Abanico
Frente a la pobreza cualquier otra prioridad palidece, porque un niño, una mujer o un hombre derrotado por el hambre y la impotencia ofenden, constituyen un agravio y un recordatorio para quienes tienen de más.
En este sexenio no se va a acabar la pobreza, “sería irresponsable decirlo”. Lo que se atacará, en una primera fase, es el hambre que sufren 7.4 millones de mexicanos, sostuvo Ernesto Nemer Álvarez, subsecretario de Desarrollo Social y Humano de la Secretaría de Desarrollo Social.
Esa cifra, oficial de las estadísticas de Coneval, pone de manifiesto que México representa cerca del 13% de las personas con hambre en América Latina y el Caribe. El Director General de la FAO, Graziano da Silva, recientemente felicitó y ofreció todo su apoyo al presidente Enrique Peña Nieto por haber lanzado la Cruzada Nacional contra el Hambre en México, señalando que éstas son las iniciativas que se quisieran ver en todos los países que enfrentan problemas de hambre y pobreza.
LA FAO considera que la Cruzada permitirá posicionar el tema de Seguridad Alimentaria al frente de las prioridades políticas de México y podrá servir como ejemplo para abatir el hambre en el resto de América Latina.
Empero, Nemer, desde la plataforma del desarrollo social explicó que la diferencia de la Cruzada Nacional contra el Hambre respecto de programas de otros sexenios, es que ahora hay una estrategia, una focalización y una evaluación, además de que no será un proyecto asistencialista, sino que tiene un enfoque de “desarrollo de capacidades”. De esta manera, con la Cruzada se priorizaron 400 municipios que tienen pobreza extrema y carencia alimentaria. De la intersección entre los 28 millones de personas en carencia alimentaria y los 11.7 millones en pobreza extrema, se encontró que 7.4 millones son los que están en esas dos condiciones, “son los más pobres de los pobres”.
Descartó que haya discriminación por el hecho de que quedaron fuera de la cruzada 4.3 millones de personas en extrema pobreza, de acuerdo con las cifras del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Según la propuesta del gobierno peñanietista, la política social, estará en marcha durante los seis años del gobierno, con –en una primera etapa– un criterio de selección, con la meta de cubrir 2 mil 457 municipios durante el resto de la administración. Es este un principio para resolver el problema: el reconocimiento de los alcances sin caer en la irresponsabilidad o el cinismo.
Es por ello destacable que las autoridades encargadas de atender este añejo y lamentable aspecto de la cotidianeidad mexicana, digan que primero atenderán la carencia alimentaria y la pobreza extrema y no soñar con lanzar campanas al vuelo y prometer que abatirán la miseria en este país en seis años.
El presidente Peña Nieto sabe que no es bueno para ningún gobierno que se precie de sensato, el lanzarse a pretender alcanzar metas inalcanzables politizándolas. En sí, ya el hambre y la pobreza, ni siquiera mencionar la extrema, son derroteros difíciles de atender y resolver, no será con decretos, declaraciones ni programas parciales. De ahí la importancia de darle orden y prontitud, no querer abarcar de más y ser objetivo en los propósitos.
Tiempo es lo que se acaba para ver resultados, de inicio, acabar con palabrería y orientarse con paso firme hacia esas personas que viven en la carencia alimentaria y pobreza extrema. Eso es lo prioritario.
QMX/am