Jubileo 2025: Llevar esperanza a donde se ha perdido/Felipe de J. Monroy
Uno de los rasgos más incomprensibles e intolerables de todo nuevo funcionario público es el renovar instalaciones y mobiliario de oficina, sea o no necesario, porque es una forma de imprimir el “sello personal”, la huella o que el cambio es efectivo, aunque nada más, después de ese gasto dispendioso, ocurra.
Se ha convertido en un mal hábito no visto en países más maduros, en los que el funcionario público se compromete no a cambiar, sino a conservar y mejorar equipos e instalaciones públicas bajo su temporal, momentánea custodia, porque es bien sabido que los equipos públicos, muebles e inmuebles no pertenecen a quienes son nombrados para cubrir el puesto por un día o varios sexenios.
Por eso sorprende que en la cámara de Diputados, la fracción panista haya dispuesto el cambio de muebles para toda la bancada, asista o no a las sesiones, participe activamente, ya sea en la llamada “burbuja” o fuera de ella, o como muchos de sus antecesores, pasen por el cargo sin pena (no la conocen) y mucho menos gloria.
Sorprende porque México tiene un pueblo aún con muchas y graves necesidades, ante las que un mínimo de conciencia obligaría a evitar cualquier gasto que sirva solo para la autosatisfacción del cambio en las oficinas, remozamiento, con cambio de piso, construcción de baños y estantería de madera nueva, que sustituya lo anterior.
Por supuesto hacerlo no es ilegal, pero si es inconsciente y hasta inmoral, máxime cuando se trata de puestos y de personas que conocen o han vivido las carencias y necesidades del pueblo.
Aunque pase desapercibido frente a los grandes anuncios o denuncias, sorprende la noticia de que se renuevan mobiliario de 114 oficinas de diputados del PAN en San Lázaro, en el plazo de una semana, a propósito de ser transformadas.
Hubiera valido la pena revisar si se requería el drástico cambio, porque según quienes intervinieron en mudanzas y traslado de objetos, muchos estaban todavía en buenas condiciones y su sola reparación o mantenimiento los hubiera actualizado, pero para esas decisiones se requiere otro talante, otra actitud, pues es bien sabido que, como dice el dicho, “en arca abierta, hasta el justo peca” y los diputados panistas están hoy de plácemes estrenando muebles, aunque todavía no puedan lucir sus resultados de trabajo, o sea que ni siquiera hayan desquitado el gasto.
Pero ni modo, los funcionarios mexicanos adoptan solo usos y costumbres, sean del partido que sean.
De acuerdo a los datos obtenidos, el cambio se financia con el presupuesto de la Cámara baja y de las asignaciones que recibe la fracción de los diputados de Acción Nacional. En ambos casos, el gasto tiene que ser transparente, o sea público, sin ningún tipo de rubor.
Esta es una de las partes oscuras de las asignaciones que pueden destinarse a gastos superfluos o innecesarios, sin que haya control o regulación ninguna. De esta forma, entre julio y agosto pasados, hubo obras de remodelación de oficinas, en las áreas del PRI y PRD. Los legisladores priistas requirieron nuevos pisos blancos iguales a paredes y plafones.
Los perredistas modificaron las oficinas principales, abrieron un espacio como gran sala de estancia o recepción. En esta ocasión, sólo el PAN aprovechó el receso legislativo de enero para estrenar muebles.
Hay quienes recuerdan que el 6 de septiembre de 2001, la prensa nacional dio cuenta de la construcción de un centro de ”remanso, relajación y recreo” con jacuzzi, gimnasio y sala de descanso en el Palacio Legislativo de San Lázaro, con valor de 5 millones de pesos, para atender a los entonces 207 diputados del PAN.
Esto, no se pudo ocultar y en la tribuna de la cámara de Diputados el escándalo se produjo cuando José Manuel del Río, del Partido Convergencia por la Democracia, denunció: ”¡Debemos evitar a toda costa que próximamente se vaya a instalar aquí un diputable!”
Y, otros más viejos recuerdan que en 1998 y de acuerdo con un informe confidencial ordenado por la Comisión de Régimen Interno y Concertación Política (CRICP), se informó de la utilización de edecanes de la Cámara “en favores de tipo sexual”, entre diputados de las 56 y 57 legislaturas. Ante la polémica creada en la Cámara de Diputados por la acusación de lenocinio que un grupo de ex edecanes presentó en contra de quien fue su coordinadora, Rebeca Montes de Oca -dijeron que su ex jefa prácticamente las regenteaba-, los coordinadores parlamentarios acordaron abrir las puertas de San Lázaro para que la Procuraduría de Justicia del Distrito Federal realizara las investigaciones pertinentes.
Necesidades del servicio público, dirán algunos que justifiquen los excesos. Hoy tampoco pueden tolerarse, aunque vayan con el sello de “el cambio”.
abelardo.martin@quadratinmexico
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DINTEL: Los gastos onerosos e inútiles – Al Momento Noticias.