DINTEL: Para renacer, primero se debe morir

El ciclo de la vida visto en perspectiva consiste en un continuo y eterno nacer y morir. Para sustituir lo viajado, lo gastado y lo utilizado, se muere para dar lugar a la nueva vida.

En la religión, el rito de la muerte y el nacimiento se vive con toda su simbología en la llamada Semana Santa, en la que se repite en todos los templos y en toda la iglesia la historia de la muerte de Jesús de Nazaret, para que nazca el símbolo de la cruz y el renacimiento de la vida sobre el pecado, sobre el mal.

Este acontecimiento puede llevarse al deseo del Partido Revolucionario Institucional de convertirse en un nuevo organismo con vida plena, renovada que sustituya todo aquello viejo, deleznable, desgastado y muerto.

El presidente nacional de este instituto político, César Camacho Quiróz, anunció que el priismo tiene un reto formidable para estar a la altura de los tiempos, transformándose para seguir siendo el partido de las reformas.

Explicó que ningún triunfo electoral es resultado de la casualidad, sino del trabajo partidario, de las estrategias y del acercamiento y respuesta de las demandas sociales, de escuchar y dialogar con la ciudadanía. “El PRI tiene en este siglo XXI un reto formidable para estar a la altura de los tiempos, transformándose para seguir siendo el partido de las demandas sociales, la voz del pueblo y de las reformas, porque el que no avanza, retrocede”.

Este año, el PRI acude a 14 elecciones locales en alianza con diferentes partidos políticos, sin prejuicios y, convencido de que obtendrá el triunfo en todas, incluyendo la gubernatura de Baja California, perdida por el priísmo hace 24 años.

Camacho Quiroz informó que, para el próximo episodio electoral, el PRI irá por todas las posiciones en juego y, auguró un capítulo luminoso para la vida política del priismo campechano. Por eso “nos encantó ser testigos de la transformación del PRI de Campeche, con la renovación de su dirigencia”.

Para los tiempos del futuro el PRI tendrá que deshacerse de los vicios, las corruptelas, los estilos del pasado en una suerte de evolución y no solamente en el discurso y la propaganda.

No le vaya a ocurrir aquella anécdota del borracho que promete cambiar y apenas pasados unos cuantos días de buena conducta y mejores propósitos se tropieza con el tequila y vuelve a las andadas. Cuando llega a su casa y es increpado y regañado por su esposa, cínicamente le responde: “Vieja, es que también a este nuevo hombre, le encanta el alcohol y la parranda”.

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