DINTEL: La vocación y el orgullo de ser buen sirviente

22 de octubre de 2012
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Abelardo Martín

Se ha vuelto normal, desde que la cultura es alimentada e impuesta por la economía, por la utilidad y el rendimiento (tanto tienes, tanto vales) despreciar el servicio.

No se trata de dar aquí lecciones de moral o de religión, sino de ubicar en su auténtica y justa dimensión la calidad, el valor y la importancia del servicio. Especialmente del que se da con generosidad, desinteresado, simple y llanamente por el gusto de servir.

Quien esto hace recibe el nombre de sirviente, el que sirve, que está por encima (en calidad moral) de quien cumple nada mas porque se le retribuye con dinero.

Valores como la dignidad, el compromiso, el respeto son inherentes a quien es sirviente, quien sabe que su esfuerzo es necesario, valioso para quien lo recibe.

Este tipo de valores predominaron en distintas épocas pero que se han perdido por lo que muchos denominan desvalorización o cambio de paradigmas.

La lideresa del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), Elba Esther Gordillo Morales, aseveró que nunca ha pensado ser Secretaria de Educación “ni sirvienta de nadie”, salvo del gremio que encabeza, en el cual no caben los líderes morales y menos los vitalicios, afirmó.

“Revisemos la relación con los partidos, revisemos la relación con el gobierno y que sepa bien el gobierno, del color que sea, del sitio donde esté, los maestros no nos arrodillamos, a los maestros no nos vencerán; nos comprometemos con México, los maestros estamos con un buen gobierno y apoyaremos porque haya buen gobierno, sin rubores, sin prejuicios”, destacó.

Durante el VI Congreso Nacional del SNTE en el que se renovará la dirigencia magisterial, Gordillo enfatizó que el sindicato no lo construyó solamente ella, sino que es resultado del trabajo de agremiados, muertos y caídos.

La líder del gremio magisterial adelantó que con el próximo presidente, Enrique Peña Nieto, tendrá una relación de respeto. “Desde aquí le decimos al que anda por Europa, que mañana, ya que hoy es electo, mañana será constitucional, que tendrá en este gremio un gremio de respeto, de compromiso, de profundo amor a la patria y de compromiso con él sin rubores para un buen gobierno”, aseveró. La lideresa afirmó que al interior del gremio hay transparencia y que rendirán cuentas, pero pidió que también las entreguen otros, pues esa es la democracia.“Cada maestro y cada trabajador de la educación debe saber adónde van sus cuotas; cuánto es de sus cuotas. Discútanlo, no nos debilita, nos fortalece, pero entre nosotros, que no nos quieran revisar Mexicanos Primero, que rindan cuentas de Bécalos, queremos cuentas de Bécalos”, sostuvo y, calificó de amenazas las iniciativas de ley que se han enviado para transparentar a los sindicatos, con el afán no de encontrar competitividad o productividad, sino para confrontarlos, pero es una trampa, los pueden llevar al debilitamiento. Horas después de la inauguración la líder del SNTE aseguró que no pretendió ofender a nadie por la palabra “sirvienta” que utilizó en su discurso, 100% improvisado. Pidió una disculpa pública, ya que “no era mi intención” ofender ni denostar a los servidores públicos.

Bienvenida la disculpa, porque ni de broma puede ofenderse a quienes por incultura, por falta de información no han caído presa o en las garras del neoliberalismo o de estas formas en las que la dignidad, la disposición y la auténtica actitud de servicio son despreciadas y hasta se ofende a quien lo hace. El civismo enseñaba hace unas cuantas décadas que el primer sirviente de la nación es el Presidente de la República, aunque suene anticlimático o fuera del lenguaje de las utilidades y los rendimientos.

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QMX/am

 

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