Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
El PAN desperdició la oportunidad de gestionar y promover el cambio de usos y costumbres que la gente, los ciudadanos en el 2000 reclaman a gritos. El priismo, con logros evidentes, pero desgastado y corrompido, cansó al electorado y éste se volcó en quien creyó capaz de entenderlo y conducirlo a la superación de vicios, abusos y problemas propios del uso y abuso del poder.
El pueblo cayó en brazos del panismo, cuyo representante, Vicente Fox, fue incapaz de entender, aceptar, interpretar y ejecutar lo que el pueblo quería. Mucho bla, bla, bla y nula acción de fondo. El sistema priista primero y panista después, continuó su deterioro, las brechas sociales se profundizaron y ampliaron, el gobierno se dedicó a la protección y cuidado de los intereses creados, se recrudeció la violencia a partir de una política de seguridad rotundamente equivocada y el pueblo sufrió más.
Menos de 12 años después, el electorado decide regresar a los brazos del PRI, el único partido con antigua y genuina experiencia de gobierno, capaz de administrar y controlar grupos de poder y a una oligarquía incontrolada, ambiciosa, ciega e insaciable. Este es uno de los desafíos que enfrentará Peña Nieto.
Cuenta a su favor que buena parte de los grupos políticos, empresariales, así como de los grupos de presión de distinta índole, saquen de su memoria que con el PRI antiguo “no se juega”, es decir que todos cambien al unísono y vuelvan a un orden de forma gradual, controlada.
Es decir, el miedo no anda en burro y quienes contribuyeron al desorden, el desequilibrio, la ingobernabilidad podrían cambiar y respetar, primero, los acuerdos mas elementales de respeto y después contribuir a que se recuperen dos factores básicos: orden y progreso. Así de simple.
El candidato ganador representa a un partido que, por lo menos, puede aceptar que los abusos del poder se pagan caros y, no solo es deseable sino urgente y necesario, que se recupere el respeto por la ley, el respeto al gobierno que, desafortunadamente, se perdió primero a los priistas y luego a los panistas.
Las palabras convencen, pero el ejemplo arrastra, dice la conseja popular y seguramente el nuevo equipo de gobierno está decidido primero a restablecer el orden de la casa para luego garantizar que su plazo no sea, como le ocurrió al PAN, de tan solo dos sexenios para ser expulsados del gobierno.
Perdieron hace 12 años y luego, más por la ineficacia panista, recuperaron los cuadros priístas el poder para repetir sus errores de vejez y deterioro, o los de incapacidad del panismo.
Es decir, más vale que todos entiendan (entendamos) el mandato del pueblo: el cambio verdadero, de fondo, que no está por llegar…. ya irrumpió.
QMex/am