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Escenario político
Varios miles de trabajadores de la compañía aérea, otrora orgullo de México, tuvieron la esperanza de que las autoridades cumplirían con su tarea y, además de deslindar culpas y responsabilidades, los culpables del desastre operativo y financiero que llevó a quiebra a Mexicana, pagaran sus errores, abusos o irresponsabilidades. Eso, por supuesto, fue un sueño opiáceo porque a los grupos empresariales que la manosearon y saquearon no se les tocó ni con el pétalo de una rosa, siguen gozando, seguramente, del manto protector gubernamental que los cubre.
A los miles de trabajadores se les trajo a la vuelta y vuelta hasta lograr que quienes son aptos para tripular aviones, se hayan convertido en taxistas, meseros o tianguistas.
El mercado que construyó Mexicana se traspasó gratis a las empresas competidoras de reciente creación, para facilitar el negocio de sus promotores, financieros e impulsores.
Desde cualquier lado que se mire el caso de Mexicana de Aviación es una vergüenza nacional. No tiene un solo aspecto o arista positivo, salvo el aguante de trabajadores y usuarios a quienes se les encareció el servicio de transporte aéreo.
La destitución del juez federal Felipe Consuelo Soto, quien llevó el caso de Mexicana es una mancha más al tigre. Su remoción se debe a las quejas por supuestas irregularidades y actitudes parciales en el concurso mercantil.
Ni venta ni quiebra han podido declararse, sino un lento, doloroso y dramático proceso de aniquilación, mucho más costoso que el fusilamiento.
La agonía de Mexicana ha sido tan larga, tan penosa que ocurre como con los enfermos terminales que no solo ellos, sino también familiares, amigos y conocidos dan gracias cuando, finalmente, el enfermo expira.
Con Mexicana empieza ya a ocurrir algo similar. El último aliento de vida que reavivó la esperanza fue hace unos cuantos días cuando el presidente Calderón aseguró que la aerolínea recuperaría el vuelo antes de concluir su gobierno, dentro de poco más de tres meses.
Se hace cargo ahora la juez Edith Alarcón Meixueiro, desde donde hace 2 años, se dirime el destino de la empresa y las miles de familias que trabajaron en y por ella. Ahora, también está en riesgo el administrador y conciliador, José Gerardo Badín, cuya destitución ya fue planteada. No se vislumbra, pues, solución a corto plazo y no será porque el presidente Calderón no lo haya ofrecido, por él no quedó aunque haya quienes lo ubican como quien decidió, mucho tiempo ha, que el mercado beneficiara a otras empresas protegidas.
Sin embargo, el paciente se agrava y sería más sano ya, quizá, pensar que un nuevo negocio se abrirá para quienes puedan adquirir a remate los pocos bienes que sobrevivan a todos los males que aquejan a los mexicanos y que se centran en dos: corrupción e impunidad.
Mexicana tenia que ser, ¡en el nombre le fue marcado su destino!
QMEX/amm/mgd