
Morena y su fraude monumental
Un buen augurio adicional es que el encuentro se realizará a horas de que al mexiquense le sea entregada la banda presidencial
Aunque con insistencia se señala la omisión de los asuntos de América Latina en el proceso electoral estadounidense, el gobierno de Barak Obama tiene muy presente el valor estratégico y económico que la región tiene para la división geopolítica mundial.
El contexto en que se realizará, en 20 días, el encuentro entre los presidentes Barak Obama y Enrique Peña Nieto esta cargado de símbolos y mensajes que pudieran augurar mejores tiempos para la relación bilateral y regional.
Para nadie es secreto que los vecinos ven con muy buenos ojos la alternancia. Las versiones respecto a esta recomendación al presidente Carlos Salinas, antes de la suscripción del Tratado de Libre Comercio México-Estados Unidos-Canadá, nunca han sido desmentidas, al contrario, se confirmaron cuando el presidente Ernesto Zedillo entregó la banda presidencial al panista Vicente Fox, quien desperdició también el respaldo estadunidense del que gozó hasta que decepcionó a su colega George Bush y a William Clinton.
Obama hoy reconoce la legitimidad y legalidad de la presidencia de Peña Nieto, carencia que siempre nubló la inteligencia del presidente Calderón, quien convirtió la mínima ventaja de su triunfo, en el “talón de Aquiles” de su gobierno.
El presidente Peña, para la óptica washingtoniana confirma el valor de la alternancia en el gobierno. Más aún, recupera una interlocución de liderazgo respecto a América Latina, pues Colombia, Brasil o Chile ya llegaron a su máximo y se vislumbra su irremediable declive en el concierto internacional.
También hay otros elementos, pasados por alto, aparentemente, pero están muy presentes en la estadística: el voto latino que contribuyó a ampliar la ventaja de Obama sobre Romney. Desde hace mucho, los votantes latinos han sido considerados como un grupo demográfico clave y se presentaron en grandes números para votar el martes último. En Las Vegas, los votantes latinos representaron un gran resultado para la votación anticipada: En la pequeña, pero bulliciosa sede de “Mi Familia Vota en Nevada”, una organización no partidista con oficinas a la sombra del Strip de Las Vegas, el director estatal, Leo Murrieta, aseguró que fue testigo de datos que reflejan meses de esfuerzo.
El registro de votantes latinos aumentó más de 18,067 hasta llegar a 120,547 en el condado de Clark, donde Las Vegas se encuentra, desde la elección presidencial del 2008. También, los números de la votación temprana se incrementaron en el condado de Clark por 11,894. En general, los votantes inclinaron fuertemente por los demócratas, con 65% quienes se identificaron de esa manera frente a 16.5% que se inscribieron como republicanos y casi 18% registrado como no partidista. “Éste es el año en que estamos poniendo atención. Éste es el año en que estamos listos para participar”, manifestó Murrieta. Los votantes latinos en Maryland mostraron su apoyo a la Dream Act del estado. Robert Barnes escribió: En los suburbios de Washington en Maryland, los votantes latinos salieron con fuerza para apoyar la Dream Act del estado, que podría calificar a los inmigrantes ilegales en el estado para pagar colegiaturas universitarias de residente. “Dios nos da esta libertad de contribuir al cambio”, expuso Francisco Javier Mercado, de 42 años, un inmigrante salvadoreño que votó por primera vez. Las encuestas de salida en Florida mostraron un número mayor de votantes hispanos que en el 2008, según Rachel Weiner: Los hispanos representan 17%. En el 2008 fueron 15 por ciento. Entre los hispanos, el presidente Obama tuvo una ventaja de 60 contra 39 por ciento. El número de votantes latinos se ha incrementado en los últimos años, de acuerdo con Valerie Martínez-Ebers, quien desacreditó el mito de que los latinos no votan.
Votan y cada vez más. Según la Oficina de Censos, el voto latino aumentó de menos de 4 millones en 1988 a 9.7 millones en el 2008, cifra que aumento 26% con respecto al 2008.
Estos datos apoyan también el encuentro de Peña y Obama aunque lo que más los une es el hecho de que arrancan el gobierno prácticamente al mismo tiempo. El primero con la etiqueta de la alternancia y el segundo con el de la reelección.
Todo esto anticipa una mejor etapa en las complicadas relaciones entre los dos países. Pero también para América Latina en donde México quiere recuperar su liderazgo.
QMX/am