Libros de ayer y hoy
Hay quienes están convencidos que al Ejército Mexicano y a la Marina Armada de México el mejor homenaje es dejarlos en paz, quitarles reflectores y esa serie de reconocimientos tan vacíos como inoportunos ante la magnitud de las afrentas, ofensas y agresiones que han recibido en los últimos años.
La peor, sin duda, es que durante los seis años del gobierno calderonista se les haya dado el trato y el lugar de “cuicos” o, también, de “escoltas” o “guaruras” del jefe del Ejecutivo. Se les utilizó mediáticamente para crear la percepción de un gobierno no solo legal, sino también legítimo y fuerte, lo que nunca logró el presidente Calderón.
En su gobierno se asestaron varios rudos y duros golpes a la confiabilidad y credibilidad de las Fuerzas Armadas. No menos que sacar a sus miembros a las calles para la función de policías fue la acusación contra jefes militares entre los que fue víctima el reputado general de división Tomás Ángeles Dauahare, quien fue liberado después de un ofensivo “proceso judicial” en el que el “usted disculpe” es aún más agraviante.
Sin embargo, el divisionario fiel a la institucionalidad pero seguramente con cicatrices personales, familiares y profesionales imborrables, dijo que sí confía en la justicia del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto, al insistir en que las acusaciones en su contra fueron “dolosas y falsas”.
Después de salir de su injusto encierro en el penal del Altiplano, el general en retiro narró que los internos de la cárcel tienen esperanza en esta administración. “Hay una expectativa muy grande, mucha fe en la administración del presidente Enrique Peña Nieto, una cosa increíble (…) cuando se dio este veredicto (de que Peña sería presidente) los aplausos que hubo de júbilo, la verdad (fueron) sorprendente. Hay mucha esperanza de que se les haga justicia (a los internos)”, indicó.
El militar informó que aún no decide presentar un recurso legal contra el gobierno, pero aclaró que no tenía la intención de afectar a la actual administración federal. “Lo tengo que consensuar, tengo que consultarlo con personas que saben de esto, y sobre todo considerando que es una nueva administración; no quiero lesionar para nada a esta administración que ha cumplido su palabra de apegarse estrictamente al estado de derecho”, enfatizó. El Juzgado Tercero de Distrito decretó la absoluta libertad del militar, al declarar formalmente cancelada o sobreseída la causa penal iniciada en su contra. Ángeles Dauahare fue acusado por la Procuraduría General de la República de Felipe Calderón de presuntos nexos con el narcotráfico, aunque siempre se presumió en corrillos políticos y militares que su persecución se originaba en asestar un golpe electoral contra el entonces candidato priista Enrique Peña Nieto, planeado no solamente por el PAN sino por el equipo presidencial calderonista.
Ángeles Dauahare era candidateado para ocupar el cargo de secretario de la Defensa Nacional.
El general Ángeles salió de prisión luego de que la PGR confirmó ante las autoridades judiciales que no existen pruebas en su contra, por las acusaciones de nexos con el crimen organizado.
Las fuerzas armadas mexicanas han sufrido o enfrentado una consistente campaña cuyo resultado es desgaste y disminución o pérdida de prestigio por la ingenuidad de que “su presencia” en las calles es garantía de resultados en la lucha contra la delincuencia organizada y el narcotráfico. El efecto efectivo y eficaz ha sido al contrario, de miedo a la población en general, de considerar al Ejército más como policía que como símbolo de institución garante de valores superiores como la Patria, la soberanía, la gobernabilidad y la libertad.
Ya son cada vez más los jefes militares que desean que sus miembros regresen a sus cuarteles y, en coordinación con las policías federales, estatales y municipales volver efectiva la campaña contra el delito y la impunidad. Menos reflectores, más acción aunque no se vuelvan famosos como si fueran actores de cine y televisión.
QMX/am