pública que, cuando se creyó ya consolidado, resulta que tropieza y tiene visos de dificultad para levantarse.
Hay que ir por partes: la crisis que enfrenta ahora el IFE, debido a algunas decisiones tomadas por el Consejo General, no es la primera y, en parte, responde a su propio diseño institucional, dijo el doctor Gustavo López Montiel.
El profesor-investigador del Departamento de Estudios Jurídicos y Sociales del ITESM Ciudad de México, dijo que el diseño institucional del Instituto, para transitar del autoritarismo hacia la democracia, implica ciertas dificultades. “Se trata de una institución con dos partes: la técnica y la política.
Históricamente, las crisis se han producido cuando la parte política incide sobre la parte técnica, como es ahora en el caso de las decisiones de la Unidad de Fiscalización. “Y como los consejeros han sido electos por los partidos políticos, sus decisiones parecen muchas veces ligadas a los intereses de los partidos, lo que genera la suspicacia de la ciudadanía”, opinó el investigador.
En ese sentido, López Montiel consideró “muy recomendable” cambiar el mecanismo por el que se elige a los consejeros, porque en el centro de esas decisiones está la posibilidad de que los partidos políticos controlen o no los procesos democráticos. De hecho, los consejeros establecen alianzas temporales para unos temas que ya no operan en otros.
En todo caso, de acuerdo con el académico del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey, es claro que el IFE enfrenta una “comunicación poco efectiva, pues falta explicarle a los ciudadanos por qué y cómo se toman determinadas decisiones”.
Sin embargo, el problema no es exclusivo del IFE, igual ocurre en otros órganos colegiados como el Instituto Federal de Acceso a la Información o la Comisión Federal de Telecomunicaciones (Cofetel), donde también se han vivido procesos similares. En el mundo, hay dos visiones principales sobre los órganos colegiados: o se establece el origen de los participantes y se asume que defienden tales intereses; o se deja a los organismos como instancias puramente técnicas, para trasladar el debate político a otra esfera.
Hay quienes apuntan ya la urgencia del rediseño urgente de estos organismos que son herramientas indispensables para obtener y consolidar confianza y credibilidad.
Congruencia entre el pensar, decir y actuar, es el gran desafío de toda persona o institución.
QMX/am